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La bienvenida de los entes del Inframundo había llegado.

Sería una misión difícil adaptarlos a las costumbres y diseñar un mecanismo de desarrollo energético para ellos. Figuraban un mundo diverso al que ellos habitaban, sombras y espeluznantes espíritus rodeaban su entorno día a día. Poseían un semblante sombrío y de pocos amigos.

El templo de Amisfels era emblemático y culturizado. Paneles de luz solar y columnas estilizadas eran un sinónimo de grandeza y perfección.

Kael se encuentra de pie a un lado de la tarima, entrelazando sus manos al frente de su estómago y admirando el paisaje de multitud abriéndose paso por la entrada principal para sus respectivos asientos.

Hamnes se encuentra junto a él, cruzado de brazos, su postura firme y gruesa es un significado de seguridad y protección.

—Creí que no vendrías. — susurra Kael.

Hamnes voltea su rostro despacio — No me lo perdería.

La tensión y la dificultad de armonía se transmite entre ellos con intensidad máxima.

Leur se reúne con ellos, una bata blanca adorna su cuerpo, dejando al descubierto sus clavículas y sus hombros, en su cabeza se encuentra una diadema color dorada ordenando su esplendoroso y suave cabello.

Se queda de pie junto a Hamnes.

—¿Dónde has estado? Todos estuvieron preguntando por ti en la bumsilia. — pregunta Leur.

Kael emite una risa corta y ambos lo observan con rareza.

—Discúlpame — respondió, volteando su rostro para mirarla — Algunas cosas se complicaron y no tuve tiempo de ir.

¡ATENCIÓN! La ceremonia se realizará en breves momentos, por favor, todos a sus lugares. 

—Después hablaremos de eso. — exclamó Leur.

La aglomeración de gente se encuentra sentada en sus respectivos asientos, todos a la espera de la Gran Bienvenida.

Por la entrada principal del templo se observa como en paso lento emergen los entes del Inframundo, comandados por Amon.

Todo se queda en absoluto silencio. Se aproximan a la tarima, ocho entes suben a ella y se quedan de pie. Amon sube y se coloca frente a la multitud.

—Muy buenas a todos Valle de Zeirber, me complace con toda la maldad de mi profundo ser, poder estar hoy aquí con ustedes. — exclama Amon, sonriendo — No fue fácil, toda acción tiene su reacción, cada paso tiene su pasado y cada familia posee una historia — Voltea a mirar a Kael, su semblante sin desaparecer — Solo esperamos que nos reciban con sus puertas abiertas y sus mentes en comprensión absoluta. Deseamos lo mismo que ustedes, la paz y la armonía de ambos mundos.

Kael traga grueso, Hamnes ojea a Amon con cuidado y Leur se encuentra perdida en un punto del suelo.

—¿Alguna pregunta o sugerencia? — pregunta Amon.

Un señor de la multitud se levanta y habla — ¿Cómo esperas que apoyemos la confianza en ustedes?, con Kael fue diferente, pero en poco tiempo se supo adaptar.

—Muy buena pregunta — respondió Amon, caminando de un lado a otro por la tarima — A Kael no lo recibieron de muy buena manera, ¿o me equivoco? — El señor se sienta y Amon prosigue —Nosotros no somos diferentes a él, poseemos las costumbres, las mismas consecuencias y por eso estamos aquí, para completarnos y ayudarlos a ustedes a conocer el Inframundo, mundo que en poco tiempo también será el suyo.

Así En El Infierno Como En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora