KOMORI MOTOYA꒷꒦ DIVINA COMEDIA.

1.9K 80 18
                                    

  Sus ojos centelleaban indicios de un inacabable consuelo, como quien derrocha paz a aquél que tenga el honor de enfrentarlos. Sus piernas ni muy delgadas ni muy gruesas le daban el soporte perfecto a ésos poco más —se arriesgaba a decir— de noventa centímetros componeedores de la circunferencia de sus caderas. Aquellas mecidas por el vuelo del vestido color marfil que se negaba a ajustarse a la blanquecina dermis. Juraba que con cada vaivén daba la sensación de un grato vals al cual gustoso querría unírsele, y era tal derroche de gracia con sólo trabajar en su día a día que hacía creer incluso al más sabiondo que lo que cometía era pavonearse a su propósito. No obstante, él, sin desprestigiar a los sabiondos y mucho menos a los recién iniciados en el arte que era admirarla, ya era experto hasta en el mínimo hilo de seda oscuro que conformaba su ilícita melena, y podía jactarse de decir que era tanto incrédula como inocente de sus propios encantos. No sabía que estaba hecha para seducir, moldeada para destacar, forrada para hacer desfallecer. Y su ignorancia sólo incrementaba su poder.

   —La vas a gastar.

      No sé molestó en apartar sus rubíes de aquella damisela en lo alto. La llamarada de calor expansiva que experimentó sumada a la suya le hizo caer en cuenta que bien estaba acompañado. Aquél le siguió el rastro a sus ojos, y se encontró con la misma divinidad que él estaba siguiendo. En un lugar como el de él, nadie podría considerarse realmente un amigo, y es por eso que no cometía el error de musitar la palabra, no si lo que no quería era risas irónicas taladrando en sus oídos recordándole que los desdichados no tenían posición para formar lazos. Muy a su pesar, el desdichado a su lado con apariencia de un joven veinteañero era lo más cercano a un compañero de celda en una prisión de máxima seguridad. Gracias a él, sabía bien que algunas eternidades eran más largas que otras. Sabía que llevaba más de lo que cualquier número romano podría contar, había visto tantos dictadores reencarnar en distintos cuerpos como tonalidades pasar por el cielo hasta dar con lo que era la actualidad. Siempre tomando como referencia el mundo en medio que lo dividía de estar más cerca de tan anhelada musa, ése terreno de tristes almas que vivieron sin fallas y sin alabanzas, condenadas a repetir su ciclo en distintas presentaciones.

      Sabía que al demonio a su lado no podía importarle menos, pero igual habló—: No puedo renunciar a esto.

       —Apuntas muy alto para acabar de salir.

   —De eso se trata.

   —No sabes nada.

     Y era cierto, la eternidad propia no se comparaba a la eternidad que su compañero había recorrido hasta ahora. Era relativamente ingenuo entre los veteranos pero conocedor en los recién llegados, su piel se había quemado y recuperado menos veces que las de su contrario aunque eso sólo se debía a la diferencia de pecados. La línea de estadía residía en niveles y el apenas había concebido el primer castigo de envolverse en llamaradas solares una y otra vez, soportando su piel curarse para volver a arder después. Ni siquiera pensaba en la razón por la que había llegado ahí, pero no tuvo que ser la gran cosa si al poco tiempo ya había sido absuelto, su forma física con la que se quedó aún después de morir parecía intacta —de no ser por ésas sombras color vino que crecían desde sus omóplatos— y podía vagar por los alrededores.

    — Dicen que pronto habrán chances.

    —Es trabajo. Ella bien puede no hacerlo.

   Con la ingenuidad digna de un humano, —que a fin de cuentas, todavía no lograba deshacerse junto a ésa mota de sentimientos arraigados al hombre— le contestó, junto a cierta emoción no digna de un desdichado—: La he visto mirarme.

     —Ellos sólo nos miran para jactarse, y unos pocos para sentir lástima. ¿Qué mirada usó ella?

    —Si te he dicho que me ha mirado es porque lo hace diferente. ¡Me llegó a sonreír! ¿Recuerdas cómo se veía una genuina? ¡Lo dudo!

INSANE ー HAIKYUUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora