Una sensación de abrir la puerta de “salida” recorrió mi cuerpo, era como si me sintiera atraída sin razón alguna y aún sabiendo que era una trampa.
Una mano tomó mi hombro, sacandome de mis pensamientos.
Fue entonces cuando volví a la realidad... A la verdadera realidad.
No abrí los ojos, solo escuchaba los sonidos a mi alrededor, personas se oían pasar apresuradamente cerca de donde me encontraba y un pitido desesperante hiba a agotar mi paciencia. Decidí abrir los ojos, un dolor punzante incomodaba mi mano y al mirar a esta me di cuenta de que estaba conectada a el aparato que hace unos segundos había querido destrozar.
–¡ha despertado doctor!– ¿doctor? Su voz se escuchaba lejana, no entendia que sucedía exactamente.
Cuando recuperé mi conciencia y pude pensar con claridad, un hombre con bata blanca y un estetoscopio en el cuello se acerco a mi, bien. Ese era mi doctor.
–buenos días señorita– hizo una pausa buscando en los papeles que tenia en sus manos– ¿Font?– asenti.
–¿que sucedió?
–un amigo suyo la trajo aquí en estado de coma, le realizamos varios exámenes y todo indica que fue una crisis de estrés, ¿ como se siente?
–algo mareada pero estoy bien– para ser sincera la cabeza me estaba matando y ese maldito pitido no ayudaba en lo absoluto.
–no se preocupe, es normal que se sienta algo aturdida luego de haber pasado por un estado de coma de 2 semanas– abrí los ojos sorprendida ¿había escuchado bien?
–un familiar suyo vendrá en unos minutos, disculpe pero necesitó atender a otros pacientes, volveré para ver su estado – no respondí, las cosas aún estaban acomodándose en mi cabeza.
En mi análisis de lo sucedido la puerta se abrió, dejando ver a un hombre de aproximadamente 42 años, ojos azules, bastante alto y su voz me hizo recordarlo.
–hija, estas bien?– de todas las malditas personas en la tierra ¿por qué él?
–quiero que te vayas– solté con una voz fría, mi odio hacia mi padre venía que durante toda mi vida, me había causado daño, a los dos años nos hechó a mi madre y a mi de su apartamento cuando estaba ebrio, golpeó a mi madre en varias ocasiones, supongo que de ahí viene que ella me golpeé también, recuerdo que desapareció cuando tenia cinco años y volvió a hablarme a los trece, diciendo que estaba enfermo e iba a morir pronto, por supuesto no le creí esperando que se fuera de mi vida o por lo menos se disculpara cosa que nunca hizo.
Y ahora lo tenia aquí enfrente de mí.
–No me hables así, soy tu padre y merezco respe...
–y yo no? Tu nunca te preocupaste por mi, nunca te importe– le corte de forma agresiva, tal vez mas de lo que pretendía– quiero que te vayas– las lágrimas se agrupaban en mis ojos dificultando mi visión.
–ya te dije que no me hables así, esos te metieron todas esas ideas de que soy mala persona en la cabeza– no hubo respuesta de mi parte, siempre discutíamos lo mismo y en este momento, estaba demasiado cansada como para pelear con él.
Para él “esos” eran mi familia y aunque no los tuviera apoyándome a mi lado tenía claro que a una persona no se le puede llamar de esa manera, siempre hablaba del respeto pero en el transcurso de mi vida nunca tuvo respeto por mi y al recordar todas esos malos recuerdos las lágrimas caían inevitablemente.
Para mi suerte mi madre llego a salvarme.
– Javier – ese es el nombre de mi padre – necesito que salga de aquí, Vanessa no esta en buenas condiciones como para ver a su padre luego de haber desaparecido durante casi cuatro años– mi “padre” obedeció y salio de la habitación, mientras mi madre se abalanzo sobre mi dándome un abrazo.
–¿que sucedió? – sinceramente no se si estaba molesta o preocupada, creo que ambas.
–yo...– pensaba en que excusa iba a decirle cuando la puerta se volvió a abrir.
ESTÁS LEYENDO
Gritos en silencio
Horrorla vida de Vanessa era algo extraña, pero a pesar de todos los obstáculos que tuvo que pasar con su familia pudo seguir adelante,y por algún extraño motivo olvido un error que cometió a sus 10 años de edad, creyendo que las cosas se habían arreglado...