Capítulo 1: Oscuridad

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Me despierto con un insufrible dolor en el cuello, ¿Por qué tengo la mala costumbre de dormir como si tuviera articulaciones dobles?, la verdad no sé como me aguanta mi gran amor Verónica, ya casi la considero una santa por soportarme todo este tiempo, sin duda he escogido bien.

Me levanto con la lentitud de una tortuga, con la esperanza de que lancen un anuncio y nos informen de que hoy se suspende el trabajo en la nación, ¡por favor que se cumpla mi petición!

-       Levántate Alexander, es hora de trabajar -

Escucho la melodiosa voz de la que me roba las sonrisas y suspiros, ¡Como amo a esta mujer!

-       Cielo dime que hoy no hay trabajo, ten piedad de mi- le digo mientras la veo que camina de lado a lado preparando el almuerzo en nuestra pequeña área.

Ella es tan hermosa, con su pequeño cuerpo y ese pelo lacio negro azabache  que me trae como loco, sus hermosos ojos color miel, tan claros como la mañana, llenos de vida, una vida que ella ha decidido compartir conmigo, la amo. Como me encanta tocar su piel blanca como la nieve. En pocas palabras la mujer más hermosa del mundo.

-       Eso quisiera yo también guapo- me dice tomando dos tazas para nuestro café- pero hoy se cumple dos años de la nación 8 y tenemos que asistir al trabajo y festejar en el trabajo.

Lo que se dice guapo, no soy guapo, pero si tengo mi toque, midiendo 1.85 y con mi pelo castaño rebelde y con unos ojos color gris verdoso que muchos quisieran tener. Tengo con que defenderme, tengo musculo, pero tampoco parece que tenga bolas por todas partes. En fin ella y yo somos perfectos juntos.

-       Festejar no es una palabra que le quede a la ocasión -

Festejar ahora lo llaman ¡FESTEJAR! Que tiene de especial saber que llevamos dos años encerrados en una capsula para evitar ser contagiados por la toxina. Me muevo hacia la única ventana de la área que verónica llama "HOGAR", para mi es como cualquier cuadrado en donde dormimos y listo.

Recuerdo en el momento en que todo comenzó, fue un Septiembre como cualquiera en donde mi novia viajaría con su familia a lo que antes era Europa, invitándome en el ultimo momento y accediendo como si dependiera mi vida en ello, no puedo negar que los días que pase ahí fue lo mejor, pero todo cambio tras la caída de un meteorito en medio del Océano Atlántico, nadie sabia que estaba pasando, todo fue muy de prisa, la gente estaba fascinada por aquel fenómeno, pero todo eso se termino cuando empezaron a sonar las alarmas, todo el mundo empezó a gritar, correr, destruir, todos huían de lo desconocido, hasta que todo se convirtió en oscuridad.

Por un momento pensé que estaba muerto. Tenía miedo. Miedo real. De esos miedos de los cuales sabrás que tendrás pesadillas por el resto de tu vida. Jamás había sentido este tipo de miedo. Solo hubo una vez que tuve miedo y me ha atormentado. Dentro de esta oscuridad que me hace temblar escucho voces. Voces muy lejanas pero a la vez más cerca de lo que quisiera. Trate de abrir los ojos, pero fue inútil. Hice lo más sensato. Escuche para garantizar que no estaba muerto, pero parece que era preferible estarlo. 

-       Cerraron las puertas, nadie entra y nadie sale- escucho a una mujer.

-        Pues más vale que sea así, no quiero arriesgarme a ser contagiado más de la cuenta con estos parásitos- dice un hombre que parecía ser el ser la persona más antipática en la tierra.

-       No los llames así – lo regaña aquella mujer – están limpios y no tiene ni un rastro del toxico, así que como somos los últimos seres vivos en este momento tenemos que conservarlos hasta que sepamos que hacer, ¿Entendido?

TOXICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora