ひきこもり 「Sick!Tododeku AU」

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Ordena todo lo que puede, recoge las ropas del suelo y limpia algunos muebles, quitando las gruesas capas de polvo que se han acumulado con los años. También se da cuenta de que lleva mucho tiempo sin sacar la basura, así que, tras recoger los envases de comida, se sorprende al descubrir que su habitación puede ser más grande que la casa de una persona de menos recursos.

Le alivia que por lo menos ahora su cuarto luce decente.

Después de su arduo trabajo físico, decide ingresar a su baño personal para arreglarse un poco, sin recordar cuando fue la última vez que le prestó atención a su apariencia. Tiene el cabello larguísimo y sucio, su rostro pálido tiene ojeras notorias incluso sobre la cicatriz de su ojo izquierdo, además de tener los labios partidos y deshidratados.

Izuku se asustará si lo ve así.

Darse un baño es una opción tentadora, aunque esta vez no es uno rápido para quitar el fluido y los olores corporales, sino que se toma su tiempo para lavar su cabello correctamente y fregar su cuerpo con fuerza para quitar la piel muerta. Al colocarse ropa limpia y mirarse al espejo vuelve a sorprenderse, esta vez por lo cambiado que se siente, sin embargo, todavía queda arreglar el nido de pájaros que tiene por cabello.

¿Debería tomarlo en una coleta? ¿O arriesgarse a cortarlo?

Definitivamente la segunda opción es la mejor, por lo que busca unas tijeras con filo y corta todo lo que puede, tomándole diez minutos en arreglar la asimetría, aunque al final se rinde, dejando un poco de cabello blanco más largo que el rojo.

No es capaz de reconocerse en el espejo, se ve limpio y ordenado. Se siente casi como si fuese un niño pequeño al que su madre arregla para salir a jugar con los amigos.

Escucha una notificación provenir de su computadora, indicándole que Izuku se ha conectado y le ha enviado un mensaje, probablemente preguntándole si está listo para "conocerlo cara a cara". Debe tomar dos respiraciones profundas antes de abandonar el baño puesto que los nervios se han instalado en la boca de su estómago.

¿Y si a Izuku le disgusta su cicatriz? ¿O su aspecto en general? ¿O su existencia? ¿O...?

LLAMADA ENTRANTE DE IZUKU.

Duda en si lo que está a punto de hacer es una buena idea. Está asustado, aun así, lleva su mano hasta el ratón del ordenador, guiándolo hasta el botón verde para contestar. Sus ojos se cierran voluntariamente cuando hace clic. Puede escuchar el gemido de sorpresa del pecoso, pero ya es muy tarde para rechazar la llamada.

-Shoto, eres... Cuando me dijiste que eras un hikikomori creí que serías un gordo tierno con corte de tazón- ríe.
-¿Esperabas eso?- pregunta abriendo lentamente uno de sus ojos, seguido del otro para admirar correctamente al lindo joven que se manifiesta en la pantalla.
-Algo así, debo admitir que eres muy lindo- la sonrisa de Izuku incita a su corazón a latir con fuerza.
-Tú igual lo eres- aunque él no lo nota, su comentario hace que las pecosas mejillas del otro se coloquen de un tono rojizo notorio. -¿Qué hacemos ahora?-

Midoriya desvía su mirada de la imagen del semi albino, paseándola por sus espaldas, donde se reflejan posters, figuritas y otros objetos que exponen su naturaleza retraída y otaku.

-Veo una colección de mangas a tu espalda, ¿Te gusta el anime?- inquiere, esperando no equivocarse.
-Sí-
-¿Has visto el de All Might? ¡Es realmente genial!- la emoción se refleja en las brillantes esmeraldas. El estímulo es suficiente para ocasionar una sonrisa en Shoto.
-Es mi favorito, el último capítulo que subieron fue muy impactante, ¿Crees que pueda ganarle a All For One?- ahora ambos lucen cómo dos frikis.
-¡All Might siempre puede con todo! ¡Estoy seguro de que ganará!-

La conversación entonces gira en torno al grandísimo All Might, sus hazañas y la perfecta animación que el estudio le da a sus escenas de pelea. En un momento de la tarde, sus vidas privadas se convierten en el tema principal, y, por primera vez, Todoroki se siente con el valor de perdonar lo que le ocurrió en el pasado.

Gracias al apoyo ofrecido por el pecoso se permitió olvidar el aterrado rostro de su madre el día que decidió arrojarle agua hirviendo en el rostro, lo que finalizó en ella perdiendo la cordura. Olvidó el abuso físico que su padre ejerció contra él desde los cuatro años. Olvidó las burlas de sus compañeros, todo.

Esa misma tarde descubre que Izuku es su luz, un ángel que contactó con él para quitarle todo el mal que mantiene cautivo a su ser.

Izuku, por su parte, también se permitió olvidar sus problemas cardiacos y la ansiedad que lo consume a diario por el miedo a morir debido a su enfermedad a los huesos, una que podría haber acabado con él si su madre no se hubiese sacrificado por mantenerlo vivo todos esos años.

Shoto es su salvador, aquel que le ayudará a enfrentar su destino sin pizca alguna de miedo, será su soporte hasta el fin de sus días.

La noche cae y las señales de sueño comienzan a hacerse notorias en el pecoso, por lo que Todoroki busca despedirse de su adormilado amigo, sin embargo, cuando planea desearle las buenas noches, una voz grave tras la puerta de su habitación lo deja paralizado. Su respiración se hace irregular cuando escucha golpes en la madera y el pánico no tarda en apoderarse de él, dejándolo vulnerable como un cachorro recién nacido.

El joven rizado puede ver la desesperación en la mirada bicolor de su amigo, la cual es tanta que casi puede percibirse a través de la pantalla, así que se apresura a hacer sutiles preguntas con la intención de descubrir el porqué de esa negativa emoción.

-¿Qué ocurre, Shoto? ¿Necesitas ayuda?- inquiere. Con la segunda pregunta el nombrado espabila, fijando su vista en el pecoso.
-No...- pronuncia débilmente. Su padre aún grita cómo todas las noches, exigiéndole salir de su habitación, provocándole más ansiedad y miedo al exterior del que ya tiene. -Debo irme-
-¡Espera, Shoto!- exclama, pero la llamada se corta antes de que pueda terminar de pronunciar el nombre de su contrario.

A las afueras del cuarto, Fuyumi ruega a su padre que se detenga, pero Enji no tiene la menor intención de hacerlo, incluso se mantiene reacio a dejar de gritar. Ha escuchado a su hijo menor hablar con alguien, no le importa en lo más mínimo de quién se trate, si es una persona real o una alucinación del menor, en su cabeza sólo está el pensamiento de que, si Shoto puede mantener una conversación, puede salir de su encierro y hacer una vida como todos los demás jóvenes de su edad.

El semi albino busca protección escondiendo su cabeza entre sus almohadas, tapándose los oídos con ellas, temblando y dejando caer algunas lágrimas. Tiene un ritmo cardiaco muy alto, está hiperventilando y con cada golpe siente que su progenitor está más cerca de volver a hacerle daño. Necesita que los gritos y los golpes se detengan, necesita volver a la calma. Necesita lastimarse.

Desesperado por la estresante situación, abandona su intento de escudo protector para dirigirse a su escritorio, donde busca un objeto lo suficientemente afilado para añadir una nueva marca a su piel. En el baño encuentra las tijeras que utilizó para cortarse el cabello en la mañana, y, cuando las tiene entre sus manos, utiliza el filo de una de las partes para liberar estrés.

La tela del pantalón es rasgada por el movimiento, su piel queda expuesta y recibe parte del daño. No es una herida profunda, pero tampoco es la única que Shoto ejecuta contra su persona. Entierra el objeto contra su carne con tanta fiereza que posiblemente necesitará atención médica.

Sin embargo, ya no puede detenerse. El dolor opaca los gritos. La sangre derramada se lleva su ansiedad. En su cabeza sólo se repite la frase "Mientras más heridas tenga, menos deseable seré", porque sabe que, si su cuerpo está deformado, no volverá a recibir esa horrenda mirada por parte del hombre que se hace llamar su padre.

Al desquitarse, se acurruca en la esquina del baño, rogando que la madera sea lo suficientemente fuerte para mantener alejado a Enji.

No quiere volver a ser golpeado. No quiere volver a ser abusado.

Su cuerpo ya no puede soportar el toque de esas ásperas manos.