– Luna, ¿trajiste aquello que te pedí?
– Sí, Nami, y no te dirijas a mí de tal forma que me asustas, no somos detectives o delincuentes –Luna se sentó a un lado de Nam que se encontraba acostado en aquel césped y le entregó una caja –. Papá dijo que lo cuidaras mucho ya que es un regalo del abuelo y, pensaba dármelo a mí, pero nunca me surgió la idea de estudiar los astros y eso. En la caja sólo está el lente y uno que otro repuesto.
– En un rato o mañana, voy por el telescopio con papá –el chico sonrío.
– Nam, creo que es hora de presentarte a alguien, en serio –la chica se acostó a su lado posicionando su cabeza en los brazos largos de su amigo –. La mejor amiga de mi primo está enamorada de ti.
– ¿Cómo se llama?
– Yang-Mi.
– No, su nombre no es idéntico al que llevo buscando hace seis meses.
– Nam, creo que encontrarla o encontrarlo ya es una obse...
– Espera, ¿has escuchado eso? –Joon se levantó rápidamente del césped dejando que la cabeza de Luna se diese un buen golpe en el suelo.
– ¡Auch! –la chica sobó su cabeza y se sentó mirando a su amigo quien intentaba escuchar lo que fuese que hubiera escuchado –. ¿Qué ocurre? Yo no he escuc...
– Shhh...
La pequeña Luna se cruzó de brazos y abultó sus labios en son de berrinche al ver que su amigo lo había interrumpido de nuevo. Mientras tanto, Nam-Joon esperaba impaciente que ese nombre fuese nombrado de nuevo...
Y ahí estaba...
– ¡Ji-Min! ¡Mamá, Ji-Min no quiere entregarme mi teléfono! –un chico que parecía de la edad de Luna, gritaba como loco mientras corría detrás de un chico de cabello negro ceniza; un chico con una sonrisa hermosa; un chico que en lugar de parecer un mortal, parecía un bello ángel que había caído en este mundo por error.
– Ah, son los nuevos vecinos –dijo Luna al ver tal escena y a ver a su amigo anonado divisando a los hermanos Park –. Su padre es el mejor amigo de mi padre y su madre es amiga de la amiga de tu madre que vino de Busan, ¿recuerdas?
– ¿Y tú cómo lo sabes? –cuestionó Nam-Joon.
– Soy una Min, lo sé todo –la pequeña sonrió –, tú sabes que mi padre conoce a medio Corea.
– No seas tan exagerada.
– Bueno, medio Seoul y Busan, y también lo conocen en medio Seoul y Busan así que lo escuché hablar con mi madre sobre la visita de un viejo amigo de apellido Park que quería residir aquí, pero no sabía dónde. Entonces, la amiga de su esposa, la señora Chae-Lin, le había dicho que ella le ayudaría y bla bla blá, y mi padre también se contactó con los Park y bla bla blá.
– Buen punto –respondió Nam aún sin dejar de mirar a aquellos hermanos.
– ¿Sabías que pareces un acosador, Namu?
Nam-Joon ni siquiera le estaba prestando atención a lo que su amiga le decía, sólo estaba concentrado en aquel chico que sonreía y se burlaba de su hermano que estaba refunfuñando demasiado enojado. Nam sonreía ante las acciones de aquel peli negro. Su corazón latía cada segundo más rápido, nunca había llegado a latir de tal forma. Ni siquiera cuando entrenaba.
Y es que, el chico sonreía de una manera tan hermosa e incluso, sus pequeños ojitos se cerraban formando una bella media luna. El chico no era de este mundo; el mundo no merecía a ese chico.
Sin percatarse, una sonrisa salió a flote de parte de Nam-Joon. Sin percatarse, aquel hermoso chico llevaba mirando por varios minutos a aquel chico moreno que no le quitaba la mirada de encima. Sin percatarse, el chico le devolvió otra hermosa sonrisa e hizo reverencia para luego ingresar a su casa a ayudar a sus padres con lo que lo que necesitasen.
– ¡Kim Nam-Joon! –el grito de la menor despertó a Nam de aquel leve sueño, despierto, en el que se encontraba.
– Ah, disculpa, Lu, es sólo que...
– S... espera, no digas estupideces –Nam-Joon volvió a recostarse en el césped.
– No son estupideces, es la verdad o ¿lo negarás? Lo mirabas como un tonto enamorado, así no mira a nadie, en realidad.
– No lo sé –sonrío el mayor.
Pero sí lo sabía, él era el susurro.
Nam-Joon llevó a Luna a su casa y luego se dirigió a la suya.
El chico iba pateando una piedra sin mirar al frente, sin mirar por donde iba cuando de repente, se topó con alguien e hizo que todas aquellas bolsas que traía esa persona cayeran. Nam-Joon se agachó un poco para levantar las bolsas que por culpa de andar desprevenido, habían caído.
– Disculpe, no veía por donde caminaba. Es mi culpa y...
– No te preocupes, somos humanos. Todos andamos mirando a la nada pensando en todo alguna vez –una pequeña risita fue escuchada de parte de este.
– Tome –Nam levantó su cabeza para estirar su mano con aquellas bolsas y entregarlas a quien le pertenecen.
– Gracias.
Al Kim darse cuenta de quien se trataba, hizo caer las bolsas de nuevo causando la risa en el chico de cabello negro como la ceniza.
– Di-discúlpame, no sé qué me ocurre hoy –respondió el mayor entre tartamudeos.
– Las estrellas y su hogar hoy no están a favor tuyo –respondió el contrario –. Soy Park Ji-Min, un gusto –estiró su brazo esperando el saludo del otro.
– So –Nam tomó una bocanada de aire y sacudió su cabeza –... Soy Kim Nam-Joon y el gusto es mío –respondió al saludo juntando su mano con la del chico mientras ambos sonreían.
Sus manos seguían conectadas, ambos estaban experimentando por primera vez ese cosquilleo en sus estómagos; esos pálpitos rápidos y fuertes de sus corazones.
Ellos eran como Andrómeda y la Vía Láctea, dos galaxias que se atraen, pero que no han chocado.
Eran como NGC 5426 y NGC 5427, dos galaxias que también se atraen, involucradas en una danza espectacular... una danza que perdurará una docena de millones de años según la ciencia.
En ese instante, sólo eran Andrómeda y la Vía Láctea, pero en la mente de uno de ellos, estaba el llegar a ser algún día como NGC5426 y NGC5427... algún día.
– Bueno, debo ir a casa –Ji-Min habló.
– Oh sí, espera te ayudo con esto –dijo Nam soltando la mano del chico para levantar las bolsas de nuevo y entregárselas.
– Bueno mmm, hasta luego, Nam –dijo el peli negro sonriendo.
– Hasta luego, Ji-Min.
– Dime "Jiminnie o ChimChim", así me dicen mis amigos –sonrío.
– Suena bonito "ChimChim", chimchim –dijo Nam riendo.
– Me gusta cómo se oye, le diste ese toque agraciado, Nammie, ¿puedo decirte así? –cuestionó el chico.
– Claro...
Ji-Min asintió y se despidió sonriendo. Nam se giró para ver el chico alejarse... Ji-Min también se giró y se despidió sacudiendo una de sus manos para luego continuar su camino.
Nam-Joon sonrió y también continúo. Ambos con una sonrisa en su rostro; ambos con su corazón a mil.
Había sido el mejor encuentro.
// bl-ackbangtan la parte crucial 💕
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"El Susurro del Universo" (NamMin/MiniMoni)
Fanfic¿Imaginas que el Universo sea el cómplice de tu unión con la de aquella galaxia que te complementa? Aquí fue posible. Va dedicada a @bl-ackbangtan ❤~