SUNA RINTAROU ꒷꒦ BAD HABITS

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🏁 #3862 palabras; ⚠️leer con discreción.

   No esperaba tenerlo al instante, le conocía hasta el último de sus cabellos desordenados como para saber que no asistiría de buenas a primeras, ¿y puntual? mucho menos. Su mejor amigo podía llegar a pasarse los horarios por donde no le daba la luz. Si lo hacía con sus propias horas de comidas y sueño, no podría quedarse sentada en el sofá esperando que no lo hiciera con algo tan banal como su cumpleaños.

  Pero honestamente, iría a juicio declarándose culpable por tener la esperanza de que llegaría a tiempo. Era el único que quería ahí. Al único que podría invitar, eso si no incluía a Meirin, su vecina de infancia excesivamente correcta con la que ya no hablaba pero con la que sus padres insistían en avivar la amistad. Por lo que, aunque no quisiera verla en su hogar, la habrían invitado de todas formas, no teniendo en cuenta el hecho de que entre ellas dos, lo único en común que restaba eran las memorias y el vecindario. Por supuesto que era una gran chica, pero cuando tomaron simplemente caminos distintos estuvo tan bien con ello que tenerla en la cocina retenida por su madre hablándole de la futura universidad se le hacía tan divertido como tomar agua.

  No sólo era su presencia, sino lo que traía con ella; las ideas irreales de una hija. La mujer que le dió a luz veía en Meirin una bendición que quería que Amine imitara. No le extrañaba que después de hablar con su vecina, se apareciera diciendo algo como "Tuve que haberte inscrito en el colegio religioso ése de la señora Fukunaga aquella vez, ya ves cómo anda ella. No es por nada, pero es una niña decente, que sabe para dónde va." o también "No te estoy comparando, yo sé que tú eres tú y ella es ella, pero los buenos ejemplos son con los que te debes quedar, no los malos" y finalmente, después de la cháchara, se iba siempre a la misma conclusión "Mira, Amine, yo sé que tú estás grandecita ya para saber con quién te juntas, pero ése amigo con el que tú andas no me convence. Ojo de loca no se equivoca, yo no sé. Ahí te la dejo."

  Su madre siempre intentaba irse por lo sutil, decir lo suyo acolchado para que no doliera tanto. Pero al final, nunca fallaba en manifestar lo muy poco que le agradaba Rintarou. No tenía razones, jamás se las había dado, nunca lo había visto en algo extraño. El chico sólo existía pero a su madre "no le convencía." Su padre, por otro lado, solía apoyar a su madre.  Y en los últimos días había estado más de acuerdo con ella, tampoco teniendo razones pero excusándose en algo tan tonto como "sus instintos de policía"

  Dios y él eran los únicos conscientes de qué tan acertados podrían ser sus años de experiencia policíaca para juzgar a alguien por cómo lucía, pero muy a sus adentros, Amine no quería cederles la razón y es por eso que como podía, evadía el tema.

  Sí, no se equivocaban del todo con él, pero no lo aceptaría porque sólo lo estaban juzgando sin conocerle. Suna podía ser realmente genial cuando no estaba planeando algo potencialmente ilegal.

  —¡Sopla las velas, Amine, pide un deseo!

  Ah... ¿Qué pedía todos los años?

   Meirin terminó regalándole un par de calcetines con motivo de osos antes de irse, agradecida por la comida y el tiempo otorgado, siendo la única en el día con la que no compartía lazos sanguíneos en desearle un feliz cumpleaños. Para cuando las luces de la sala se apagaron, su madre y padre ya se habían ido a dormir. No recuerda cuánto tiempo estuvo hecha una bola entre sábanas espesas en el sofá, pero fue lo suficiente para luego encontrarse a su padre en uniforme a la madrugada para empezar su guardia de siempre.

  —¿Me estabas esperando?

  Cuestiona mientras prepara la taza de café que se llevaría, sabiendo bien que no era así pero prefiriendo quedarse con la idea de que su hija definitivamente no estaba desvelándose por nada.

INSANE ー HAIKYUUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora