Intervalo 1: Invierno interminable

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Los copos de nieve caen del cielo como una cascada, o eso es lo que Todoroki piensa mientras se coloca sus botas de color amarillo. Seguramente llegaría tarde a la primera clase. Tampoco es como si le importara, hablando con sinceridad. Después de pararse y acomodarse su abrigo con mucho cuidado, abre la puerta para marcharse de su hogar. No está muy seguro de si esa sombrilla vieja lo ayudaría a evitar la cantidad masiva de copos que se deslizan con ímpetu, pero espera que sí. Ya estaba en el portal de afuera cuando escucha su voz:

—¡Shoto!

Se da la vuelta para mirarlo y trata de no rodar los ojos cuando lo ve ahí, parado en el pasillo, llevando sólo una camiseta blanca y unos pantalones muy desalineados. También sabe que él está tratando de mantener el semblante lo más amable posible, aunque se nota que no está muy presente. Dabi bosteza mientras se rasca su oscuro cabello.

—¿Qué quieres? Estoy llegando tarde... —esta vez si lo mira escrutando los ojos, haciéndole notar su disgusto. ¿Por qué lo molesta tan temprano a la mañana?

—Sólo quería hacerte saber que hoy a la tarde iré a realizar un par de trabajos, así que no me esperes despierto. Posiblemente esté afuera un par de días más, no estoy seguro. De todas maneras te llamaré —Todoroki lo escucha en silencio tratando de descifrar la actitud del contrario. Al no escuchar una respuesta, el azabache le pregunta— ¿está bien?

—Sí.

Un silencio incómodo invade el lugar. El bicolor, inseguro, le hace un gesto con la cabeza para por fin emprender camino a la escuela, pero el mayor avanza hacia donde está y lo agarra del hombro, imponiendo una fuerza insoportable en su extremidad. El contrario lo mira enojado, empieza a retorcerse para soltarse de aquella presión.

—¿Qué quieres ahora? ¡Déjame en paz!

Dabi lo observa divertido, sin intención de dejarlo ir.

—¿Por qué estás tan arisco? ¿Hoy te levantaste con el pie izquierdo?  —con la mano libre le empieza a acariciar la cabeza con suavidad, pasando sus dedos por el cabello bicolor del adolescente. Todoroki detiene su lucha para observarlo incómodo, la mano que se pasea por su cabeza se siente muy áspera y callosa. Las cicatrices que adornan todo su cuerpo eran muy imponentes, en especial cuando puedes sentir el tacto que poseen; tan desagradables y repulsivas para el menor.

—No te importa —le contesta. No lo suelta y ya pasaron varios minutos, ¡ese maldito lo está haciendo a propósito! Ahora ya no lo dejarían entrar a la primera clase por más que suplique.

—Vamos, estoy tratando de ser amigable, ¿por qué me lo pones difícil, primito? Habla conmigo. No te hagas el de rogar —le dedica una sonrisa un tanto perturbadora para los ojos de Todoroki.

Inhala y exhala pesadamente, intentando calmar su interior. Se riñe a si mismo diciendo que tiene que actuar como siempre hace en todas las situaciones. Él no es de esas personas que pierden el control y la paciencia con ligereza, es más, le molesta de sobremanera la gente así. Muy pocas veces se había encontrado con ese tipo de individuos, y no eran para nada de su agrado. ¿Para qué perder los estribos con una tontería como esa? Dabi es un idiota, ya lo sabe muy bien. Seguro se encuentra drogado o algo así, y eso no es de su incumbencia.

—Dabi —el otro le dirige su mirada sin dejar de pasar de manera dulce los dedos por toda la extensión de su cabeza, lo hace tan despacio que al menor le surgen escalofríos por todo el cuerpo—. Sería de mi agrado hablar contigo, pero en este momento tengo que ir a la escuela. No tengo tiempo, quizá cuando vuelvas de tu viaje podemos sentarnos tranquilos a mirarnos la cara. Ahora no, por favor.

El azabache rió ahogado.

—Me parece bien. Si vuelves temprano, podríamos almorzar juntos.

—No sé a que hora voy a salir, pero trataré —asintió con la cabeza y el mayor soltó el agarre de su cabello y hombro.

Hasta que estés en mis brazos de nuevo [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora