Prólogo

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Las estrellas aparecen en lo alto del cielo cuando se torna oscuro. Acompañan a la luna, la más grande de todas, hasta que llega el sol. Es ahí donde termina su ciclo, su función. Solía pensar de aquella manera; las estrellas son egoístas. Están juntas, se ven bellas, pero todo eso llega a un fin. Por más que vuelvan horas más tarde, el sentimiento que las envuelve se desvanece hasta tornarse olvidable e insufrible. No duran para siempre. Ese siempre no es más que una mentira pasajera para que te sigas aferrando a ellas. Para que las esperes. Para mí, las estrellas eran como un sueño.

Las estaciones aparecen a lo largo del año para acompañarnos día a día, todo el año y toda la vida. Es imposible deshacerse de ellas, porque ellas siempre van a estar ahí para ti. En eso se diferencian de las estrellas. Sin embargo, tienen una semejanza cruel; son cambiantes. No siempre va a ser verano, invierno, otoño o primavera. Te hacen esperar su llegada a través de meses. Las estrellas solo lo hacen por horas. Increíble, ¿no? Las estaciones también son egoístas; puedes tener una a la vez, pero no todas. Por más que vuelvan meses más tarde, el sentimiento que envuelve a cada una se desvanece hasta tornarse olvidable e insufrible. No duran para siempre. Ese siempre no es más que una mentira pasajera para que te sigas aferrando a ellas. Para que las esperes. Para mí, las estaciones eran como un sueño.

Las estrellas, la luna, el sol y las estaciones se conectaban a través del tiempo para llegar un destino imposible de sucumbir: la muerte. Todos esos elementos se conectan de alguna manera, todos están ligados a esta historia que jamás tuvo un final feliz. Que jamás vio la luz ni tuvo un público merecedor de ella. Escribiendo esto me doy cuenta de que no he cambiado; sigo siendo el mismo cobarde de siempre. En realidad, nada es egoísta. Solamente yo lo soy. Estoy culpando a las demás cosas por mis errores y mis pecados, y no es justo.

Esta historia tiene que continuar. Y para ello, debo afrontar la realidad, debo ser fuerte para superar cada adversidad: cada lluvia de verano, cada invierno oscuro, cada tormenta de primavera y cada otoño desolado. Necesito ver las estrellas una vez más. Necesito escuchar aquella triste melodía una vez más. Y, sobre todas las cosas, necesito ver su sonrisa una vez más.

Hay tantas cosas que no hice y me arrepiento tanto de haberlas apartado a un lado. Es cierto que los humanos no podemos librarnos de nuestro trágico final, pero tenemos que hacer algo para que el camino recorrido valga la pena. Me he estado equivocado todo este tiempo respecto a lo que pensaba de mí y de mi vida; no puedo cometer los mismos errores.

No quisiera catalogar esto como una historia de amor, porque no lo es. Este relato tiene, además de amor, vidas para contar. Lamentablemente no posee ese sentimiento tan bello y asqueroso con tanta intensidad. Pero espero que se transmita tanto como las personas que están en ella lo sintieron. Aunque nunca lo admitieron. Pensándolo bien, amo las estrellas y las estaciones. Amo la luna. Amo el sol. Daría mi vida y todas las vidas necesarias para poder apreciarlas con la vehemencia que se merecen. Porque en estas están guardadas nuestros recuerdos y  nuestras memorias de años.

La historia de nuestras vidas.

Hasta que estés en mis brazos de nuevo [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora