Paso II.
«La palabras son solamente una ilusión o incluso mentira, pero palabras acompañadas de un abrazo o unas palmadas en la espalda son más reconfortantes»
Leyó, mientras que Nathalie apuntaba en una hoja alguna información importante.
—¿Qué debería de decirle a Adrien?
—creo que un: lo hiciste bien —apretó sus labios —bastaría.
—¿En serio?
—¿Puede decirle: Te quiero, sin llorar? —tras reflexionarlo movió su cabeza en forma de negación —señor ¿Puedo hacerle una pregunta?
—por supuesto Nathalie.
—¿Por qué no puede decirle esas dos palabras?
—porque la imagen de Emilie repara en mi cabeza, no estoy listo, no aún —musitó, volvió a fijar su vista en el cuadro con su esposa —creo que al cumplir los pasos de este libro tal vez pueda hacerlo.
—lamento haberlo mencionado señor.
—tranquila Nathalie, creo que estoy empezando a acostumbrarme que ella no está, es tonto decir que estará en mi memoria, tengo que admitir que la memoria no es fiable.
—pero usted la ama... —aguardó, observó cómo el apretaba sus labios asintiendo —¿Cree que es posible olvidarla?
—en algún momento su voz se distorsionara, su olor se confundirá, su rostros se difuminara, su tacto desaparecerá, sus besos será fríos y sus recuerdos incompletos.
—usted va a recuperarla —afirmó, aunque por la mirada de su jefe entendió que era algo en lo que ya no confiaba.
—por estas dos semanas quiero recuperar a mi hijo, gracias por hacerme reflexionar Nathalie.
—es un placer señor.
El de ojos azules asintió, repaso nuevamente las palabras al principio de la página.
«Regla: demuestre el interés, el afecto, el amor...»
Cerró aquel libro con algo de fuerza haciéndolo resonar en toda la habitación.
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—¿Dos tazas de leche? —Adrien sostenía aquel tazón entre sus manos mientras que Gabriel leía una vez más las instrucciones enmarcadas en la caja de la harina —¿Por qué dos tazas de leche?
—¿Así decidieron hacerlo?
—correcto —enarcando una ceja siguió la lista de materiales —¿Por qué no lleva levadura?
—la levadura es para pasteles o panes —comentó ocultaban una sonrisa —el señor Tom, el padre de Marinette, me contó que una vez agrego más levadura a un pastel, este término desbordandose del horno, tal como en las películas —soltó una carcajada al recordar las expresiones de su amiga al escucharlo
—por cosas como estas tenemos un chef personal.
—los Agreste y la cocina no congeniamos.
—efectivamente ¿Estaría mal poner un poco de levadura?
—solo un poco, ¿Recuerdas esa vez que mamá puso tanta levadura en el pastel que el horno se estropeó gracias a eso? —el hombre se soltó a carcajadas, animando al menor.
—pareciera escena de película, más cuando ustedes dos se envolvieron en almohadas.
—y mamá te golpeó con un cucharón que ocuparía para defenderse de la "masa asesina".
Padre e hijo volvieron a reír rememorando esa tarde llena de locuras, cuando estaban tan unidos, tan juntos.
—jamás lo olvidaré —el menor afirmó con un sonido desde su garganta —admito que jamás he cocinado.
—los padres de una amiga son panaderos, podría llamarla.
—no, aunque este será el mayor acertijo que exista, lo resolveremos sin ayuda.
—entendido capitán —el rubio tomó la cuchara dando un saludo militar, su padre volvió a reír —dos tazas de leche, tres tazas y media de harina, dos huevos, una cucharada de mantequilla y otra de levadura.
—entendido —sacó los recipientes que utilizarían para medir las pociones, el rubio menor vertió cada ingrediente en el tazón que antes cargaba en sus manos, tras terminar con cada ingredientes ambos observaron las capas dudando en que proseguía.
—deben de batir —informó Nathalie quien ingresaba con el horario de clases de Adrien, ambos Agrestes cayeron en cuenta de que no sabían con que instrumento hacerlo, finalmente la del mechón rojo tomó la batidora para entregársela. Tras intercambiar miradas Gabriel incitó a Adrien porqué lo hiciera, en el primer instante un poco de harina revoloteo por el aire, mas después logro batir correctamente los componente generando una mezcla homogénea. La mujer de lentes le lanzó una mirada discreta al hombre quien tragó saliva con fuerza mientras apreciaba como su primogénito retiraba la batidora para colocarla en el lavabo.
—muy bien hecho Adrien —recitó con orgullo, mientras colocaba sus manos en sus hombros, el menor trato de resguardar la compostura.
—es hora de cocinarlos —exclamaron al unísono.
Encendiendo el fuego ambos tuvieron que pedir ayuda a la fémina que se mantenía al margen de la situación y no dudó en acudir al llamado.
Tal vez los primeros salieron quemados, tal vez colocaron demasiada mezcla y termino ensuciando la estufa eléctrica, tal vez algunos todavía estaban crudos del centro; pero con los últimos resultados ambos festejaron al ver aquel Hot cake perfecto.
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¿Demostrar Que Lo Quiero? [Miraculous]
Fanfiction¿Quién diría que su asistente olvidaría su puesto laboral? Gabriel Agreste, siempre pensó que Nathalie era una mujer que respetaba su autoridad, una asistente fiel. Sin embargo, la ceguera no sólo abarcaba su visión, también su corazón. Tan inmerso...