Capitulo 44: Nadja Juliett Dursley

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Eran sorprendentes las ironías de la vida, cuantos años de envidia, cuantos años de guardar rencor… cuantos años de hacer pagar a un niño por algo que él no podía controlar, y de repente un día encuentras a tu pequeña nieta de tres años haciendo que su muñeca favorita volara desde el piso a su pequeña cama, cuanto fue el horror y miedo que recorrió a Petunia Dursley que sin decir palabra salió de la casa de su hijo sin siquiera despedirse.
Regresar al número cuatro de Privet drivet  no fue la mejor decisión, en cuanto entro a casa la embargaron los recuerdos, recordó a ese niño al que condeno a una infancia desprovista de cariño. ¿Con que intención?  Ella podría recurrir a una mentira claro “para que encariñarme con un niño al que habré de decirle adiós cuando cumpliera once años y que se convertiría en una inconstante en su vida” si, ella podría haber engañado así a todo el mundo, pero eso era una completa mentira, ¿era tan horrible como se escuchaba, decir que ella no podía ver a ese niño a los ojos porque todo en él le recordaba a su hermana? Solo había visto un par de veces al padre del chico, seguro que habría quienes le dijeran lo mucho que se parecían, Petunia sabía que ese niño era la versión masculina y pelinegra de Lily con sus ojos verdes llenos de vida, con su sonrisa tierna y no es que a su lado el niño hubiera tenido mucho por lo que sonreír, y cuando el chico fue creciendo mostro la misma curiosidad insaciable, con todas sus preguntas y ese maldito carácter explosivo, su mirada desafiante, sí con los años el niño le recordaba más y más a su hermana.
Con el tiempo que había pasado desde que el chico había dejado aquella casa Petunia había aprendido a ignorar la pequeña alacena que había debajo de las escaleras,  ni ella ni Vernon mencionaban al chico, casi como si su presencia hubiera sido una especie de ilusión, se acercó a ese rincón, aquel espacio que las personas normalmente utilizaban para guardar aquellos objetos que les eran inservibles, aquello que no utilizaban pero que por alguna razón conservaban, que, pero que mal era escuchar eso cuando ella había utilizado ese rincón para “ocultar” al niño, pero para ella era impensable poner al chico al mismo nivel que su propio hijo, ella no podía permitir que las personas notaran al niño más que a su Dudley. Al abrir la pequeña puerta, casi puede ver al niño acurrucado en ese rincón, no hay nada ya de él ahí por supuesto, o eso piensa, porque ella cree poder ver aun el pequeño camastro, puede incluso escuchar al niño llorar por que no le gusta la oscuridad.
Miente cuando se dice que ni siquiera recuerda que el estuvo ahí, miente porque es una manera sencilla de pasar por alto sus acciones, ella lo ve, en las mañanas cuando entra a la cocina, cuando sale al jardín y contempla las flores, flores que el planto, que ella lo hizo plantar  y que aun florecen, lo puede ver pintando la cerca bajo el intenso sol del verano.
Casi suelta un grito porque  ahora tendrá una cosa más que le recordara todo aquello que deseo, que no pudo tener, porque sabe que será inevitable, lo sabe, lo supo en el instante en que su pequeña nieta con su apenas naciente cabello rubio y sus claros ojos azules, reía graciosamente mientras observaba como su muñeca se acercaba a ella volando.

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Nadja era una chica muy inteligente, notaba como era tratada por sus abuelos, aunque ellos nunca la habían despreciado precisamente, era notorio que eran bastante aprensivos en su presencia, como si portara algún tipo de enfermedad contagiosa o si fuera a explotar en cualquier momento, los abuelo no iban mucho a casa, una vez al mes cuando hacían una buena racha, no le tomo demasiado tiempo saber cuál era la razón claro, era ella y que sabían años antes que ella misma lo notase que era diferente, era una bruja.
¿La tía abuela Lily? ¿Quién  era ella? ¿El tío Harry? ¿Realmente era familiares suyos? Y si lo eran ¿Por qué no los había conocido antes? Esas fueron las preguntas que surgieron en la cabeza de Nadja cuando cumplió los diez años y se encontró, en la sala de su casa esperando la llegada de la familia Potter, que según su padre irían a hablar de algo muy importante con ella, y habia una pregunta más ¿Por qué querrían hablar específicamente con ella?
Escucharon el sonido de un auto deteniéndose en la acera, después el timbre sonó y su padre fue a abrir, de inmediato Nadja pudo ver aparecer a una familia, un hombre que debía ser de la  edad de su padre, tenía cabello negro azabache y usaba gafas, a su lado una mujer muy guapa de cabello rojo intenso, dos niñas idénticas también pelirrojas, por ultimo un chico que debía ser de su edad.
Bien pensó Nadja, si aquel hombre era hijo de la hermana de su abuela, era que los genes Evans no eran muy fuertes, claro que no era como si ella hubiera visto alguna vez una foto de Lily Evans.
Recordaba bien aquel día, como su tío Harry intentaba explicarle que las cosas que en ocasiones le sucedían tenían una explicación, “a mí también solían pasarme cosas extrañas cuando era niño” le dijo, a Nadja le costó un poco creerlo pero una vez que su padre y su madre salieron del salón su tío Harry le mostro algunos hechizos,  Nadja no pudo hacer otra cosa que contemplar al hombre con asombro.
Después de un rato ella y los niños Potter salieron al jardín, debía admitir que no se sintió muy cómoda, las gemelas eran de su edad pero eran mas bien calladas, Albus por el contrario parecía tener mucho que decir.
— este es mi segundo año, partiremos en el tren el primero de septiembre, quizá puedas ir a la madriguera antes de que nos vayamos.
No entendió mucho de lo que dijo Albus ese día, pero todo aquello de verdad la emocionaba.

¿Que ustedes son que? Harry Potter conoce a la tercera generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora