Rastros de sangre

CAPÍTULO I

Que comience el juego, ¿Ya rompimos el hielo?

Chase.

Una brisa helada le da la bienvenida al invierno a las calles de la ciudad, me acomodo el abrigo aferrándome al poco calor que queda en él, siento como mis dedos se van congelando a medida que voy avanzando para llegar a la puerta de un edificio abandonado, donde un vagabundo de la zona encontró un cadáver; al principio la policía creyó que solo era el cuerpo de un drogadicto que se habrá  pasado de dosis, pero ese no es el tipo de noticias que nos interesa redactar en nuestra columna del periódico.

Es por eso que cuando recibí un mensaje del Sargento David Condrell, no dude en contactar a mi compañera y dirigirnos a Brownsville uno de los distritos con más delincuentes y robos de todo New York, no es extraño que acá se encuentren cadáveres, pero el mensaje de Condrell llamó mi atención, siempre que había un crimen de interés él se comunicaba con nosotros para cubrir la noticia, desde nuestro punto de vista, claro está que omitíamos pruebas que pudieran estropear la investigación, solo nos encargábamos de alertar a la ciudadanía, pero como decía Condrell “Un par de ojos más, con una distinta perspectiva siempre viene de gran ayuda”.

El mensaje era claro —Chase tengo un nuevo caso para ustedes, creo que será de su interés y podrán tener la primicia de la noticia ¡más polémica de estos años!—. Nunca había visto ese entusiasmo extraño en el Sargento, pero si era como el describía teníamos que ponernos en marcha. Por eso estamos aquí, Ahila y yo, apenas recibí el mensaje fui a buscarla en mi auto, para ir dispuestos a entrar a las 11pm. En una de las zonas más peligrosas de esta ciudad, con solo una libreta, lápiz y una cámara profesional.

Llegando al lugar, nos disponemos a bajar del auto cuando recibo otro mensaje del Sargento —“Bienvenidos C.A”—. No le doy importancia y me acerco a la puerta del edificio, pasando por oficiales y la famosa tira amarilla que tanto vemos en películas o series de detectives “NO PASE”, nos hacemos camino hasta llegar al guardia que custodia la puerta del edificio.

—Necesito que se pongan estos guantes y gorro antes de entrar—; Me ordeno un policía; tomé los guantes y me dispuse a entrar.

—Señorita debe quitarse la bufanda al igual que su compañero debe ponerse estos guantes y gorro, por favor, todo esto es para cuidar la escena del crimen—. Le comunico el mismo oficial a mi compañera.

Me giro y observo como Ahila se quita la bufanda para entregársela al oficial y se coloca su gorro —Te queda bien ese estilo— me vuelvo a girar —Deberías salir así más seguido, de seguro de esa manera encontraras pareja— No puedo evitar reírme.

—Ja-ja —Ríe sarcásticamente. — muy gracioso, Chase, por esas razones es que tú también estas solo idiota, tienes un pésimo sentido de humor— dice mientras se acerca a mi espalda.

—Auch… ese comentario duele, que sinceridad— Me quedó en silencio cuando —¡Qué diablos! que olor—, enseguida cubro mi nariz con las manos, seguro Ahila se arrepiente de haberse quitado la bufanda.

—Si es un fétido y nauseabundo hedor ¿no?—. Reconozco la voz y fijo mejor mi vista hacia al frente, para poder ver qué al final de ese pasillo, se encuentra una escalera y bajando de ella, él Sargento Condrell. —Créanme el olor se hace más fuerte subiendo cada peldaño de la escalera—, pronuncia mientras mueve sus manos, como si con eso, ahuyentara el olor a descomposición —¿Listos para ver algo diferente?—.

—¿Diferente?—, cuestiona Ahila con intriga —¿A qué te refieres con diferente? Es un asesinato, David, no creo que tenga algo de diferente, una persona le dispara a otra, un sujeto con un cuchillo asesina a otra, el acto puede cambiar, pero el resultado es el mismo, un cadáver, un asesino, una noticia—.

—En eso tienes razón, el acto cambia, pero estamos acostumbrados a asesinos rutinarios, no ha esto… Esto ni siquiera parece personal o un acto de pandillas, parece un asqueroso y demente cuarto de juegos, él asesino…—, Guarda silencio por unos segundos —En mis 26 años de servicio no había visto algo así, tienen que verlo ustedes—.

¿En sus 26 años de servicio? Entonces no mentía en su mensaje, será la primicia de una gran noticia. Me preguntó cuánto tiempo tendrá el cadáver aquí, siento que puedo vomitar en cualquier momento. No es la primera vez que veremos un cadáver, pero en tanto tiempo nunca habíamos estado en una situación como está, dónde es imposible respirar por el hedor en el ambiente.

—De acuerdo subamos entonces, hay una noticia que investigar y tú tienes un asesino que encontrar sargento—, afirmó mientras lo sigo por las escaleras, en algo estoy seguro, Condrell tiene razón, cada escalón que subo, siento como el olor se hace más fuerte.

Me detengo enseguida, al ver como una línea de sangre, está dibujada por toda la pared, desde el principio, hasta llegar al final de la escalera y terminan, señalando una puerta; caminamos hacia ella, allí se encuentra un oficial y escrito atrás de él "Bienvenidos Oficiales, pueden pasar con Cautela". No quiero ni pensar que se puede encontrar detrás de esa puerta, si ya todo parece irreal, ¿flechas de sangre? Por todas las paredes,  todo parece sacado de una película de suspenso.

Condrell le dice al oficial que abra la puerta —Bueno chicos bienvenidos—. La habitación está cubierta con manchas de sangre y el olor se incrementa en el lugar. Al momento que entramos al siguiente cuarto no puedo evitar voltearme enseguida, pero la imagen no sale de mi cabeza, era verdad lo que decía David, esto no es un asesinato cualquiera, esto es simplemente brutalidad, fue planificado, pensado y disfrutado.

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¿Que tal vamos hasta ahora?

¿Les está gustando la historia?
En el próximo capítulo veremos de dónde viene el olor, veremos la escena del crimen y otras cositas, gracias por leerme, puedes apoyar dando a la estrella y siguiéndome, subiré un capítulo a la semana.

Un fuerte abrazo.