Parte 10: Engaño

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Una mano se pozo en mi boca y un olor a putrefacción lleno la pequeña habitación.

- parece que al final la sorpresa fue para mí, primero las reglas de mi juego son modificadas y dejame decirte que eso me enoja demasiado- hizo una pausa, mientras que con su otra mano acariciaba mi rostro- luego, me invitas a jugar contigo y sinceramente no creí que Mandú te convenciera así se sencillo, de haber sabido que caerías tan fácil solo hubiera colgado un trozo de carne.

No... ¿que hice y como pude ser tan tonta?, ese sentimiento se había ido, dejando en su lugar miedo y una gran decepción. Ella retiro sus manos y desapareció, me acurruque en una de las esquinas y comencé a llorar, estaba muy confundida, no quería salir de ahí nunca.

No se cuanto tiempo paso, dejé de sollozar al escuchar un grito que provenía de afuera... Amay, Yo la metí en esto, maldición ¿que hice?, decidí salir de aquel pequeño lugar. Ya nada me importaba.

Los gritos continuaban, por lo que pude percibir provenían de la sala principal, en el camino encontré sangre y varios tajos en el tapiz de las paredes los cuales chorreaban un liquido negro y viscoso.

Al llegar a la sala principal me resultó bastante extraño que estuviera intacta, el camino era un desastre pero la sala... Estaba perfecta. Baje corriendo por las escaleras y encontré a Amay, su cabello seguía siendo negro y opaco, esas hermosas perlas negras que antes adornaban su rostro fueron reemplazadas por dos cuencas vacías y una linea carmesí en forma de sonrisa simulaba lo que antes eran unos finos labios de un pálido color rosa.

-¿¡Amay!?- no respondía - Amay por favor perdona me.

la abracé y acto seguido la muñeca levanto su mano dejandome ver un último destello de sus largas garras...

(...)

Desperté en la misma habitación en la que me encontré con Amay por primera vez después de tanto tiempo. Amay estaba sentada bajo la pequeña ventana, observándome. A su lado se encontraba esa criatura, acurrucada junto a la muñeca dándome la espalda, no se movía parecía inerte.

-¿porque tan callada? ¿a caso ya no quieres jugar conmigo?- dijo la criatura con la voz de Amay.

Me quedé petrificada, una vez más no entendía lo que estaba sucediendo.

- Toma... Ya no la quiero- dijo la criatura con un tono infantil lanzando la muñeca, haciendo que esta cayera a mi lado.

Amay había vuelto a la normalidad, desde sus rizos perfectos, hasta su vestido con encajes, era como si nada hubiera ocurrido.

-¿A...Am... Amay?- dije con un hilo de voz, tomando la muñeca en mis brazos.

La criatura volteo su rostro hacia mi, como atendiendo a mi voz.

-¿si?

Gritos en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora