Wabi Sabi ⸙.ં ❝ jιĸooĸ ❞ ‧₊˚ .

Capítulo 3

Jimin se acercó a paso lento pero firme a Jeongguk. Se notaba a kilómetros que el menor era muy tímido, y según le había contado Namjoon también desconfiado de las personas, lo cual tenía mucho sentido por el hecho de que la sociedad nunca lo aceptó, por lo cual no sabía muy bien cómo comenzar una conversación con él.

Jeongguk estaba sentado en un puff en la esquina de la habitación y no había ningún otro asiento cerca, así que Jimin tendría que sentarse en el piso o algo por el estilo. No quería quedarse parado al frente del menor ya que se había dado cuenta que este le evitaba la mirada y mientras más dócil fuera con él mejor sería, no quería causarle una mala impresión al pequeño.

Una vez estuvo frente al pelinegro se agachó hasta quedar a la altura del menor y luego de darle una sonrisa habló ㅡHola pequeño, me llamo Jimin.

Jeongguk solo pudo sonrojarse e intentar devolverle la sonrisa al mayor. Estaba nervioso y se notaba y eso solo ablandó más el corazón de Jimin, quien estaba muriendo por la ternura que emanaba JeonggukㅡJ-jeongguk...ㅡ fue lo único que pudo decir el menor, fallando en el intento de no tartamudear, pero no podían culparlo, él nunca había pasado por algo así.

Jeongguk creía que estaba soñando. Pero si así era no quería que nadie lo despierte porque alguien, no cualquier persona si no nadie más ni menos que el que había catalogado como su crush imposible, se había acercado a hablarle ¡Y no fue para insultarlo! Jeongguk se sentía en el paraíso.

ㅡJeongguk... Lindo nombre, ¿Me dejarías sentarme al lado tuyo Jeonggukie?ㅡ Dijo Jimin con una sonrisa que llegó a sus ojos y Jeongguk quedó completamente encantado con el eyesmile del mayor. Sonrió por eso y asintió con su cabeza, se recorrió un poco para darle espacio al rubio a su lado, quien se sentó ahí sin dudarlo dos veces mientras el sonrojo de Jeongguk sólo incrementaba. Jimin decidió que le encantaba hacerlo sonrojar, así se notaban más esas pequeñas escamas negras que tenía en sus mejillas, tan pequeñas y dispersas que al principio creyó que eran pecas.

Jeongguk decidió que debería aprovechar esta oportunidad que la vida le estaba dando. Si seguía sin responderle sin tartamudear o por lo menos responder más de una palabra seguro el mayor se aburriría y se iría, así que juntando todo su valor se animó a hablar ㅡ A us-sted l-le gus-sta leer h-hyung?ㅡ Preguntó mientras levantaba un poco el libro que seguía en sus manos. Bajó la mirada avergonzado ya que no pudo evitar el leve tartamudeo o el seseo al hablar, se golpeó mentalmente creyendo que había arruinado todo. Sí, tenía la autoestima tan baja que se sentía mal por cualquiera de sus acciones, y se echaba la culpa por todo lo malo que le pasaba.

ㅡSí, de echo me encanta. En casa tengo estantes repletos de libros y me encanta comprar alguno nuevo de vez en cuandoㅡ Jeongguk salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz del mayor, este le contestaba la pregunta con entusiasmo y alegría ¿eso significa que Jeongguk no lo había arruinado, verdad?

Conversaron unos minutos más sobre distintas cosas, Jimin le preguntó al menor qué le gustaba y él le comentó un poco de sus gustos también, bromearon un poco y el menor se sentía feliz. Nunca había hablado tan bien con nadie, ni siquiera con Jackson, quien lo molestaba por su gusto por la lectura o porque no jugaba mucho como otros híbridos. Podrían haber seguido conversando mucho tiempo más de no haber sido por Namjoon quien llamó la atención de Jimin con una sonrisa dibujada en el rostro.

Namjoon los guió a otra sala bajo la mirada atenta de los demás híbridos, podría decirse que Jeongguk no era el único que había quedado impresionado porque alguien quiso adoptarlo.

La sala en donde entraron no era tan grande como la anterior, esta tenía un mostrador y una pared llena de collares para híbridos de diferentes materiales y precios. Los más simples y económicos eran de tela común pero eran muy poco resistentes, y los más caros eran los de cuero, siendo estos los mejores y más duraderos. Luego estaban los detalles, algunos eran comunes y otros tenían la placa y la cerradura del collar de oro u plata y tenían piedras incrustadas.