❝ 002 ; carrusel ✩ ❞

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Taeil cambiaba a Jinho sobre el colchón matrimonial que tenían en su cuarto. Hoy saldrían de paseo los cuatro juntos desde el nacimiento del pequeño.

La familia Seo Moon no era mucho de salir a pasear o tener tardes de paseo familiar, la última vez que lo hicieron tuvieron una mala experiencia; pero el tiempo pasó y las cosas cambiaron mucho, ahora tal vez los dejarían ser una familia normal.

Chaeyoung ya se encontraba en el primer piso con su papá Johnny, ambos ansiosos por salir a pasear. La pequeña llevaba un pantalón, una camisa de manga larga con franjas amarillas y blancas, también llevaba una chamarra que la protegía del clima frío que había afuera y unas botas con interior esponjoso. Taeil era algo sobre protector con sus bebés y los vestía así para evitar que pescaran un resfriado.

Después de unos largos quince minutos para padre e hija, el pelinegro bajó junto al bebé en sus brazos.

Cerraron todas las ventanas y puertas muy bien y partieron al parque más grande que tenía Seúl, éste se encontraba casi al centro de la cuidad; irían ahí pues el lugar se prestó para poder festejar el festival con flores de cerezos.

[...]

Luego de que Seo pudiera encontrar un espacio libre para estacionarse, bajaron del auto y partieron al gran lugar, que se localizaba a unas dos cuadras de donde habían dejado el carro.

Moon llevaba al menor de todos en su carriola, de ésta colgaba la pañalera con todo lo que pudieran necesitar; agarrada de la carriola iba Chaeyoung, y Young Ho sostenía su otra manita. La pequeña castaña miraba asombrada el espacio decorado con miles de cosas en diferentes tonos de rosas y muchas flores de cerezo.

—Al tío Yuta le gustaría ver esto— habló la de cabellos cortos, ambos mayores asintieron totalmente de acuerdo —Lo extraño, y también al tío Sicheng.

—Lo sé Chae, nosotros igual. Pero ahora están de vacaciones en Japón y deben de estar pasándolo de maravilla— contestó Taeil con dulzura, despeinando con suavidad los cabellos de su hija. Sabía que sus amigos habían ido a Japón como luna de miel, meses tarde pero por fin tenían una; algo que Moon deseaba tener una vez que su hijo creciera lo suficiente para dejarlo a cargo de alguien más.

Estuvieron de un lado a otro, paseando entre las parejas, amigos y otras familias que se encontraban ahí. Johnny no podía evitar tomarle fotos a su esposo e hijos en cada decoración que había, e incluso tomaba otras cuando los tres estaban distraídos.

—¡Papis! ¡Miren!— gritó Chaeyoung, ganándose más miradas aparte de las de los padres; los mayores miraron hacia donde apuntaba su hija, encontrándose con un lindo carrusel no muy lejos de donde estaban —Quiero subirme, ¿Puedooooo?~ suplicó la menor con un mohín en sus labios.

—¿Aún queda dinero, cariño?— preguntó el pelinegro a su pareja antes de decirle que sí a su pequeña. Después de haber parado en un puesto de comida y dulces japoneses, Chae no se retuvo y comió de todo, aparte de pedir una considerable cantidad de golosinas.

—Lo suficiente como para subir los cuatro— respondió John, dándoles una sonrisa a su hyung e hija; aquel comentario y sonrisa hicieron que entendieran que podían ir y subirse.

Taeil y Johnny eran papás de dos pequeños, pero aún así les ilusionaba los detalles más mínimos y las cosas que a los niños les gustaba y emocionaba; eran dos niños en cuerpos de adultos.

Mientras esperaban en la fila de espera, Chaeyoung no dejaba de mover constantemente sus piecitos y mover sus dedos que se aferraban a las barras que limitaban la fila. Taeil notó el comportamiento de su pequeña y le dio un leve codazo al estadounidense, indicándole que le preguntará que tenía; el mayor no podía pues le daba biberón a su bebé.

—Chae, ¿Qué tienes?— preguntó Young Ho poniéndose en cuclillas frente a su hijita, la nombrada bajo su cabeza al parecer avergonzada pues sus mejillas tenían un color carmesí; el castaño no sabía si aquel color era por el frío o por la vergüenza.

—N-nada, papá— contestó la menor tratando de evitar hacer contacto visual. Seo giró su cabeza para ver al mayor, éste le hizo una seña de que siguiera insistiendo.

—Cariño, no mientas. Te conocemos como a la palma de nuestra mano, te ocurre algo— gracias a la insistencia del alto, su pequeña hija finalmente habló.

—Es que tengo miedo, ¿Este juego no es peligroso?— preguntó jugando con sus deditos de manera nerviosa. Chaeyoung nunca se había subido a un carrusel, y tenía miedo de que no fuera como se veía.

—Chae, los carruseles son de los juegos más tranquilos e inofensivos de todos— le tranquilizó Young Ho; dirigió su mano a la mejilla de su niña, dándole suaves caricias para calmar las últimas dudas de la menor.

La pequeña terminó aceptando subir al juego, si sus papis y hermanito estaban con ella, podía hacerlo y disfrutar del juego.

Arriba del carrusel, Chaeyoung iba con su papá Johnny encima de un caballo, Taeil tenía entre él a su pequeño bebé que reía y balbuceaba; la pequeña castaña no dejaba de reír y sonreír.

Le gustaba pasar aquellos momentos lindos con sus papis y su hermanito, era algo nuevo; al fin tenía compañía diaria de alguien pequeño.

[...]

La familia se encontraba en el puente del gran parque, frente a ellos estaba el lago que rodeaba el lugar y un bello atardecer.

—Papá, ¿Puedo sostener a Jinho?— preguntó emocionada la menor, Young Ho no dudó y asintió, entregándole al pequeño en sus brazos; por supuesto que le ayudaba sosteniendo sus brazos por debajo —Mira Jinho, el sol es muy bonito porque es el tío Haechan— dijo Chaeyoung apuntando a la gran bola amarilla que se ocultaba.

Taeil sonrió enternecido por la ternura que le provocaban sus hijos, volteó a ver de reojo a su esposo, dándose cuenta que él también le miraba; pero sin discreción.

—Te amo— soltó Moon con todo el amor que podía, Seo amplió más su sonrisa y bajó su mirada avergonzado; no se esperaba aquel comentario del mayor.

—También te amo, lunita— respondió meloso. Se acercó más al bajito y le tomó con mucha delicadeza su mano, sin apartar la mirada.

—Jinho y yo también los amamos papis— comentó la castaña, sacando de su propio mundo a los mayores.

—Nosotros los amamos más, ¿no es así Taeilie?— el nombrado no dudó en asentir mirando con mucho cariño a su pequeña y pequeño.

La linda familia miró el atardecer de la ciudad toda junta, pensando que era lo más hermoso que veían en el día. Pero la verdad es que para Johnny, lo más hermoso del día fue ver a Taeil ejerciendo de la mejor manera su paternidad; realmente lo amaba mucho y por nada eran esposos y padres de dos maravillosos pequeños.

꒰🐯🐰꒱


Hola (*๓´╰╯'๓)

Espero les haya gustado uwu💖

¡Gracias por leer!🐰❤

Crónicas de una familia no tan primeriza [#3] ψJohnilψDonde viven las historias. Descúbrelo ahora