Qué fue de Plutón sin Copenhague

~ Capítulo 4 ~

□□□Moscú□□□

El amor es un juego de dos,
en el que siempre pierde el que más quiere

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Narra Copenhague

Tras ese desafortunado encuentro, Moscú logró recuperar mi cataplasma.
No le agradecí nada, porque me pareció una pérdida de tiempo; al fin y al cabo, si no demuestras con tus acciones que lo estás, sería como ente que recita un te quiero sin sentimientos.
La fisura que quedó en el objeto que me arrebató el hermano de aquel depravado, me obligó a llevar este obsoleto trozo de tela, ya que no me gustaría que mi hermano gastara su dinero en comprar otra lentilla.

(...)

Ambos llegamos a la planta baja para recibir la clase.
Tan pronto entramos, como las preguntas de todos.
No me gusta que tengan tanta curiosidad por mí,  en general, no me gusta ser el centro de atención de nada.
Me defino como una persona introvertida, aunque hace tiempo no solía serlo, aunque puedo afirmar que no soy culpable de ello.

Durante este pequeño instante, Maldivas decidió presentárseme mientras dudaba si darle un voto de confianza.

Como de costumbre, ignoré eso completamente mientras me sumergía en mi cuaderno.
De esperar era que los alumnos de la mesa de atrás intentaran husmear en él.
¿No podían dejarme tranquilo?

Intenté mantener la calma, sin éxito, pues el profesor también trató de bombardear mi mente con cuestiones personales, totalmente innecesarias para proseguir la clase.

Entré en pánico,  así que decidí abandonar el aula voluntariamente mientras la mayoría reían.

"Esto es realmente frustrante" pensé.

En el aula, mientras tanto

Narra Moscú

Se ha ido (...)

- ¡Eeeeeeehhh que se ha dejao' la libretaaa 'amos a cotillear!

París reaccionó rápido y me lanzó la libreta que impacto de lleno en mi cara (😢) antes de poder atraparla.

- Profesor, él no se puede ir de clase porque quiere, ponle falta o algo. - se oyó de fondo.

Pensé en algún tipo de solución.

- Necesito salir a echarme agua en la mejilla, la bruta de Chrissy me la ha tirado a traición. - señalé el objeto.

El profesor accedió y salí mientras mi mejor amiga me guiñaba un ojo y yo le sacaba el dedo.

(...)

Salí apaciguadamente mientras tocaba mi mejilla.
"Siempre estoy metiéndome en líos" recordé mientras mi mirada se fijó en el chico causante de esto.

- Creo que esto te pertenece.

Él se hallaba cabizbajo sentado sobre el suelo de las frías losas de mármol.

-¿Lo has leído? - me miró algo triste.

- No. Tus secretos son solo tuyos, de momento.

-¿Cómo que de momento? - se puso en pie haciendo que tuviera que elevar la cabeza.

- Dame un poco de tiempo y paciencia para conocerte. Además, no puedes estar huyendo todo el rato de clase.

Le acerqué su posesión mientras sonreía de lado.