-¿Hermione?- Harry despertó a su amiga de su divagación.
-¿Si?- Contestó la castaña luego de unos largos segundos.
-¿Estás bien? Te noto… distraída.-
-Sí, es solo el estrés.- Sonrío amablemente intentando evadir el tema.
-¿Qué pasó en la Sala de los Menesteres?-
-¿De qué hablas? Nos quedamos atrapados… algo nos empujó dentro y luego atascaron la puerta.-
-Ya lo sé, pero…-
-No pasó absolutamente nada entre Draco y yo si es lo que piensas.- Completó lo que Harry quería decir.
-Bueno-
-Chicos.- Ron acababa de entrar en La Sala Común.
-Te has tardado.- Comentó Harry cuando el pelirrojo se sentó a su lado.
-La señora Pomfrey casi desecha mis ranas de chocolate.- Respondió Ron con un quiebre en la voz.
-Se nos hace tarde para Herbología.- Dijo Hermione mirando su reloj de muñeca.
¿Ayudar a Parkinson a hacer una Poción de Amor? Ciertamente era casi imposible conseguir el huevo, no había posibilidad alguna de preguntarle a Hagrid, descubriría sus planes. La Profesora Sprout era menos probable aún, no tenía más opción que pedirle la poción a sus hermanos, después de todo siempre llevaban su maleta con algunos artículos de su nueva tienda de chucherías mágicas.
-Malfoy ha estado más molesto que nunca últimamente.- Empezó a hablar Harry frente a la chimenea. –Lo que le hizo a Ron, no puedo entender bien que tiene en contra de él.
Hermione acariciaba a Crookshanks que se estiraba de regocijo en sobre su regazo, mientras escuchaba a su amigo.
-Él siempre ha sido un matón pero creo que esta vez se ha empeñado bien en hacernos la vida imposible. Ron me dijo que quería vengarse de él.-
-¿Vengarse? Ya le dije que no debía hacerlo, Harry, no quiero que se meta en más problemas.- Dijo Hermione severamente.
-Bueno… si se merece algo.-
Hermione lanzó un bufido.
En el entretanto, Ron tomó un tiempo para hablar con sus hermanos.
-Necesito esa poción de amor que venden.- Musitó frente a ellos.
-¿Nuestro pequeño hermanito quiere enamorar a una hermosa chica?- Se mofaron.
-No es para mí.- Farfulló en silencio frunciendo el entrecejo.
-Claro, claro.- Dijo Fred.
-Es para ella.- Añadió George.
-Esto es serio, chicos.-
-¿Para quién la quieres si no es para ti?- Preguntó Fred.
-No se los puedo decir. ¿Me podrían vender la poción de una vez?-
-No la traemos con nosotros.- Explicó George. –Es muy peligroso, sabes que está prohibido utilizarla en Hogwarts.
-Sí, sí pero…-
-Tenemos un arsenal en la tienda.- Continuó Fred.
-Vale, tráiganme una y les pago.-
-No creas que es tan fácil.- Dijo George.
-Tenemos que ir al Callejón Diagon…- Agregó Fred.
-Háganlo, lo necesito.- Y con esto, el menor de los chicos Weasley volvió a su asiento junto a Hermione.