❝ 007 ; minari ✩ ❞

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Chaeyoung iba en el asiento trasero junto a su hermanito tarareando una canción que su papi Taeil le había enseñado.

—¡Chae va a llegar tarde, Seo!— gritó Taeil al ver la hora en el estereo del auto.

—No me grites, lunita— murmuró John con su labio levemente temblando.

La verdad detrás del porqué por primera vez iban llegando tarde, era por nada más y nada menos que a Johnny se le ocurrió peinar a su pequeña él solo; el americano no era el mejor peinando, así que había tardado más de diez minutos tratando de peinar los cabellos de su hija.

Cuando al fin llegaron, Taeil bajó a Chaeyoung deprisa para que alcanzará a llegar; padre e hija debían correr ya que sus cortas piernas no les permitían llegar rápido con sólo caminar. Moon se agachó a la altura de su pequeña y besó su frente.

—Ten un lindo día, Chae. Te quiero— la nombrada contestó un "te quiero más, papi" para adentrarse a la escuela, donde más adelante se encontraría a su amiga esperandola.

La pequeña Seo Moon crecía rápidamente, ahora ya tenía seis años y medio; eso indicaba que dejó el jardín de niños para entrar a una nueva etapa escolar.

—Nayeon unnie— saludó Chaeyoung al acercarse a su mejor amiga que la esperaba sentada en una jardinera.

—Llegas tarde, Chaechae— avisó la mayor, poniéndose de pie para adentrarse al edificio junto a la menor —Pensé que no vendrías.

—Papá Johnny tardo en peinarme— se justificó la menor con su mayor.

Al adentrarse al edificio no tardarían mucho en separarse y tomar diferentes caminos debido a que ambas iban en distintos salones por su diferencia de edad.

—Nos vemos en el receso, Chae— la castaña asintió despidiéndose de Nayeon con un ademán de mano. El salón de la conejito estaba en el segundo piso, y el de Chaeyoung en el primero, donde se encontraba.

Chaeyoung daba saltitos en cada mosaico asegurando de no tocar las líneas, sus tíos le habían enseñado ese juego y le parecía divertido hacerlo camino a su salón. Mientras lo hacía, su mirada estaba fija en sus pies y en donde tocaban, y también susurraba una canción infantil.

Antes de que pudiera seguir su camino al aula, chocó con algo que la hizo retroceder varios pasitos pues el golpe fue algo duro.

—Ouch— se quejó sobando su cabeza con una considerable mueca.

—Ah, lo la-lamento— escuchó una voz susurrante frente a ella, lo que la hizo elevar su rostro para mirar a la dueña de esa voz que era muy baja y sin mucha fuerza —No debí quedarme quieta en este lugar.

Lo primero en que sus ojos se fijaron, fueron en sus largos cabellos negros que eran recogidos por una gran coleta y le adornaba un moño gris haciendo contraste con el uniforme; lo siguiente fueron sus ojos que brillaban, y su piel blanquecina que era decorada por bonitos lunares.

—No, está bien. Yo no me fijaba por donde iba— se disculpó la bajita con cierta vergüenza —Suenas un poco rara cuando hablas— comentó Chaeyoung sin afán de ofender a la pelinegra.

—Lo sé, es que soy japonesa y todavía no domino muy bien el coreano— susurró cabizbaja la más alta, Chaeyoung abrió su boca sorprendida —Soy nueva, y estaba viendo el croquis de la escuela para saber donde está mi salón... pero no le entiendo.

—¿Cuál es tu salón?— preguntó Chaeyoung, elevando aún más su cabeza para poder mirar el gran croquis de la escuela.

—Este— la pelinegra le extendió un pequeño pedazo de papel que tenía escrito "5A". En eso, el timbre que anunciaba el comienzo de las clases sonó, haciendo que las dos niñas mirarán la campanilla que provocaba el sonido.

Crónicas de una familia no tan primeriza [#3] ψJohnilψDonde viven las historias. Descúbrelo ahora