Capitulo 3: Promesa de amor

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Habían pasado los dos días prometidos para la llegada de Harry pero no llegó, después una carta les hizo saber que él se había quedado en Londres pues aun tenía que lidiar con la prensa por lo que no sabía cuando volvería, eso había desanimado a Hermione, sin embargo se mantuvo firme a la espera del hombre que le robaba el sueño. Los encuentros entre Draco y Ginny no siempre eran planeados, de hecho, mayormente era ella quien buscaba al rubio pues el aún estaba amueblando la mansión para la llegada de su madre, ese día ella se había colado a la mansión, justo cuando Draco estaba ejercitándose.

-Vaya, vaya, que sexy te ves todo sudado- Decía la pelirroja mirándolo de arriba abajo
-Me alegra que te guste pecosa –Draco se acerco a ella tomándola por la cintura- pero debes dejar de colarte en mi casa, si me pescas de malas te maldeciré pensando que eres un intruso – el rubio le decía eso mientras le daba pequeños besos en los labios, besos que fueron subiendo de tono hasta que la ropa comenzó a estorbar y terminaron haciendo el amor como en tantas ocasiones.
-Iré a darme una ducha pecosita ¿me esperas?
-Tengo una idea mejor, te acompaño- y así siguieron dándose amor, sus encuentros cada vez eran mas pasionales, les cotaba mucho mantener sus manos alejadas del otro, siempre que se veían se entregaban a la pasión.
-Oye mi pecosa, ¿planeas venir mañana?
-Sabes que siempre quiero verte mi hurón, pero cada vez se me dificulta mas escaparme, la santurrona de Hermione me tiene vigilada y hace que mis padres me vigilen.- Dijo haciendo un puchero.
-¿Sabes Ginny? He estado pensando y no me gustan estos encuentros fortuitos, ya no me bastan ¿Por qué tenemos que escondernos? ¿Por qué tienes que escaparte para verme? ¿y si formalizamos? Quiero que seas mía, mi mujer y que todo el mundo lo sepa.
-¿Hablas en serio? Nada me gustaría más huroncito, pero ya te dije como piensan mis padres, ellos me han dicho que no quieren verme con nadie que no sea serio, que debe ser el hombre con el que me case, yo te quiero mi Hurón, pero no estoy segura que tan serio sea esto para ti. –decía una Ginny que parecía afligida, pero por dentro sabía que era ahora o nunca su oportunidad de conseguir ser la señora Malfoy.
-Claro que hablo en serio pecosa! Yo te quiero, estoy dispuesto a hablar con tus padres para que vean que esto no es un juego.
-Ya te dije lo que quieren mis padres Draco –La pelirroja se levantó molesta tomando su ropa – ellos no quieren promesas, quieren hechos, y yo también, no vas a jugar conmigo Draco Malfoy, soy una mujer decente, y quiero que me des mi lugar, y si no estas dispuesto, quizás debamos dejar las cosas aquí. – y diciendo esto se fue, dejando a un rubio en shock.


Después de ese día, Draco intentó interceptar a Ginny, ya que ella no volvió a buscarlo, pero le resultaba imposible hablar con ella, siempre iba o con Granger o con sus padres y a como le dijo la pelirroja como estaba la situación no quería causarle más problemas, la situación empezaba a desesperarlo, paso una semana, y nada, él le mandaba notas pero ella no las contestaba, en unos días tendría que irse para ir por su madre, pero no quería irse sin poder hablar con ella, así que a pensamientos desesperados, acciones desesperadas.
Un día, en el mercado de la pequeña ciudad, vio a Granger con Ginny y su madre, quizás si le explicaba a Granger que sus intenciones eran serias con Ginny lo aydaría, ya no se llevaban tan mal y tenía fe en que quizás todo saldría bien, así que en cuanto las Weasleys se alejaron de la castaña él atacó, cuando la vio pasar la tomo del brazo hacía un callejón y la arrinconó tapándole la boca para que no gritara.

-Vaya Santa Hermione creía que sería mas difícil atraparte ¿no deberías estar en alerta permanente?- le decía el joven rubio mientras le destapaba la boca, cuando se aseguró que no gritaría pero aun manteniéndose demasiado cerca, pudo notar la suavidad de su piel, y sus ojos brillantes por la adrenalina, había cambiado y podía sentir su cuerpo delicado bajo él.
-¿Quién dice mi estimado Malfoy que no estoy en alerta permanente?- ella contestó mirando hacia abajo, donde su varita apuntaba a cierta zona delicada masculina.
-Okey Granger, me disculpo y te pido que me dejes de apuntar ahí, quiero descendencia – ella se hecho a reír al tiempo que él se alejaba de ella con las manos en alto en signo de rendición, sin embargo extraño el ligero olor a perfume que la había embriagado, no era una chica de perfumes, y por eso le extraño la comodidad que le hizo sentir Malfoy.
-¿Qué es lo que necesitas Malfoy? ¿y a que viene lo de santa Hermione? Porque llevas aquí semanas y ni siquiera pasaste a saludar así que lo que sea que necesites no se trata de mi – le dijo la castaña de manera altanera sabiendo que el no iba a buscarla a ella
-Veo que eres perceptiva ¿Qué piensas que quiero?
- Creo que tiene que ver con Ginny – dijo la castaña seriamente.
-Lo es, ella ha dejado de verme- decía el chico frustrado-  y todo porque ella piensa que no la quiero en serio, pero no es así, te lo juro, solo espero que me ayudes a verla, a que me escuche, no te pediría nada mas, y lo de Santa Hermione es por lo noble y pura que has sido siempre - la castaña lo miro largamente viendo si sus intenciones eran buenas, decidió no darle mas importancia al nuevo apodito que le dio el rubio, ella sabía que Ginny había estado frustrada todas esas semanas y suponía que era por el rubio que tenía enfrente, quizás sería buena idea ayudarlos un poco.
- Esta bien Malfoy, te ayudaré, hay una plaza cerca de aquí, y hay un árbol que tiene copa en forma de corazón, te veo ahí para señalarte donde estará Ginny.
-Gracias Granger te debo una- y con una sonrisa amistosa ambos se separaron. 

La castaña siguió con sus compras, y al final se reunión con ambas Weasley, Ginny se veía muy fastidiada, así que Hermione aprovecho eso y le dijo a Molly que si les dejaba ir a tomar un helado a la plaza, a lo que la señora Weasley aceptó.

-Espero que no me hayas traído por un helado solo para molestarme Hermione, honestamente mamá y tu me tienen harta – dijo la pelirroja completamente fastidiada.
-Tranquila Ginny, solo pídeme un helado de limón y espérame aquí, tengo que ir por algo.

Sin darle chance a replicar la castaña corrió hacia el árbol donde se supone la esperaría el rubio, efectivamente él ya estaba ahí, y se acercó apresuradamente a ella, algunas personas que iban pasando los miraron con curiosidad, y empezaron a cuchichear, pero ninguno de los dos jóvenes puso atención a eso.

-Mira Malfoy, Ginny esta en la heladería, pienso ir a la librería por unas cosas, así que en cuanto terminen, hazme el favor de llevarla para allá, lo ultimo que quiero es que Molly piense que me volví alcahueta de Ginny –Draco miro a la castaña agradecido, bajo esa luz pudo ver como su cabello brillaba y sus mejillas sonrosadas por lo acelerada que iba, no lo admitiría pero se veía preciosa. -Gracias Granger, y no te preocupes, estará ahí en menos de una hora, solo quiero hablar con ella.-  Y dicho eso, cada uno se fue por su lado.

Draco vio a la pelirroja que solo tenía un helado viendo para todos lado molesta, entonces él se le acercó y cuando ella vio de quien se trataba lo arrastró hacia un callejón escondido.


- ¡Draco, mi amor viniste!- gritó Ginny se abalanzó al rubio dándole un beso apasionado.
-Por supuesto que si, Ginny ya te dije que me importas
- ¿Y si te importo tanto porque tardaste en venir a buscarme?
-Llevo semanas intentando hablar contigo, y de no ser por Santa Hermione...
-¿Hermione? ¿ella te ayudo? ¿ella sabe de lo nuestro? ¿le dijiste? Pero Draco! Te dije que nadie podía saberlo, si mis padres se enteran armaran un gran escándalo! Y como es la santurrona de Hermione irá corriendo con el chisme!
-Ginny amor, no creo que ella haga algo como eso, es mas, parecía apoyarnos
-Puras mentiras! Ella jamas me apoyaría, no le caigo bien, es por ella que no puedo salir de mi casa, ha estado difundiendo rumores espantosos sobre mi – la pelirroja hizo sus típicos pucheros que derretían al rubio, el había oído los rumores pero pensaba que eran inventos de alguien mal intencionado, a él le parecía extraño que fuera la castaña esa persona, pero tampoco quería poner en duda la palabra de su novia.
-Ya Ginny simplemente olvídate de ella, estamos juntos tu y yo ahora.
-Si, si claro, pero ¿Qué es lo que quieres? ya te dije que yo no soy un juguete y no pienso seguir contigo si tus intenciones no son serias.
- Mira Ginny, mis intenciones son sumamente serias, en unos días debo ir por mi madre, y tardaré alrededor de 3 o 4 meses para arreglar los asuntos de donde esta, pero en cuanto regrese te pediré formalmente que te cases conmigo, ¿aceptarías?- Ginny abrió los ojos como plato, creyó que tardaría mas en convencerlo pero sus planes estaban saliendo a la perfección
-Por supuesto que si mi amor! Claro que me casaré contigo!
-Solo espérame Ginny, iré por mi madre, la traeré te la presentaré e iremos a hablar con tus padres para hacer todo como es debido, pero espérame mi amor, y no me traiciones, si me traiciones pecosa, te haré pagar por mucho que te ame.
-¿Cómo dices eso? Claro que no te traicionare mi huroncito, te esperaré mi amor, toda la vida si es necesario.
-Una vez aclarado todo, hay que ir a la librería, le prometí a Granger que te llevaría para que regresaran juntas y no meterlas en problemas
-Hermione no va cambiar, es una pesada- aseveró Ginny- Si Harry no le hace el favor se quedará para vestir santos- dijo no pudiendo parar de reír.
-Pero pecosa, ¿Cómo dices eso? se supone que es tu amiga - dijo Draco un tanto extrañado.
-Puede ser, pero eso no quita la realidad de como es, mejor vayamos antes de que Santa Hermione, como le dices, se ponga histérica.

Cuando los chicos llegaron con Hermione, Draco le dio un asentimiento de agradecimiento, mientras Ginny  le sonreía y le agradecía su ayuda, la castaña pensaba que quizás ese acto de buena fe, había ayudado a reanudar su amistad, pero al llegar a la casa se portó tan distante y cortante como siempre. Los días siguientes, Ginny encontró la manera de reunirse con su Rubio antes de que se fuera, por supuesto todos su encuentros fueron apasionados, cada que el rubio la veía confirmaba que estaba loco por ella, y su excitación era evidente, siempre la poseía de la manera mas desenfrenada. Cada que Draco paseaba por las calles, le preguntaban por su próximo viaje, él decía que esperaba regresar pronto, pues se casaría con la mujer mas hermosa de esa pequeña ciudad, todos le preguntaban de quien se trataba, pero el rubio permaneció enigmático, diciendo que a su regreso lo sabrían.

El día de la partida llegó, y el rubio se despidió de la pelirroja con un beso, estaban en la mansión Malfoy y nadie los veía, se separaron prometiéndose amor eterno.

-Voy a volver por ti pecosa, conocerás a mi madre, y entonces te convertirás en la futura señora Malfoy. Te veré pronto...
-Aquí te estaré esperándote mi huroncito
-En cuanto vuelva todo lo mio será tuyo, y seras mía para siempre
-Cuando vuelvas seré tu esposa.

No estábamos destinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora