INSANE ー HAIKYUU

OIKAWA TŌRU ꒷꒦ UBER

   Akira pavoneaba sus caderas con júbilo mientras la música salía a través de los inmensos parlantes a cada esquina del hogar, que ahora parecía haberse convertido en todo un antro; luces de colores iluminando pobremente el oscuro lugar, la sala decorada con escasos muebles para que no impidiera a los adolescentes bailar en la pista improvisada, la cocina repleta de botellas de alcohol y sustancias nocivas para la salud que se consumían y multiplicaban al instante, por lo que parecían nunca acabar.

  La de cabellos negros se lucía bien como si estuviera viviendo una película, meciéndose de lado a lado con provocación para cualquiera que tuviera la dicha de observar sus caderas bajo la falda ajustada que se había puesto, el top negro daba el aspecto de que quizás sus senos se saldrían si tomaba la decisión de saltar, pero dado que la canción no era muy rápida, estaban seguros bajo la tela.

  Quizás, era el mejor momento de su vida. Pero claro, nada podía durar para siempre, lo sabía cuando recibió una llamada y el nombre de su hermano apareció en la pantalla.

  —Vienen en camino.

  Una simple frase podía cortar casi de raíz el momento interesante por el que estaba pasando, el resoplido fue evidente después de guardar su móvil, anunciándole que «ya iba para allá. » Akira buscó a su fiel cómplice entre la gente, encontrándola coqueteando en una esquina más apartada hacia el pasillo. No dudó en interrumpir, explicándole la situación.

  —¿Te irás sin llevártelo a la cama?— le preguntó su amiga, señalándole con un dedo para nada discreto en dirección al lado opuesto de la habitación, donde un chico de cabello negro la veía cual bestia a su presa, era demasiado apuesto para ser verdad. Akira se frustró más por tener que irse, robándole el vaso de alcohol a su amiga y bebiéndolo de una sentada. Por supuesto, notó que al fondo había cierto polvo que no logró mezclarse del todo con la bebida, pero no pudo importarle menos.

  —Lo haré en la siguiente. — sentenció muy segura. Ambas compartieron la misma risita traviesa antes de que su amiga decidiera contactar a un Uber para Akira, siendo demasiado sospechosa con ésto.

  Akira no gustaba mucho de ésos servicios, por muy alto que fueran sus estándares de seguridad, y Miki lo sabía, pero aún así sólo le había tranquilizado diciendo que era conocido de alguien cercano a ella, y que tenía todos sus datos por si intentaba hacer algo. Que ella vigilaría su viaje hasta casa.

  Cuando ambas se dispusieron a salir para esperar el vehículo en la entrada de la residencia donde se desenvolvía la fiesta, se vieron obligadas a pasar justo al lado del apuesto chico que dejaba en claro todo su interés hacia Akira. A propósito, Miki la empujó para que chocara torpemente contra el azabache, oprimiendo descaradamente sus pechos contra su cuerpo.

  —¡Lo lamento tanto..!— musitó Akira, quien esperaba no ser la única que sintiera la evidente tensión entre ambos. El chico sólo le regaló una sonrisa ladeada, dejándola embobada. Fueron quizás solo unos segundos donde cruzaron miradas, pero para Miki se sintió una eternidad, jalando un poco su brazo para que reaccionara. Akira iba a ser la primera en acabar la guerra de miradas, pero el chico le tendió un rectángulo de papel antes de verla salir. Sabiendo bien de qué se trataba, ella guardó el papel entre sus dos pechos al no tener bolsillo alguno.