Izuku está al borde del colapso por la preocupación. No ha tenido noticias de Shoto por días, no lo ha visto conectado ni en SKYPE ni en LINE, y, por más que se intenta convencer de que nada malo le ha ocurrido, no puede evitarlo. Verlo desesperado ese día bastó para alertarlo, para hacerle saber que está en un ambiente peligroso del que debe ser salvado.
Quiere ir en su ayuda, sin embargo, no tiene la dirección de la residencia de su amigo, y aunque la tuviese, su madre no le permitiría ir a verlo por el miedo a que cualquier sorpresa o emoción muy fuerte dañe aún más su débil corazón, o que sus huesos reciban algún impacto que pueda quebrarlos, o que pueda contraer una nueva enfermedad, entre mil cosas más.
Él, al igual que los días anteriores, mantiene su ordenador encendido durante horas, esperando un mensaje que no está seguro si llegará, pero que espera que lo haga para deshacer ese nudo que se ha instalado en la parte superior de su estómago.
Sus deseos y peticiones parecen haber sido escuchadas puesto que, tras unos largos diez minutos, una notificación con un tono especial llama su atención, tanto que lo emociona y debe contenerse para no saltar del colchón, porque de caer mal puede romperse las piernas y no puede permitirse estar postrado ahora que debe ser el soporte emocional de Shoto.
Lee rápidamente el corto mensaje, notando que es un simple "Lo siento, ya estoy bien", pero él necesita más respuestas, así que aprieta el ícono de llamada para asegurarse con sus propios ojos de que su amigo se encuentra bien. Todoroki responde casi de inmediato, luce apagado y ojeroso, el brillo de sus ojos ha sido robado, tal vez por lo que vivió hace unos días, por ese misterioso alguien.
-Shoto, ¿Qué ocurrió? Estaba muy preocupado, no vuelvas a colgar la llamada así, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea- asegura, está tan cerca de la cámara que, de ser posible, podría cruzar la pantalla.
-Me hice daño- murmura el semi albino, sin mirarlo.
-¿Dónde? ¿Fue mucho? ¿Debo llamar al nueve once para que vaya a tu casa?- inquiere con rapidez. Su amigo niega lentamente.
-Me corté la pierna, pero no te preocupes, ya me desinfecté y vendé la herida- pasa una de sus manos por su cabello, tembloroso. -Necesito salir de aquí, pero tengo miedo de que él me encuentre...-Las lágrimas han comenzado a caer por sus mejillas, se ve vulnerable y por primera vez en muchos años se atreve a demostrar debilidad ante otro humano. Está tan aterrorizado que no puede evitarlo, todavía siente las manos de su padre en su cuerpo, los golpes aún duelen.
-Oí la voz de un hombre... ¿Es tu padre?- pregunta con sutileza, recibiendo un asentimiento como confirmación. -¿Te golpea?-
Todoroki se muestra evasivo ante la pregunta. Midoriya no se ve como el tipo que compartiría esa información para perjudicarlo, sin embargo, no está seguro de poder contarle todo lo que le ha ocurrido desde que su madre falleció. Todavía no puede hablarlo en voz alta, ni con el pecoso ni con nadie.
-Antes...- hipa, pasando la manga de su camiseta por su nariz. -Pensé que al encerrarme me libraría de él, pero mi hermana está sufriendo por mi culpa, es la única que se quedó para cuidarme... Yo debería haber muerto hace mucho-
-No digas eso- hace una mueca triste. -Las almas más bellas suelen sufrir mucho en este mundo, pero un día todo por lo que pasaste se verá compensado por algo espectacular-El semi albino le dedica una tímida sonrisa, haciéndole saber que su comentario le ha animado un poco. Midoriya guía su dedo a su labio inferior, pensativo y dudoso ante la consulta que quiere hacer, pero antes de que pueda terminar de reflexionar sus palabras, estas salen de su boca sin delicadeza.
-¿Has pensado en denunciarlo?-
-No, es capaz de matarme si lo hago- suelta de inmediato. El rizado sospecha que su contrario lo intentó en el pasado y por eso es consciente de lo que podría ocurrir si vuelve a hacerlo.
-¿Estás solo?- pregunta entonces. Vuelve a recibir un asentimiento. -Dame tu dirección, mi mamá irá a buscarte, puedes quedarte en mi casa...-
-No puedo... No... Me da miedo el exterior- balbucea, cubriendo sus ojos antes de recostar su cabeza en el escritorio. -Dame unos minutos para componerme-Midoriya cambia su expresión y prosigue a pasar sus dedos por la pantalla, donde se visualiza la línea en la que el rojo se encuentra con el blanco. Su amigo no es capaz de sentir su caricia, pero espera que sea algo que pueda darle el apoyo necesario para retomar la conversación o para tomar un nuevo rumbo en la misma.
-No voy a forzarte a nada, sólo recuerda que mi invitación es permanente- asegura. -Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti-
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Ha pasado casi una semana desde el incidente que perturbó la tranquilidad de Shoto, sin embargo, ahora actúa como si nada hubiese ocurrido y, aunque luce mejor, tiene una poco notoria marca en su cuello que Izuku no sabe como interpretar. Tiene miedo de volver a tocar el tema porque no quiere que el semi albino tenga otro ataque de pánico, de lo único que está informado es que Enji está de viaje y por esa misma razón, el joven de ojos bicolores se permite estar menos tenso.
Con cada día que pasa, Midoriya puede observar como la basura se acumula a espaldas de su amigo. Puede divisar envases de comida china, cajas de pizza y cajas de amazon. Vivir así puede afectar aún más su estado, aunque tampoco se atreve a hacer comentarios acerca de ello.
Al principio pensó que Shoto sería como los hikikomori del anime, aquellos que por un milagro salen de sus casas y se permiten hacer una vida normal, tanto que no parece que hubiesen estado encerrados por años. Sin embargo, se equivocó, la vida real no es una animación. Todoroki es un manojo de nervios de vez en cuando, es desordenado y un poco sucio, aun así, Izuku terminó por enamorarse de sus atenciones y sus palabras.
Sólo espera que su corazón pueda soportar el rechazo cuando Shoto le confiese que no puede corresponderle.
Desde su última plática seria ha intentado convencerlo de que le entregue su dirección, sin mencionarle que planea pedirle a su madre que vaya a darse unas vueltas para comprobar su estado. Se encarga de distraerlo con teorías sobre la serie de su héroe favorito e historias inventadas que le provocan alegría e intriga hasta que, finalmente, logra su cometido, descubriendo que viven a sólo una hora de distancia, cada uno en una esquina diferente de Tokio.
Descubre también que Shoto es el hijo de un importante economista y que, por lo tanto, es de familia acomodada y que viven en un barrio que Izuku sólo ha visto en imágenes de Google. Todo lo que el semi albino conoce es muy diferente al pequeño, pero acogedor departamento que el pecoso comparte con su madre y su vieja tortuga, la cual parece estar en sus últimos días, pero que el rizado asegura que vivirá más que él.
Antes de irse a la cama le ruega a su madre para que haga una visita rápida a la residencia Todoroki, aunque ella se niega al principio ya que no se siente cómoda mezclándose con personas de dinero. Izuku insiste, colocando ojitos de cachorro que terminan por convencer a su progenitora, quién poco puede negarle al reconocer el cruel destino que le espera.
Cuando el rizado escucha el "sí", de inmediato se levanta de su cama, agachándose a un lado de esta para extraer un paquete mediano que ha preparado con antelación. Dentro hay algo muy importante para él, pero que Todoroki apreciará más, sobre todo ahora que necesita un pilar para sentirse seguro.
A medianoche, Izuku vuelve a levantarse. No ha podido pegar los ojos porque aún tiene algo ocupando sus pensamientos, algo que estampa en un papel colorido que guarda dentro del paquete:
"Espero que este regalo te haga feliz, a mí me ha ayudado mucho y ahora quiero que tú lo tengas.
Con mucho amor, Izuku."
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ひきこもり 「Sick!Tododeku AU」
ФанфикA los diez años, Shoto descubrió un trastorno en su personalidad que le obligó a encerrarse en su cuarto, empeorando al no recibir el tratamiento adecuado. Siete años después, marginado aún, conoce a Izuku, joven que se convierte en su mayor pilar p...