Me llamo Vanessa, una chica de 16 años, que tuvo que soportar el abandono de su familia cuando su madre estaba embarazada, vivo en España, en una ciudad llamada Granada. No voy a mentirles, no soy la chica mas popular de mi colegio, de hecho se podría decir que no tengo nada mas que la amistad de mi mejor amiga Alice.
Eran aproximadamente las 2:00am y aun estaba pegada a mi celular, estaba conversando con Alice, quien se había quedado sola porque sus padres estaban de viaje, y en vacaciones no teníamos mucho que hacer.
-te extraño mucho- dijo Alice al otro lado de la linea, quien al parecer iba a caer dormida dejándome hablando sola.
En ello escuche un ruido, creí que era mamá que había llegado de su fiesta, por lo que no tome mucha atención, hasta que escuche el timbre ¿quien podría ser a esta hora?
- ¿Vanessa? - al oír la voz de Alice me di cuenta de que me había tardado demasiado en responder, se escuchaba cansada y algo molesta.
- Perdón, ¿te parece si hablamos mañana? - pude decir, y luego de que mi amiga colgara me dirigí al pasillo para ver que sucedía, porque al parecer seguían timbrando.
Me fui por el pasillo, el cual era bastante grande, mamá logro salir adelante por su propia cuenta, siendo como consiguió que viviéramos en una casa de dos pisos, el pasillo era grande y oscuro, odiaba la oscuridad, pero de todas maneras sabía controlarlo, encendí las luces y baje las escaleras rápidamente, mire por la ventana quien era el que ahora estaba golpeando la puerta, como queriendo tirarla al suelo, tenia capucha así que no pude verlo. Me basté a asegurar la puerta, ya que no estaba segura de quien era.
- ¡ABRE! - Gritaba la voz masculina al otro lado de la puerta, estaba muy asustada hasta que oí que para mi sorpresa la puerta se abrió.
Salí corriendo pero me tomaron del brazo, gritaba y me retorcía para liberarme de su agarre pero fue inútil, se quito la capucha y pude ver ese rostro que había querido desde que tenía memoria.
Mi mejor amigo Alex.
Alex se había mudado a otro país cuando teníamos 10 años, realmente no entendía porque estaba aquí y no se porque lo había olvidado por completo.
No sé cuanto tiempo nos quedamos mirándonos a los ojos, sin cruzar palabra alguna, pero al verlo no sentí mas que angustia, su rostro estaba pálido, sus ojos demostraban profunda tristeza y ni hablar de la herida en su cabeza de la cual aún salía sangre.
- N-necesito t-tu ayuda- dijo temblando y llorando, se dejo caer al suelo mientras que yo lo abrazaba y acariciaba su cabello para tranquilizarlo.
- ¿Qué te sucedió? ¿qué haces aquí?- dije sorprendida y muy asustada.
Alex abrió los ojos de golpe y se levanto en un segundo apartándome de él, note que estaba muy asustado y cerró la casa de un portazo, algo muy malo estaba sucediendo.
- Tranquilízate por favor, no puedes decirme así de alterado - trataba de sonar segura, como un apoyo para él, quien tardo varios minutos en responder.
- ¿Recuerdas cuando teníamos 10 años?- dijo, yo en cambio lo mire extrañada.
- Si, ¿qué sucede?- sus ojos no miraban a ninguna dirección, y su rostro pasó de asustado a neutro.
- ¡PERDÍ! ¡PERDÍ! - lo repetía una y otra vez, ahora estaba golpeándose la cabeza contra sus puños, creí que había enloquecido.
- No te entiendo, ¿de qué hablas?- podía notar como su herida se volvía a abrir, lo tome de las manos y al terminar de tranquilizarlo, curé su herida con un botiquín que guardábamos en el baño.
Lo llevé a la sala principal donde nos sentamos, le rogaba una y otra vez que me dijera lo que sucedía, pero el solo seguía gritando que había perdido, ¿a qué se refería? y ¿qué tenia que ver cuando teníamos 10 años?, luego de unos minutos paró de gritar, me tomó del brazo y se paseo por la casa buscando algo.
- ¿Qué buscas? - dije cuando mi curiosidad ya no daba más, no hubo respuesta solo... Seguía buscando.
Paró de buscar cuando entramos en mi habitación, tomando la biblia que tenía en una mesa junto a mi cama. - toma esto - me dijo despreocupándose un poco, yo realmente no entendía nada de lo que sucedía.
- Alex dime que sucede o voy a... - éste me tapo la boca con las manos.
- Shh, ¿recuerdas los "juegos"? - en ese instante me quede quieta, sabía a lo que se refería, y creí que eso ya lo habíamos dejado atrás, los recuerdos vinieron a mi en cuanto lo mencionó.
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Gritos en silencio
Horrorla vida de Vanessa era algo extraña, pero a pesar de todos los obstáculos que tuvo que pasar con su familia pudo seguir adelante,y por algún extraño motivo olvido un error que cometió a sus 10 años de edad, creyendo que las cosas se habían arreglado...