Capítulo 2: Amistades.

1.2K 74 20
                                    

Narra ________.

Detuve el auto y sólo miré por la ventanilla. Estaba tan absorta en mi mundo que no había notado la presencia de aquella peculiar y hermosa melodía en mi vehículo.

Las cuatro estaciones de Vivaldi mostraban un hermoso paisaje el cual yo no podía ver, yo estaba atrapada en el infierno. Yo estaba absorta en aquellas nubes negras que amenazaban con lanzar gotas de agua en cualquier instante.

Bajé del auto y el viento soplaba en mi cara. Ajusté el cuello de mi campera apretándolo fuertemente contra mi cuello como si fuese a protegerme de un resfrío.

Di unos pocos pasos hasta llegar al puente.

Mire a mi alrededor y nada.

Vacío.

Una ola de tristeza inundó mi corazón.

Flashback
-Te dije que me esperaras en el auto. -dijo él frío y enojado.
-N-no quiero que lo lastimes, déjalo Benjamin. Te importa más pegarle que preocuparte por si estoy bien. -respondí aún asustada por la situación.
-Te podría haber matado, casi estrella su camioneta con la tuya. -dijo él mirando furioso al chico de cabello sobre la cara y con expansores.
-Pero no lo hizo. -dije en un susurro y entré a la camioneta dando un portazo.
Fin del flashback

Quería dejar de sentirme mal pero eso parecía imposible. ¿El dolor desaparecerá en algún momento? ¿Estoy destinada a vivir con esta angustia de por vida?

Flashback
-¡No haces nada más que estar encerrada y estudiar!
-¿Qué quieres que haga? -dije levantando el tono de voz y vi que algo se rompió en su mirada.
-No me hables asi, no tienes derecho a tratar a tu madre de tal despectiva forma. Haz algo, sal con Benjamin ¿Es tu novio no? Pues haz algo, no eres más que una aburrida niña, el chico algún día se aburrirá de ti.

No podía decirle que él me aburría. Benjamin me gustaba pero ya no era lo mismo. Salir con él no era algo interesante. No había sorpresas, todo era previsible. He visto todo antes. Me estoy ahogando en el déjà vu.

Sólo miré a mi madre con los ojos cristalinos forzándome de una manera inhumana a contener las lágrimas que amenazaban con salir y me dirigí a mi habitación.
Fin del flashback

Demasiados momentos venían a mi mente, mi padre gritando porque me negaba a seguir escuchando a Vivaldi o mi madre gritando porque estaba cansada de sonreir para las fotos y solo hacia una mueca forzada que ni siquiera dejaba ver mis dientes.

Quería dejar de sentirme mal conmigo misma, queria estar en paz y vivir como yo quisiera. Cambiar todo. Cambiar mi familia, mi destino, mi vida... pero eso no sería posible.

¿Entonces cual es la solución? ¿Ser fuerte y seguir adelante? Seguramente esa sea la solución pero ¿Y si no tengo más fuerzas? ¿Y si he dado todo en la batalla anterior? ¿Y si ya no le quedan más balas a la pobre arma? ¿Y si mi corazón no quiere seguir latiendo?

El viento sopló aún mas fuerte en mi cara hasta que era difícil respirar. Levanté mi vista al cielo y éste era negro. Había nubes por doquier y éstas empezaron a despedir gotas de agua las cuales formaron una espantosa tormenta luego de unos minutos.

Yo seguía allí, parada en el comienzo del puente. Empapada y con frío.

Empezé a caminar por éste. Me sentía como una de esas equilibristas que caminan por la cuerda floja. La cuerda entre la vida y la muerte. Era muy estrecho, demasiado como para pisar en falso y caerse al río.

Ágilmente me agarré de la baranda y me senté en el borde.

¿Y si la solución era suicidarse? Si no fuese así, ¿Por qué habría manejado hasta aqui? ¿Por qué Dios me habría traído hasta aquí? Ninguna otra opción me parecía la correcta.

Respiré profundo, miré a mi alrededor y detuve mi mirada en una persona.

Veía a un chico castaño sollozando sentado del otro lado del puente amenazando con saltar de este.

-Hermano por favor no lo hagas. -dijo un chico con expansores y pelo sobre la cara el cual yo conocía bastante bien.

-Hermano, puedo escuchar sus súplicas, sus llantos, me llama por las noches. -dijo el castaño el cual yo conocía vagamente de alguna que otra aburrida clase de matemática.

-Oliver, no puedes suicidarte, por favor. Sé que es difícil pero te prometo que las cosas irán mejor.

Cierto, Mattew Nicholls y Oliver Sykes. Opté por ignorarlos, estarían bien. Oliver tenía a ese chico en cambio yo, yo no tenía a nadie.

"Tienes los mejores amigos de todo el universo" por supuesto que si Andrew, pero ninguno esta aquí para detenerme.

El sólo hecho de pensar que estaba sola y sin amigos profundizó el dolor en mi pecho.

Estaba a punto de tirarme cuando la voz del castaño me detuvo.

-No saltes. -me dijo y luego se dirigió a su amigo. -Si yo no me suicido, ella tampoco.

[...]

-Claro, eres la novia de Bruce ¿No? -pregunto Mattew mientras que conducía.

-S-si, disculpa ¿A dónde nos llevas? -pregunté al notar que aún no había mencionado el destino.

-Oh, iba a dejar a Oliver en su casa primero pero dime tu dirección.

-Brooklyn 1973 . -dije y el castaño cubierto de tatuajes sonrió de lado.

-Brooklyn 1975 . -dijo por lo bajo.

-¿Eres vecino mio? ¿Vives hace poco aquí no? -dije sorprendida.

-S-si lo soy. De hecho, vivo aquí desde niño. Nuestros padres se conocían pero por alguna razón que desconozco no se hablaron más. -dijo tímido y quise responder pero habíamos llegado.

Le agradecí a Matt y al salir del auto me tapé el cabello con mi cartera hasta llegar a la entrada de mi casa.

Iba a abrir la puerta pero me detuve al sentir la presencia de alguien más.

Oliver.

-¿Q-quieres pasar? -dije incómoda pero sorprendida al ver que me había seguido sólo para refugiarme de la lluvia con su paraguas.

-Claro.

[...]

Tenía mi mirada fija en las baldosas blancas de la cocina y el chico de ojos verdosos miraba fijamente un cuadro hecho por mi.

-¿Lo has hecho tu? -preguntó luego de examinarlo detenidamente. Asentí y me miró. -¿Es una frase de la Biblia?

-Mateo 6:3-4...¿Eres católico?

-Soy ateo. -dijo con una sonrisa de lado. -Pero la he leído, me sonaba de algún lugar. -dijo y contuvo una risa. Lo mire extrañada.

-¿Qué es lo gracioso? -dije confundida.

-¿Dios no estuvo a tu lado en el momento de...ya sabes...-dijo sin terminar la pregunta mirando a la nada.

-Pensé que Dios me había llevado hasta ese puente para que me suicide pero estaba nublada por los sentimientos. Me di cuenta que su mensaje era otro...-no terminé la frase porque él dio un paso adelante.

Luego dio dos pasos más hasta estar a un centímetro mío. Tenía su mirada fija en la mía y gracias al silencio sepulcral pude escuchar los latidos de su corazón.

The BridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora