Eric Stuart Evans.

555 72 67
                                    

La vida de Eric había sido buena, una gran casa, asistiendo a una buena escuela y recibiendo el amor de sus padres, a veces se sentía asfixiado, se supone que cuando nació tuvo problemas y los doctores no creían que sobreviviera (ellos dijeron que no, pero miren quien está vivo perras), pero lo hizo, tuvo problemas en la vista a una temprana edad y sus alergias, combinadas con su TDAH son una mierda, pero hey, hay cosas peores.

La cosa es, que debido a esto, sus padres siempre lo han ahogado en cosas materiales, no lo malinterpreten, le gusta tener cosas propias, agrandar semanalmente su biblioteca, tener el nuevo videojuego el día que salga, está bien acomodado, pero a veces se sentía sólo, no tiene amigos de verdad, sus padres son hijos únicos y todos sus abuelos están muertos, su mamá ya no podía tener más bebés después de él, así que no tenía con quien jugar sus videojuegos, compartir sus libros o pasar el rato en el enorme jardín de esa estúpida casa que se sentía más vacía desde que su padre había muerto hace tres años.

Hoy estaba especialmente aburrido, era sábado y mientras que todos en su escuela probablemente estaban pasando su fin de semana saliendo con sus amigos o yendo de fiesta por el último fin de semana en verano antes de clases, él estaba en casa, sentado en su patio trasero en ese asiento colgante en el porche que había insistido en que su padre instalara cuando tenía 12 porque quería leer al aire libre en un lugar donde no se le entumeciera el trasero.

Un libro de yacía en sus manos. Jugueteaba con las placas militares que llevaba siempre con él firmando su nombre, número de casa y nombre de los padres (se perdió en un viaje a Santa Mónica cuando tenía 10 años y su mismo padre hizo las placas para que cosas como esas no los enloquecieran de nuevo), cuando escuchó el sonido de ramas rompiéndose.

Lo ignoró, siempre vivieron más apartados de las demás casas del pequeño pueblo, por lo que estaba acostumbrado a los sonidos de mapaches y conejos buscando comida en los alrededores de su patio. La segunda vez que escuchó el sonido, miró de soslayo desde donde venía, pero al no ver nada, volvió a hundirse en su libro. La tercera vez, bajó el libro hacia el asiento y lo dejó allí, se levantó y salió hacia el césped, intentando ver algo en medio de la oscuridad de la noche, pero de nuevo, no vio nada.

Se encogió de hombros debajo de su sudadera negra y se volvió en dirección a la casa, antes de que pudiese dar un paso, los sonidos de ramas rompiéndose se incrementaron, cuando se volteó, definitivamente no era un mapache fisgón o un conejito hambriento, había un tipo que asustaba como la mierda, era castaño, musculoso y más alto que él, lo que es una mierda por que Eric era todo extremidades largas y agitadas.

--Diablos viejo, ¿quieres matarme de un infarto? - El hombre siguió mirándolo al parecer enojado. - Mira, no sé quien ha escupido en tu comida o pateado a tu cachorro, pero de seguro no fui yo, así que te agradecería que te fueras antes de que llame a la policía, este espacio es privado.

Se maldijo interiormente al recordar que hace 10 años insistió en que no colocaran cercas alrededor de la casa porque lo hacía sentir encarcelado, le gustaba salir al bosque y caminar por horas mientras recogía hojas bonitas, clasificaba plantas y hablaba con cualquier animalito con el que se cruzase, no le des esa mirada de anormal, eso hacía maravillas con su TDAH.

El hombre dio un paso en su dirección y de repente los 7 metros entre ellos ya no parecían tan seguros.

--Amigo en serio, no quiero tener que llamar a la policía, no les caigo bien desde esa vez que un gato callejero entró y rompió un florero y yo llamé porque pensé que alguien había entrado a la casa e intentaban matarme. - Erick ya empezaba a ponerse nervioso.

--Tan parlanchín como recuerdo. - El hombre dio otro paso en su dirección y el adolescente dio dos atrás.

--Hombre, de seguro recordaría haber visto a alguien tan creepy como tú de topármelo antes. - Eric retrocedió dos pasos más.

I'm one of a pair. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora