Capítulo 4

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Desperté con el cabello enmarañado ¿Eso que tenía en la cara era agua? Él no había hecho eso ¿O si? Lo odio, muy amable en salvarme pero no hubiera ocurrido nada desde el principio sino me lo hubiera topado anoche. Aunque para ser sincera no puedo enojarme demasiado después de lo que ha ocurrido, pero vamos... Eso es el colmo.

—¿Qué me has echado en el rostro? ¡Estúpido! Te odio con toda mi alma. Si no fuera porque siento que te debo algo ya no estarías vivo— Exclamé roja como un tomate, pero no precisamente de vergüenza.

—¿Siempre eres tan cariñosa al despertar? Y la verdad es que no querías levantarte así que encontré algo de agua y bueno... Fue lo primero en lo que pensé— soltó una carcajada.

—¡¡No sabes lo agradecida que estoy!! Sólo te advierto, un día de estos no te voy a aguartar más— lo fulminé con la mirada mientras procuraba limpiar lo que había hecho. Sentía el cabello revuelto y lleno de tierra... Debía de tener un aspecto horroroso ¿Qué se suponía que hacía en medio del bosque con un completo desconocido? Lo que me recordó...—¿En dónde estamos?

—¿Pasaremos más de un día juntos? Respecto a lo otro, pensé que podrías decírmelo tú— tras decir eso se paró y le dio una vuelta al lugar... Hacía un calor horroroso. Los rayos del sol daban directo a mi nuca y no dudaba que ya estuviera quemada en varias partes de mi cuerpo.

—¡¿Acaso no has sido tú el que me ha traído hasta aquí?! Y no, bajo ningún motivo estaré contigo por más de unas horas.

—Oh si... Discúlpame, estaba sumamente ocupado en salvarnos la vida. No es que sea de mucha importancia ni mucho menos. —Lo hizo con un tono de voz que dejaba en claro el sarcasmo y dejó el tema de pasar tiempo con él.

Enseguida me paré... Si uno de los debía encontrar la salida de éste embrollo debía ser yo, claramente.

—Oh... Por supuesto. Tienes un don excepcional en perderte muy seguido.—le guiñé un ojo.

Él chasqueó la lengua.

—Nunca había estado por aquí. —Otra vez ese tono serio que había puesto cuando le pregunté acerca de que hacía por estos lados — ¿Reconoces éste lugar o no?

—No.

—Bueno... Tendremos que buscar algo de comer— ya se estaba adelantando y sacaba algo de su mochila... Algunas redes y unos cuchillos. Me alarmé ante la posibilidad de que fuera a intentar matarme... Y parece que lo notó en mi rostro porque soltó una sonrisa— Tranquila, no soy un caníbal. Aunque... Tienes un buen aspecto, podría pensármelo.

Puse los ojos en blanco. Pero no puedo decir que me molestó del todo... ¿Se trataría de un halago?— ¡Claro que no May!—Pensé. Despejé esa idea al  instante aunque me inquietara un poco.

Nos dirigimos al interior del bosque. Podía escuchar animales silvestres por todos lados... Hacía un día espléndido a pesar del intenso sol inminente. Él puso lo que parecían trampas con las dichosas redes junto con unos cuantos nudos de forma que una animal quedara atrapado allí. Yo mientras tanto buscaba algún fruto que pudiera haber... Al final sólo encontré un puñado de fresas.

¿Qué estarían haciendo Dave y los demás? Quizás ya estarían adaptándose o Dave se la estaría pasando muy mal.. Ya sea con los Doceres o simplemente con los humanos. Me mataría si me viera en la situación en la que me encuentro. Anthony me sacó de mis pensamientos.

— ¡Hey Maylen! ¡Algo ha caído!— Tenía una expresión triunfante en su cara. Me sorprendió que me llamara por mi nombre completo, era algo extraño viniendo de él. Levantó los brazos dejándome a la vista dos conejos evidentemente ya muertos. Tengo que comer pero odio que maten a los animales, peor, eran conejitos ¿Y si tenían hijos? Aparté esas meditaciones.

The Agers: Secretos oscuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora