Dímelo Joaco

Prólogo

Joaquin :

Aún recuerdo ese día , como si fuese hoy  . Me había levantado a las diez am , como habíamos acordado la noche anterior , y solo eso ya era algo por el cual me sentía nervioso . Nunca me habían dejado despierto hasta tan tarde y se sentía tan raro que ni la fastidiosa de mi hermana menor entrara a mi habitación a despertarme con un vaso de agua en la cara . Tomé mi mochila de los Looney Tunes y una linterna en forma de Nemo , de la cual me sentía más que orgulloso de tenerla , sin importar lo que Emilio dijera de esta y de lo infantil que me veía al poseerla . Me asomé por la ventana de mi balcón y unas manos alzadas eran la señal exacta para poner nuestro plan en marcha .

Baje las escaleras y me sorprendió ver a mi padre en la mesa tomando su taza de café como todas las mañanas , me sonrió y me despedí de él con una sonrisa exacta y lo último que recuerdo que dijo fue que regresara a tiempo para la comida. Al salir Andres estaba esperándome junto al chico de cabellos rizados .

Aquel día iba a ser diferente , íbamos a entrar a la casa del señor Price , un viejo cascarrabias que tenía la mayor reserva de dulces de la ciudad y sumemosle que era el dueño de la mejor tienda de dulces y los mejores se los quedaba para él y a la tienda mandaba los que siempre salían a la venta . El anciano , siempre nos enseñaba  las cajas de chocotines , crispy crunchies y mis favoritas hasta el dia de hoy las famosas Stawberry Cookies , era más que evidente que el viejo ese me odiaba a mi , Andres y Emilio , mis dos mejores amigos .

Ese par se llevaban como hermanos , hacían todo juntos , a excepción de los deportes , Andres practicaba básquetbol  y Emilio fútbol , esas eran sus únicas diferencias.

Andres  y yo teníamos casi la misma edad , mientras que Emilio era un par de años mayor que yo , pero nos divertiamos juntos y aunque no debe ser mencionado , él repitió  un par de años la escuela y con mi ayuda  le iba bien en las materias y así teníamos tiempo suficiente para pasarla juntos .

Al  verme desde la entrada de mi casa , el chico de cabellos negros me llamo y dijo :

-Vamos Joaquin , debemos aprovechar cada segundo que tenemos o el esposo de Tronchatoro , regresará del puerto y nos pillara con las manos en la maza y no queremos eso .

-Ya voy - les hice unas señas para que nadie descubriera nuestro pequeño plan-

-¡Joaco date prisa -dijo el rizado-. El único que me llamaba así , capaz de hacerme perder los papeles en cuestión de segundos .

Una parte de mi siempre quería demostrarle que no era un pre adolecente de doce años miedoso , que queria ver al miedo a los ojos y decirle que este sería vencido pero encontraba la forma de hacerme rabiar como de hacerme reir cada vez que le dictaba clases de matemáticas .

No importaba cuantos bichos cogiera , escupitajos diera o arrojara  papeles al escritorio del profesor , Emilio siempre me vería como un niño , al que hay que proteger siempre , por esa razón cuando estaba cruzando la calle , el corrio hacia mi y me cargó entre sus brazos para llevarme al otro lado de la acera rápidamente , razón por la cual me enoje y mucho .

-No ibas a echarte para atrás ¿verdad, rizitos de oro?. - dijo con esa mirada pícara que lo caracterizaba y a las chicas de otros grados les fascinaba y volvía locas y rendidas a sus pies - A diferencia de Andres , sus ojos negros me hacian sentir a salvo y nunca hubiese dudado de el si me dijera saltemos desde un puente hasta el lago , pero los de Emilio ,sus ojos color miel , me hacian perder todo uso de razon y por mas que quisera golpearlo por todo lo que me decia o hacia , no podia , me perdia totalmente en ellos .

-No me llames así , sabes que lo odio -dije empujandolo para poder liberarme  de su agarre y poner nuestro pequeño plan en marcha -. Esa noche tendría dulces hasta reventar .