4. Hasta el Fuego puede Dudar

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Weiss podía ser exasperante, pero tenía un buen promedio y eso hizo que consiguiera un lugar para su motocicleta en el estacionamiento de Beacon.

Yang no pudo esconder su alegría de que se tomarán los promedios de todo el equipo en cuenta y no sólo el de ella; esas décimas extras le ayudaron bastante.

Fue a recoger la correspondencia del equipo: un par de cartas para Ruby, probablemente de su tribu materna; paquetes pesados de compras para Weiss; un nuevo libro para Blake; y una carta anónima para ella.

—¡Hey, reina de hielo! ¡Espera! —Yang gritó desde el otro extremo del pasillo, lo que sea que la heredera haya comprado, sin duda, era pesado.

—Te he dicho cientos de veces que dejes de llamarme así, a veces llegas a ser más exasperante que tu hermana. —Respondió Weiss—. ¡Cuidado con eso! —gritó mientras señalaba la caja con sus nuevas adquisiciones—. Es frágil.

—Frágil y pesado, ¿Qué es? —preguntó la rubia, mientras le pasaba el paquete a su compañera—. Y para tu información, sólo te has quejado veintisiete veces... o al menos de lo que llevó contado.

—Son muestras de polvo sin refinar, ¿Acaso es familiar no saber cómo transportar polvo de forma adecuada? Ruby explotó casi todas mis muestras el primer día de clases, así que pedí repuestos.

—Bueno, podrías decir que hizo una explosiva primera impresión. —Dijo Yang mientras abría la puerta, su hermanita y Blake estaban ausentes—. ¡Llegó el correo!... ¿Dónde estarán a esta hora?

—Ruby dijo que iba a estudiar hasta tarde por los ejercicios de moralidad que le dio la profesora Goodwitch, tal vez Blake está con ella en la biblioteca.

Yang se encogió de hombros y dejó el correo al lado de la puerta y abrió su carta con curiosidad.

«Qrow dice que has pasado toda tu vida buscándome, mereces tus respuestas de mi propia boca. Te veré en la fuente frente a tu escuela esta noche de luna llena.

~Raven Branwen»

La leyó cuatro veces antes de creerlo. No conocía la letra de su madre biológica, pero parecía lo suficientemente convincente.

—— • ——

La luna llena se mostraba en el horizonte, iluminando la fuente de un resplandor blanquecino. Mientras más tiempo pasaba, empezaba a creer que Raven no se mostraría.

Una mujer, tan parecida al tío Qrow que creyó que era él, se acercó a Yang lentamente. Era como verse a ella misma en el espejo, si tuviera ojos rojos y cabello negro.

—Hola Yang.

—Madre —La palabra sonó rara, se había acostumbrado a llamar mamá a Summer y no había vuelto a pronunciarla desde su funeral hace tres años.

—¿Quieres caminar? —Se ofreció la mujer, Yang la siguió—. ¿Por dónde empiezo...? Dudó que me recuerdes, eras muy pequeña cuando te deje con Taiyang... ¿Recuerdas algo de la tribu?

—No.

—En ese entonces te llamabas Yang Branwen. Recuerdo que hubo un ataque de grimms... creo que fue la primera vez que viste uno, te golpeó y tú absorbiste el golpe.

—¿Desbloquee mi semblanza tan chica?

—Si, tu semblanza es pasiva y no nos dimos cuenta hasta entonces.

—¿Por qué te fuiste? —Yang freno en secó frente al bosque que rodeaba Beacon.

—Casi te pierdo... te perdemos, así que tu padre y yo decidimos que era más seguro para ti vivir en Patch con él, nos divorciamos poco después.

—¿Porque no viniste con nosotros?

—La líder no puede abandonar a su tribu.

El resto ya lo sabía ella; Summer y Tai se casaron, siendo el segundo matrimonio de ambos y tiempo después tuvieron a Ruby.

—¿Porque... porque vienes hasta ahora? —preguntó Yang.

—Ser cazadora y tener una familia al mismo tiempo es complicado, el viaje de ida y vuelta toma mucho tiempo, tiempo que usualmente no tengo. El mundo es más peligroso de lo que crees, si alguna vez necesitas algo; la tribu te espera con los brazos abiertos, a ti y tu hermana.

—Espera, ¿Ya te vas? ¡Pero acabas de llegar!

—Cuando termines tu entrenamiento, puedes buscarme, ya sabes dónde estaré. —Con eso dicho, abrió un portal y se fue.

—¡Si tienes portales, no era tan difícil visitar! ¡Hija de puta!

Con sus ojos rojos de furia, regresó a la habitación.

—Weiss, ¿Tienes un momento? —preguntó Yang a la albina que se encontraba estudiando en su escritorio.

—Si. —Respondió Weiss, confundida de que no la llamara reina de hielo.

—Si un familiar que nunca había estado en tu vida llega un día y te advierte que el mundo es más peligroso de lo que crees ¿Le pondrías atención a su advertencia?

—Esa es una situación muy específica, ¿Porque me lo preguntas a mi?

—Blake es huérfana y Rubes es parte de la familia. Tú eres mi última opción, aparte eres la más sensata del equipo.

—No se si ofenderme por ser la última opción o estar halagada por el cumplido.

—Sólo responde la pregunta.

—¿De qué tipo de peligro estamos hablando? ¿El colmillo blanco? Esos monstruos sólo traen destrucción a dónde van. ¿Sabes cuántas personas asesinan al día?

—No, dijo "el mundo es más peligroso de lo que crees" como si hubiera algo más.

—Sabes lo ambiguo que es eso.

—Si, por eso estoy hablando contigo, para aclarar mi mente.

—Yo no me preocuparía por eso, dudo que haya algo peor que los faunos. No me distraigas y duérmete.

—Los faunos no son tan malos, le hablas a Velvet como si nada.

—Ella no cuenta, es inofensiva.

Antes de empezar una discusión, un mensaje de Ruby le llegó «Blake sabe sobre mis ojos, la seguí a las afueras de Beacon»

Le dio una excusa a Weiss y salió corriendo de la escuela.

Pétalos PlateadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora