Celestine Wilson es una enfermera que trabaja en la clínica de Denver, Colorado.
Un día, por los pasillos de aquella clínica entra alguien en una camilla en estado critico; había pasado un incendio en los bosques cerca de una carretera y había solo...
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Pasaron unos cuantos días y no había sabido nada de Tobías aunque sabría algo de el si por lo menos le hubiera pedido su teléfono.
Exhale con cansancio, tome la bandeja con medicamento y me la llevé a la habitación de una de mis pacientes favoritas, Amanda, una pobre niña que había sido diagnosticada con cancer desde muy pequeña, pero ella sigue luchando por salir adelante...lo que la convierte en alguien muy especial.
—buenos días, Amanda ¿Cómo dormiste?— le pregunté depositando la bandeja en la mesa de noche color menta.
—¡Buenos días, Celestine! Uhm...Bien, muchas gracias— me respondió pero no estaba segura, ella nunca duda al hablar.
—¿Segura? Dudaste un poco al hablar— Amanda había desviado la mirada, algo sucedía —Es que anoche un hombre alto estaba mirando por mi ventana— suspiré aliviada, los niños suelen tener una imaginación muy fuerte y más durante la noche.
—Debio haber sido solamente un sueño, Amanda. Pero si quieres puedo decirle a alguien que haga guardia afuera— le dije lo que la hizo ver más calmada —gracias, Celestine—.
Alguien tocó la puerta —¡Pasé!— exclamé, la puerta se abrió y al otro lado se encontraba Tobías —¿Tobías?—.
—¿Estás ocupada?— fue lo único que preguntó, ni si quiera había dicho "hola" —ehm...si, estoy cuidando a Amanda—.
—¿Él es tu novio?— preguntó la niña observándolo, a lo que me puse algo nerviosa —N-no, el es solo un amigo— explique pero me interrumpió Tobías —Eso no es cierto, tu y yo estamos saliendo— dijo mientras se recargaba en la pared.
El silencio incomodo reino hasta que fue interrumpido cuando Amanda tomó de manera rápida su medicamento —¡Listo! Ya terminé mi medicamento, puedes ir con tu novio— dijo sonriente.
—¡Oh! Muy bien, Amanda— dije mientras le hacía pequeños mimos en su cabeza —Eres una buena niña, te vas a mejorar pronto— al decir eso una gran sonrisa se formó en el rostro de Amanda —¡Yo espero que si! ¡Gracias, Celestine!—.
Me levanté del pequeño banco que estaba a lado de la cama de Amanda —Muy bien ¿Quieres que te ponga la televisión?— le pregunté.
—Este...la verdad hoy me gustaría dormir un poco, gracias, Celestine—.
Un poco confundida asentí —Bueno, entonces me retiro, mejórate, Amanda— le dedique una sonrisa y salí de su habitación junto a Tobías.
Una vez en el pasillo el me preguntó algo que de cierta forma me molestó —¿Por qué le dices que se va a mejorar? Es obvio que se está muriendo— sentí como mi ceño se fruncía —¿Y por qué le diría que se está muriendo? Es mejor animarla que deprimirla— Tobías simplemente se encogió de hombros.
—Solamente le estas dando falsas esperanzas—.
—Aun así es mejor eso que decirle directamente que no va a salir adelante— en ese aspecto Tobías era extraño, podía hablar con tanta facilidad sobre la muerte o hablar sobre eso y no sentirse ni un poco mal ¿o tal vez era que yo soy demasiado sensible?