Paso IV.

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>Cuenta un secreto, uno que motive a la confianza, puede incluso ser ridículo.

Reglas: No juzgue lo que su hijo diga y aconsejele lo más que pueda.

.

Gabriel enarcó una ceja con disgusto ¿Qué secreto podía contarle a su hijo?

Claramente no podía llegar y decirle que era el villano que atacaba una vez por semana a Ladybug y Chat Noir, mucho menos decirle que su madre estaba en una capsula debajo de la casa, o que criaba mariposas donde ella reposaba. Su hijo se asustaría o se dejaría influenciar por el carácter explosivo heredado de su madre.

Tendría que buscar algo pronto.

Después de dejar el libro en su escondite camino por la mansión, subió a la habitación de su hijo y dio un par de toques, Nathalie le abrió la puerta indicándole silencio, Adrien estaba en una videollamada con su profesor de piano.

Varios minutos después con un ambiente tenso, pues Adrien al descubrir la presencia de su padre volvió sus movimientos perfectos y sin distracciones, digno de un Agreste pensó Gabriel.

—¿Quieres tocar algo conmigo papá? —preguntó rompiendo el silencio formado, Gabriel intercambio una mirada con Nathalie quien se encogió de hombros, con cierto nerviosismo el mayor se Acomodo a su lado y reviso las partituras que Adrien había estado practicando, miró a su hijo con cierta melancolía pues estaba tratando de aprender la canción favorita de Emilie, la misma que él le tocó un millón de veces, con la que ella recargo su barbilla en su hombro mientras bailaban, la que tarareaba al acostar a Adrien.

Dio un fuerte respiro.

—odiaba está canción —confesó, Adrien parpadeó sin saber que responder —pero tu madre, ella amaba hasta a la mosca que se paraba en su comida —bromeó, su primogénito le regalo una sonrisa reconociendo esa parte curiosa de su madre —estudiamos en la misma universidad, como proyecto tuve que realizar una colaboración con la clase de artes escénicas, tu madre pasaba cada 15 segundos tarareando esa canción o tocandola... —dio y respiro acariciando las teclas del piano —me invitó a tocar con ella, yo odiaba la canción, aparte de que los Agreste somos solistas, me negué y la rechace lo más que pude, aunque nunca pude apartarla de mi cabeza, hasta que cuando llego el día de la gran presentación empezó a consumirse por la ansiedad, sabía que sí arruinaba esa presentación arruinaba todas sus siguientes oportunidades, para calmarla empecé a tocar para ella, hasta que se unió y nuestras manos se tocaron —sonrió —supe que era la mujer de mi vida y sé que aunque su corazón estaba perdido otro rumbo, también lo supo.

—wow —murmuró Adrien con una sonrisa, no había escuchado de esa historia.

—pero mi secreto es que hasta que la toque con tu madre, en serio odie esa canción —ambos rieron —sí Emilie entrará por esa puerta y me escuchara decir estas barbaridades, seguramente haría algo poco ortodoxo.

—esta no es mi canción favorita como cree mamá, aun no encuentro mi canción favorita con mi persona favorita —confesó esta vez el de ojos verdes, Gabriel sonrió.

—cuando la encuentres, te lo vuelvo a repetir, no voy a permitir que la dejes ir así tenga que usar a Nathalie para que te de una bofetada, como haría tu madre —volvieron a reír.

Adrien mantuvo un silencio hasta que comenzó a tocar en compañía de su padre.

Nathalie los observó con tristeza, esperando que el lazo que comenzaba a formarse no se rompiera, o si no tendría que volver su investigación cenizas para que no cayeran en las manos de Gabriel, quien seguramente se vería cegado por una falsa esperanza y amor obsesivo, dejando atrás al pobre niño que trataba de salvar a todos sin pensar en sí mismo.

Dejó al par solos, camino hasta donde había guardado el video de las cámaras de seguridad y lo destrozó en dos, después lo escondió entre bolígrafos.

Enorgulleciendose por ella misma, al no ser cegada por amor.

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Después de haberse pasado la tarde tocando, Gabriel trató de divagar sobre la chica que le gustaba a Adrien.

Marinette Dupain-Cheng tenía mucho potencial al explotar volviendola su socia, en contra parte ahora estaba bajo el término ladrona por lo pasado con el libro, recordando su conversación la la jovencita recordó su insistencia de que Adrien volviera y no sé enterará qué ella había robado el libro; también la actitud al preguntar sobre la procedencia de mismo.

Aguardo pensativo, conocía a su hijo y lo tímido que podía llegar a ser, era impulsivo por a la vez se detenía a si mismo para no cometer un error.

Reflexionó, Nathalie le había dado información sobre la chica, sus amigos la consideraban una muy buena amiga y persona de confianza, para su hijo era la persona ideal.

Con todo eso en mente llego a la conclusión de que debía impulsarlo a hacer el primer paso, sabía que su hijo no la había invitado a cenar, de ser así le hubiera informado de inmediato a Nathalie. Cosa que claramente no pasó y le preocupaba que de tardará tanto, sin duda su hijo era más tímido con las chicas que le gustaban.

Tambien recordó el incidente que habían provocado con tal de correr del instituto a Marinette, como Adrien había corrido a defenderla con total actitud.

—Nathalie, quiero que hables con la señorita Rossi, la quiero lejos de Marinette hasta que resuelva esto —su secretaria asintió.

Después de pasar varios minutos tratando de decidirse que hacer tomó el teléfono y marcó el número que su asistente también le había dado, ella al otro lado de la sala lo miró confusa.

—buenas tardes ¿Habló a la panadería Dupain-Cheng? —preguntó al teléfono, una amable mujer le contestó —habla Gabriel Agreste, quisiera hablar con Marientte Dupian-Cheng, tengo una oferta que quisiera hacerle.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2020 ⏰

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