Capítulo 1

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-Raoul Vázquez García le llama el director del internado para que acuda inmediatamente a su despacho.

Nada más oír la característica voz metalizada de la mujer que trabaja en secretaría a través de los altavoces, Raoul gira los ojos para finalmente cerrarlos, respirar, levantarse y con una mirada disculpándose con la profesora, irse de la clase de química que tanto le aburre.

Mientras camina por los pasadizos se le pasan mil opciones por la cabeza que pueden justificar la llamada del director.

Principalmente todas giran en torno a lo de siempre, sus padres.

"Tenemos una carta de tus padres" "Tus padres nos han llamado para que hablemos contigo" "Tus padres al final no podrán venir"

¿Tanto les costaba de vez en cuando ir presencialmente a decirle todas esas cosas que normalmente dejaban escritas en cartas? ¿Era cobardía? ¿Era vergüenza? ¿O era simplemente que no le querían?

No se da cuenta que ha llegado al sitio en cuestión hasta que oye la voz de Carmen, la secretaria.

-Hola Raoul, el director le espera en su despacho, puede pasar.

-Gracias Carmen.

El chico rubio, de ojos miel y estatura más bien bajita, siempre había sido muy educado, tendría muchos defectos, pero ese no era uno de ellos ni de lejos. Es por esto que, junto a una sonrisa cordial y después de arreglarse la camisa, Raoul entra en la salita que le ha indicado.

-Buenos días Raoul, siéntate por favor. - El rubio hace caso y se sienta en la silla de madera que le queda más cerca.

Benjamín es un hombre alto, de unos cincuenta años, con gafas, con barba y con alguna que otra cana. Aunque aparenta ser un hombre seco y borde, Raoul ha podido comprobar tras más de diez años en ese centro, que eso solo es un personaje que se ha montado para que nadie le tome por el pito del sereno y todo el mundo le respete.

A decir verdad, Benjamín se ha portado bastante bien con él, le ha acabado cogiendo cariño e incluso se aventuraría a decir que es como un segundo padre.

-Veras, te he llamado pa-

-Mis padres ¿verdad? - Raoul le corta antes de que pueda acabar, prefiere no alargarlo mucho.

-Bueno...- El director se ajusta las gafas y suspira. - Te he llamado por otra cosa...

Esas palabras no suenan convincentes a oídos de Raoul pero asiente y da paso al mayor.

-La cosa es que, este curso han entrado nuevos dos hermanos, una niña pequeña de 6 años y un chico de más o menos tu edad. - Hace una pausa para mirar al alumno y asegurarse que hasta ahí está todo bien. - La cuestión es que, digamos que son unos niños con una historia difícil, y quiero que ante todo se sientan acogidos.

-Siempre lo has querido para todos tus alumnos.

-Me gusta que os sintáis como en casa, ya lo sabes. - Raoul asiente y se le dibuja una pequeña sonrisa. - Bueno me gustaría que les controles un poco, que estés un poco encima suyo, les prestes atención, les enseñes cómo funcionan las cosas por aquí, que les ayudes a adaptarse en definitiva, sobretodo al mayor que ha sufrido más, la pequeña no creo que tenga mucho problema.

-Benjamín...-  Coge aire y sigue. - No creo que sea la persona adecuada para eso.

-Raoul, si te estoy diciendo esto a ti es porque sé, porque te conozco, conozco tu historia, y estoy seguro que eres el indicado para esto.

-No soy el niñero de nadie...

Eso suena un poco más borde de lo que en la cabeza de Raoul había sonado.

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