Todoroki

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(T/N) y Shoto, se veían como la pareja perfecta, y la realidad es que hacia era, no habían peleas casi nunca peleaban, pero era por una cosa. Todoroki Shoto nunca estaba en casa.

Tu al ser doctora tampoco tenías mucho tiempo, pero tenías más que tu pareja. En tus días libres ibas a visitar a tu familia ya que no vivías con esta, y de paso también visitabas a la madre de Shoto.

Con ella te sentías a gusto era como una segunda madre para ti, de hecho sentías más confianza con ella, sentías que no te criticaría como tú madre.

Por otro lado, ya estabas frustrada, necesitabas sexo urgentemente. Pero Shoto casi no llegaba a casa y cuando lo hacía llegaba muy cansado para hacerlo, por lo que la única opción que te quedó fue la masturbación.

Compraste guantes de látex, los llenaste con agua y al refrigerador. Al ser doctora no te apenaba hablar de la masturbación si era de tus pacientes. Pero esta vez era la tuya. También sabías lo muy bueno que eran para tu salud, para tu cuerpo.

Y a parte viste en internet que el hielo se sentía de maravilla en esa zona, por lo que decidiste probar haber que pasaba, como se sentía.

Y vaya fue tu sorpresa, eso se sentía exquisito, maravilloso, espléndido. Al final esto se volvió un vicio, todos los días lo tenías que hacer, y si no lo hacías sentías mucha incomodidad, como que algo faltaba.

Eran las 3 de la mañana y recién Todoroki había llegado, sentiste como la puerta de su habitación se abrió y este se sacaba la ropa para solamente quedar en bóxer y recostarte al lado tuyo abrazándote por la espalda.

— estás despierta? — te pregunto

— casi... — respondiste con tono adormilada

— lo siento te desperté? — te pregunto preocupado levantando un poco su cabeza para mirarte mejor.

— eso ya no importa — le dijiste y te diste la vuelta para verlo a la cara — qué pasó? —

— es que hace unos días que veo unos guantes en el refrigerador y quería saber si tú los ocupabas para los pacientes de tu consulta... por qué tu no tienes nada cierto? — volvió a preguntarte preocupado

— no tranquilo yo no tengo nada... es solo que... — aunque fueras doctora no quitaba el hecho de que no sintieras vergüenza de decirlo

— tu... que? — te pregunto este

— es que tu... yo... nosotros... — no sabías modular en ese momento

— (T/N), me estas preocupando, ¿qué pasa? — dijo este para mirarte con seriedad.

—  bueno... es que tú ya no estás en casa... y... n-no se como explicártelo — tu miraste hacia otro lado por la vergüenza que sentías en ese momento.

— mejor me lo explicas mañana si? — te dijo para volver a acurrucarse al lado tuyo, a lo cual tu lo abrazaste quedando tu cara en su pecho y pasando tu mano por la cintura — buenas noches — y te dio un beso en la cabeza

— buenas noches — le respondiste tu, y a los instantes pudiste escuchar un leve ronquido. Cosa que entendiste que él estaba dormido — no puedo decírtelo... no puedo decirte que... me masturbo con ese guantes... no puedo decirte el el hielo me hace estremecer... no puedo... - dijiste para al fin caer el los brazos de Morfeo.

(...)

A la mañana siguiente despertaste por tu alarma, y como siempre estabas sola. Shoto ya se había ido a trabajar. Te levantaste y te duchaste, como siempre lo hacía, la rutina de todos los días y desayunaste en el camino, pan tostado con mantequilla.

Bakusquad is the type || EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora