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El mes había pasado y al fin volverían a encontrarse, los ojos de Horacio mostraban un brillo que en este mes prácticamente no se había mostrado, Julia estaba feliz, al fin volverían estar juntos como antes, como una familia. Esa ilusión estaba en todas las personas de aquel Audi blanco. Todo sería perfecto ahora.

O eso pensaban, había pasado ya 1 semana con Gustabo en casa y todo había cambiado. El ñiño de ya 9 años había cambiado, su comportamiento parecía el de una persona adulta y bastante antisocial. El rubio ya no se relacionaba con los niños de su edad o con nadie en general, solo con su hermano menor. Comía y bebía lo justo y notaron que le costaba dormir. También estaba alerta a todo, caminaba por el salón como si alguien estuviera acechando. La situación no hizo más que empeorar. Gustabo había dejado de hablar, solo le hablaba a Horacio, se escondía de sus padres al cambiarse de ropa y empezó a tenerle miedo a las personas adultas, si regañaban a Horacio él tendía a huir y esconderse.

Julia estaba fatal y empezó a observarlo más, intentaba pasar todo el tiempo que pudiera con él, para ver si decía o hacía algo. Nunca habló.

Conway por su parte se alejó de su familia, tenía tanta angustia que no quería ni verlo, se llamaba a si mismo cobarde, pero era su hijo y le daba miedo herirlo más.

Los meses pasaban y nada cambió, la situación preocupó tanto a Julia que comenzó a tener pesadillas, veía como golpeaban a sus pequeños sin poder hacer nada, eso la hizo pensar que a lo mejor le habían hecho daño a Gustabo, eso la aterrorizó, pero su hijo se negaba a que viera su cuerpo asique le era más difícil ver que pasaba.

Hasta que el día llegó, Gustabo estaba cambiándose como de costumbre solo y su madre subió un momento. Ahí lo vio, golpes, moretones, quemaduras y algún que otro corte estaban plasmados en el pequeño cuerpo de su hijo, en ese momento el mundo se le cayó encima, tenía ganas de golpear, torturar e incluso asesinar a quien hubiera hecho esto. Sus ojos perdieron el brillo que siempre traían, y solo había furia, tanta que estaba por romper algo, hasta que Gustabo al fin había dicho algo.

-Mamá no te preocupes, fue disciplina -

Julia en ese preciso momento supo que un adulto lo había herido. Algún doctor o algún profesor de ese repugnante sitio. Curó las heridas de Gustabo y se dispuso a contarle a su marido.

Esa noche Conway si había ido a dormir a casa, y al enterarse de todo tuvo uno de sus flashbacks, Julia lo golpeó como siempre hacía cuando le ocurrían estos percances y volvió en si, al principio quería ir y matar a todo ser viviente en aquel psiquiátrico pero se controló, tendrían que sonsacarle a Gustabo el nombre de aquel que lo hirió. Los días pasaban y nada, Gustabo no decía nada. La desesperación de sus progenitores era notoria pero no estaba dispuesto a decirlo.

Hasta una noche, Horacio había salido gritando de la habitación que compartía con Gustabo, sollozaba y pedía ayuda a sus padres. Ambos se levantaron corriendo y fueron a ver que pasaba, y la imagen qur encontraron no era para nada gratificante.

Un pequeño Gustabo entre sudores y llantos pedía ayuda a su padre, el agobio en su figura paterna apareció, se sentía como el peor puto padre del mundo, se acerco a él y lo abrazó, como si lo estuviera protegiendo de todo.

-Papá por favor, es ese hombre malo otra vez, me está tocando, me va a hacer daño como siempre- sollozaba el pequeño de 9 años.

Conway perdió la razón, su mirada quedó en un punto fijo, ya no sentía pena por nadie de ese sitio. En sus ojos café se mostraba la ira e impotencia que sentía un padre al no poder proteger a su pequeño.

Julia cayó al suelo con Horacio en sus brazos, él no entendía que pasaba, solo que un hombre malo le había hecho daño a su hermano mayor, inocentemente Horacio pensaba que alguien lo había golpeado, pobre inocencia, aunque era mejor así. Horacio veía como su madre lloraba sin parar y lo abrazaba con fuerza, él dolor que había de repente en el más pequeño fue horrible, ver a su madre así fue un golpe duro para él.

-Mami no llores, te prometo que mataré a quien le haya hecho daño a Gustabo y siempre lo protegere, solo no llores más por favor - suplicó el pequeño de 5 años.

-Horacio eres tan amable e inocente, eres muy buena persona cariño. - dijo su madre enternecida, eso había calmado un poco su dolor, pero no quería quedarse ahí viendo a Gustabo de esa manera, ni que Horacio volviera a ver eso, asique salió de la habitación con el pequeño en brazos.

Conway soltó a Gustabo ya calmado y con rapidez fue a buscar el teléfono, marcó el número de su compañera Michelle e informó de que necesitaba ayuda.

-Quiero investigar ese sitio, quiero saberlo todo, hasta cuando se hacen pajas, quiero tener ojos ahí dentro y cuando averigüe quien fue quiero que me lo traigan y robarle su puto último suspiro de desgraciado - y colgó el teléfono.

Volvió la vista al cuerpo de su hijo, ahora estaba calmado, se sentó a su lado y con una mano acarició su pelo.

-Gustabo, hijo mío, mientras yo siga con vida, mientras yo viva, nadie podrá hacerte daño, ni a ti, ni a Horacio ni a Julia, nadie os volverá a hacer daño jamás, antes tendrán que pasar por mi cadáver y el de mis hombres. Lo prometo. -

Esa noche, Conway supo que jamás volvería a dejar a su familia sin protección y que haría lo que sea por protegerlos, incluso dar su vida y la de sus hombres a cambio. Haría todo lo posible e incluso lo imposible por su felicidad. Todo por ellos.

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©ᴍᴀᴅᴇ ʙʏ @1𝐍𝐒𝐕𝐋𝐓

❥𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐨𝐟 𝐚 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 ❲𝗦𝗽𝗮𝗶𝗻𝗥𝗽❳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora