¡Qué triste la postal de este domingo!,
las risas, las palabras han dejado,
un insomne silencio entre los tilos,
y el viento pasa, con espectral silbido.
Prohibido está cruzar sobre los puentes,
somos islas lejanas y distantes,
mis brazos sin valor penden inertes,
en el abismo destinado a los amantes.
No hay presencia de niños en las plazas,
ni confesiones de amor en la penumbra,
la soledad constante es la amenaza,
que nos agobia escondida entre la bruma.
¡Me duele el corazón por extrañarte!,
¡me duelen las palabras que te escribo!,
estás en mí y no puedo acariciarte,
la vida vida se ha tornado un sinsentido.
Despreciaría los tesoros más radiantes,
por mirarme en el fondo de tus ojos,
y los años que Dios me prometiera,
por besarte una vez más ... solo un instante.