~ Capítulo I ~

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□Moscú□

Me preguntaron qué era el amor y respondí tu nombre
¿Vaya mierda no?
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Septiembre, 2019

Narra Moscú:

Hoy se cumplía una semana desde la llegada del nuevo estudiante. Según nuestro tutor, había sido recomendado para venir aquí. Todos se sentían en ese momento orgullosos, porque pensaron que nuestro instituto era "prestigioso ", pero yo recapacité. Este pueblo no era muy grande, y nuestro lugar de estudios era del promedio.
Para colmo, solamente supimos el apellido de este. "Paradise".

No se relaciona con nadie, no habla, solo observa y anota cosas en una libreta desgastada. Todas las chicas que han intentando acercarse a él, solo se han llevado una mala mirada, o un gesto de desaprobación. En cuanto los chicos, solo puedo deciros que, aunque no se les acerquen, tampoco obtienen mucho más.
Yo no tenía pensado hacerlo.
Confíar en una persona de la que no sabes ni el nombre... Ya es difícil para mí hacerlo con las que lo sé.

Pero todos mis planes se frustaron el día 30 de Septiembre.

Como cualquier otro recreo, París y yo salimos del aula de matemáticas con frenesí. Agitadas por todo el contenido que habíamos aprendido, se nos ocurrió ir corriendo hacia el patio, aunque la cosa no fue exactamente como pensamos.
Mi mejor amiga sin darse cuenta chocó con el novato del curso.

-¿Qué tal una disculpa? - miré a Cristi, quien me asintió varias veces con la cabeza.

El chico nos miró con neutralidad.

- Lo siento, Paradise. - me observó - Ha quedado informal, ¿eh? - una sonrisa pícara se formó en su cara.

Bufé.

- Tan amargada como siempre, Nadia. - me hizo burla mientras reía.

- Recuérdame por qué sigo siendo tu mejor amiga. - la miré y sonreí descaradamente.

- Porque me quieres.

-¿Te sigues creyendo esa mentira? - solté una carcajada.

- Ou.

Me sacó la lengua y puso los ojos en blanco.

- Tan idiota como siempre... - ironicé.

Comenzamos a reír, hasta que percibí la mirada de aquel chico.

- Si nos disculpas... - comenté, mientras París me dio una mirada de complicidad y el castaño asintió.

Allí nos esperaban Berlín y Seúl.

A estas alturas supongo que os preguntaréis por qué nombro a cada persona con una ciudad. ¿No se os ha ocurrido alguna vez hacer un lenguaje clave para comunicaros con vuestros cercanos? Al final, se terminó expandiendo la cosa.

Yendo a donde estábamos... Detrás de ellas se encontraban New York y Filipinas. Todos se saludaron con abrazos mientras yo agitaba mi mano.
Comenzamos a hablar animadamente sobre el mal genio de la profesora de física cuando escuchamos gritos.
Inmediatamente, como Radio Patios de mote, corrimos a ver qué sucedía.

Qué fue de Plutón sin CopenhagueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora