Sofía despertó el ultimo día de vacaciones, ya tenía todo listo para su regreso a Hogwarts, únicamente faltaban comprar algunas cosas.
Se levantó y se dio una ducha refrescante, luego se dirigió a la cocina para prepararse algo de comer.
Apenas entrar se dio cuenta de su terrible error, su nueva lechuza había estado enjaulada toda la noche.
—Por Merlín, cuanto lo siento...
Dejo salir al ave, la cual dio unas pequeñas vueltas alrededor de la sala, estirando sus alas, cuando terminó, se colocó encima de la mesa.
—Necesitarás un nombre— dijo Sofía hacia su lechuza, mientras le colocaba mermelada a una tostada.
—¿Qué te parece..., Saskia? — preguntó y el ave revoloteó sus alas—, lo tomare como un si.
Sofía se sentó a comer tostadas con mermeladas y tomo un té.
—Hoy, Saskia, nos iremos a Londres, aún no se como ir pero muero de ganas de ver a mis amigos— dijo Sofía, con la boca llena—, además aprovecharé para comprar algo de ropa.
La chica estaba convencida de que iría a Londres ese mismo día, no quería fallarle a sus amigos. El problema era que no tenía idea de como llegar hasta allí, a pesar de que vivía a las afueras de Maidstone, lugar no lejano a Londres, Sofía jamás había viajado fuera de su pueblo, y mucho menos sola.
Estaba terminando de desayunar cuando escucho un ruido en su chimenea.
—¡Saskia sal de ahí, te vas a ensuciar!— reprochó Sofía a su lechuza, pero esta no le hizo caso alguno.—, ¿qué hay? Es sólo una tonta chimenea.
El ave la miró, como si intentara decirle algo.
—Chimenea...— susurró Sofía, y una lámpara se encendió en su cabeza—, ¡Eres una genio, Sask! ¡Viajaremos por polvos flu!
Recorrió su casa en busca de los famosos polvos, y cuando por fin encontró el recipiente donde estos se encontraban, estaba vacío.
—No puede ser— dijo Sofía, lanzando el tarro contra la pared.
Volvió a mirar la chimenea, y diviso polvo en el fondo de esta. Se acercó y juntó lo más que pudo con sus manos.
"Voy a hacerlo, si, voy a hacerlo" se convenció a si misma, prendió la chimenea, tomó su maleta y la jaula con su mano izquierda, y sosteniendo los polvos en la otra, se acercó al fuego. Respiró hondo, arrojó los polvos a las llamas y dio unos pasos hacia delante. El fuego se percibía como una brisa cálida.
—Saskia, sal por la ventana, dirígete al Caldero Chorreante— ordenó y el ave salió volando rápidamente.—, espero funcione y no me despedace...
Abrió la boca y gritó:
—¡CALDERO CHORREANTE!
Le pareció que la succionaban por el agujero de un enchufe gigante y que estaba girando a gran velocidad... El bramido era ensordecedor... Sofía intentaba mantener los ojos abiertos, pero el remolino de llamas verdes la mareaba... no dejó de dar vueltas y vueltas... Luego fue como si unas manos frías le pegaran bofetadas en la cara. Con los ojos entornados, vio una borrosa sucesión de chimeneas y vislumbró imágenes de las salas que había al otro lado... Las tostadas de mermelada se le revolvían en el estómago. Cerró los ojos de nuevo deseando que aquello cesara, y entonces... cayó de espalda sobre un frío suelo.
Mareada, magullada y cubierta de hollín, se puso de pie con cuidado y se limpió la ropa. Y se dirigió hacia el mostrador.
—Hola, ¿le quedan habitaciones?— preguntó.
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Sofía y el prisionero de Azkaban
FantasySofía comienza su tercer año en Hogwarts, acompañada por sus mejores amigos, nuevas materias, nuevos compañeros. Su incontrolable magia al llegar al castillo eso empeora, pero al parecer alguien podría ayudarla. Por otro lado Pansy Parkinson esta d...