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La llegada de Kael había permanecido impune. Las personas se recataban y se mantenían firmes ante su presencia.

Habían reputado más en cuenta su llegada que el suceso ocurrido días atrás.

La muerte del jardinero Caster.

Jonson Caster era uno de los jardineros de la siembra pastoral. Se disponía a cultivar diversos tipos de frutos silvestres para su comercio. No era especialmente muy relevante para el pueblo, ya que entre el existían más de cien personas laborando para ello.

Su muerte fue trágica y precisa. Lo encontraron flotando a orillas del río. Su cuerpo estupefacto completo de sangre. Heridas profundas habitaban cada parte de su cuerpo. Poseía un color violeta y su ropa se encontraba rasguñada y poco visible.

Lo que más llamó la atención del cuerpo, fue una tenebrosa sonrisa adornado su helado semblante.

Su fallecimiento no fue muy relevante en el Valle por alguna razón. Fue silencioso y solo un pequeño grupo de personas habían sido testigos de semejante desgracia. Luego de eso, despojaron el cadáver y no se escandalizó el suceso como se habría imaginado.

Ninguna persona sabía sobre la desaparición del cuerpo.

Declaraban que había sido un suicidio. 

No hubo rastros.

La mayoría de Zeirber no poseía conocimiento de lo ocurrido. La llegada de Kael lo obstaculizó, provocando una mezcla de emociones inquietantes en la población. 

Se podía percibir la incertidumbre. Paralizados por la desesperación de no saber por qué se deploraban sensaciones funestas. 

Kael se encuentra sentado en uno de los tantos templos que rodean las haciendas de jardinería. Solo, sin ánimos, su semblante desvanecido y su vista perdida en un punto en específico del suelo.

—Hamnes tiene un sentido de liderazgo muy excepcional.

Una chica se halla de pie justo frente a Kael. Su postura es firme y armoniosa, su piel y esencia delicada libera un sentido simpleza amena. Su cabello negro como carbón sencillamente arreglado a un lado de su cuello. Sus rasgos sutiles y limpios embellecen su mirada dándole una pizca de inocencia. 

Kael se tensa ante su habla. Eleva su mirada y la observa lentamente mientras trata de hallar algún tipo de agudeza en su rostro.

—Eres la única que ha decidido portar palabra conmigo desde mi llegada, — continúa, sin apartar su mirada — Percibo que ya conocerás mi origen.

Sin bullicio, la joven se mueve de su lugar para sentarse junto a él. Su aspecto no la atemoriza.

—He de saber muchas cosas, — Afirma, su voz tenue y delicada ambienta paz en el lugar —Las especies en este lugar no lideran sus acciones, solo suceden y contraen derivación.

Kael se mueve de su lugar, incómodo y con un ápice de preocupación, se digna a hablar.

—¿Cuál es tu nombre? — Sostiene, sus manos entrelazadas y su vista fijamente al suelo. 

—Leur — Alza su mano en acción de saludo, pero este la ignora y ella la desciende —No te preocupes, dentro de un tiempo aprenderán a comprenderte.

Leur pertenecía al grupo de las hamatisas en el templo de Amisfels, era encargada de las introducciones de especies y animales dentro de los valles a su alrededor. Por supuesto, conocía perfectamente el origen de Kael. Ella fue una de las que otorgó su voto para la llegada del mismo, tomando en cuenta todas las represalias que vendría consigo tras su decisión. Su capacidad de liderazgo entre las demás era genuinamente versátil, eso le llamaba la atención a un ser firmemente vigoroso.

Kael no se sentía inseguro. Sentía que su llegada era un sinfín de conmociones que perdurarían mucho tiempo. No tenía ni idea de lo que pasaría después.

—Zeirber cree que fuiste el responsable de la muerte del jardinero Caster — Suelta rápidamente.

Kael sabía sobre Jonson Caster. 

Días antes de su presencia en el Valle, aseguraron la muerte del jardinero, inquiriendo que no se mencionara el tema por precaución. Cosa que a Kael le pareció inusual.

—No tienen pruebas, — Voltea a mirarla  — Fue una muerte cautelosa, no querían que el valle se enterara por su seguridad, — Gira bruscamente su cabeza hacia los lados, explorando el alrededor en busca de algún sonido — ¿Cómo sabes sobre su muerte?

—Su noticia llegó rápidamente a Amisfels, solo que no han querido compartirla públicamente. — Afirma, su tono de voz cambia de manera abrupta.

Suelta una bocanada de aire, — No soy el único secreto que requieren ocultar entre la multitud — suelta una risa maliciosa — Y veo que tú tampoco.

Leur abre sus labios para emitir palabra, pero la interrumpe.

—Finalmente en el lugar que deseaba estar, ansían mis restos ardiendo cruelmente en las llamas del Inframundo — Voltea lentamente a verla, sus ojos desprendiendo agonía —Lamentablemente, no perciben todas las atrocidades que algún día cometeré gracias sus actos.

Silencio.

Silencio reina entre ellos, un ahogado y desolado sigilo.

—Crees evidente tu desasosiego ante los demás, — Sostiene, moviéndose de su lugar un poco — Deberías oponer más vigor si deseas conceder tu objetivo.

—¿Y cuál exactamente sería mi objetivo?

Sin pensarlo, alza su mano para sostener su brazo fuertemente, apretándolo levemente. Ella no se inmuta y no despega su mirada ni un segundo de él. 

—La desigualdad en Zeirber.

Emite una risa burlona — Razonando que sería eso, ¿por qué lo haría? — Se acerca levemente hacia su rostro, sus respiraciones chocando bruscamente.

Sujeta su mano contra la de el para liberarse — Solo tú sabes la respuesta, incoherentemente relacionas el bien y el mal en uno solo — Dice, alejando su rostro lentamente — las personas no tendrán ningún tipo de comunicación contigo si continuas con tu indiferencia autóctona. 

Pasos.

Pasos fuertes y firmes se aproximan a ellos.

Un pequeño grupo de personas se acercan ferozmente hacía donde se encuentran sentados Kael y Leur.

—Vaya, creo que no ha quedado claro tu inminencia en ese lugar.

La voz de Hamnes se encuentra en armonía. Dos chicas se localizan inmóviles junto a él, admirándolo sin recelo. Emite una risa simple para finalmente observar a Leur.

—Leur, te estuve esperando — Camina pausadamente hacía ellos — Kael debe estar muy ocupado liderando ideas de ruinas para Zeirber.

Kael se levanta de su puesto. Su cejas arqueadas, su postura endurecida y firme reflejan poder y sobretodo, valentía.

—En lo único que estoy pensando es en cómo los Protectores se tomarían tu oscuro y perverso secreto en conveniencia. 

La multitud emite un sonido de alarma, miradas recaen en Hamnes y este se inmuta ante el comentario.

Se aproxima a él hasta quedar frente a frente, justo como en la Gran Bienvenida.

—¿Es una amenaza? — Su voz en tono burlona no lo altera en lo mínimo. 

—Directamente, no — Hace un gesto pensativo, se vuelve a él y continua, —Sólo quiero que comprendas que en el largo tiempo que permanezca aquí, no consentiré tus designios contra mí.

Leur emite una pequeña risa a lo lejos. Kael voltea su cabeza para mirarla, una sonrisa decora su semblante con genuidad.

Hamnes al percatarse de esto, rodea a Kael para caminar hacía Leur. La toma del brazo para levantarla y llevarla consigo.

Pasa por un lado de Kael, se detiene y le susurra cerca de su oído en voz baja.

—Tus palabras no ejercen algún poder sobre mí, — Su voz potente y gruesa fluye lentamente — No te acerques más a Leur, yo por ella mato. 

Así En El Infierno Como En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora