Un profundo dolor penetró el vientre de la mujer cuando se encontraba dormida. Nunca había sentido nada parecido y de repente la embargó una sensación de que algo dentro de ella se rompía y luego la liberación de un líquido que le indicaba que su fuente se había roto. Entonces se dio cuenta; su bebé estaba por nacer después de una larga espera. Con un sonido quejumbroso despertó a su marido, quien no entendió que sucedía pero un grito con desesperación lo sacó de su ensoñación que finalmente le permitió darse cuenta de lo que ocurría.
- ¡Querida! Llamaré enseguida a los Doceres - dijo su marido al salir del cuarto con el rostro cada vez más pálido de la impresión de lo que ocurría. Los Doceres eran aquellos Agers que habían adquirido la facultad de sanar y todo con lo que respecta la salud de los Agers.
La mujer asintió.
No podía pensar nada más que en el dolor, añoraba tener a su bebé entre sus brazos y aún no sabía si se trataría de una niña o un niño. La verdad es que los Doceres ofrecieron la posibilidad de decirles que sexo tendría, sin embargo, ella y su marido declinaron la oferta por razón a que consideraban que no había nada más bello que la misma vida por sí sola se los dijera cuando llegase el momento de su nacimiento. Su marido volvió al cuarto con los ojos entornados, la mujer notó una mirada cargada de confusión natural y los nervios de muerte a que cualquier cosa pudiera salir mal. Éste le pidió a su esposa que se sentara poco a poco e hicieran los ejercicios que los Doceres habían recomendando para el momento previo a su parto.
- Respira conmigo y todo saldrá bien.
Esas palabras reconfortaron a la mujer quien hizo todos los ejercicios que les habían enseñado, respiraba profundamente y así mismo exhalaba. Procuraba ir al compás de la respiración de su marido, quien se notaba nervioso por los movimientos involuntarios que en ocasiones ejercía él sobre ella. A pesar del dolor que la abrumaba pudo ver por el rabillo de sus ojos que una cara pequeña se asomaba tras la puerta.
- ¿Qué haces ahí Dave?
- Mami, te oí gritar... ¿Tú y mi hermanito están bien? - Respondió Dave, a quién se le notaba el sueño hasta en los poros.
- Aún no sabremos si podrá ser una hermanita... pero hoy lo sabrás, él o ella está por venir. - El niño se acercó a su mamá y la apretujó con todas sus fuerzas.
-- Tengo miedo... ¿No se estará ahogando allí dentro de ti?
- No cariño... - Dijo entre risas a pesar del dolor - Es sólo que ya quiere salir a conocer el mundo. - El niño guardó silencio y se recostó muy cerca de su mamá. Dave no tardó en dormirse nuevamente, tenerlo a su lado disminuyó por un instante el dolor de la mujer.
- ¿Tardarán en llegar los Doceres? - Preguntó la mujer a su marido - Siento que el bebé nacerá pronto.
- No te preocupes, no tardarán. -Acto seguido el hombre le dio un beso en la frente con cuidado- Sabes... a pesar de que ya pasamos por esto una vez... -El hombre miró a Dave con un cariño inmenso- aún no me siento preparado. - Dijo el hombre con las lágrimas rodando por sus mejillas
- Sé lo que sientes, incluso yo a veces lo dudo, pero sé que tú y yo lo haremos muy bien y estoy completamente segura de ello porque nos amamos y porque finalmente eso es lo más importante para tener a nuestra familia bien.- dijo la mujer entre gemidos a causa de los contracciones. El hombre se acercó a ella con temor de que con el más leve rose pudiese hacerle daño, sin embargo, ella le dijo con la mirada que no pasaría nada, su esposo lo captó y tras vacilar un instante le dio un beso fugaz en los labios que lo único que le transmitía a la mujer era su amor incondicional y la plenitud que buscaba en esos momentos. Rodeó su cabeza con sumo cuidado y acaricio todo lo que podía de ella en busca de brindarle algo de serenidad en aquellos momentos. A pesar de todos los años que llevaban juntos, el amor del uno por el otro nunca había disminuido, sino por el contrario, iba en constante crecimiento. Ella sabía que aún era así porque a pesar del tiempo que llevaban juntos cualquier toque de su parte le generaba millones de sensaciones en todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y ahora que finalmente iban a tener a su bebé, sabía que el fruto de su amor los mantendría firmes más que nunca. Un golpe en la puerta principal los interrumpió -seguramente se trataban de los Doceres- pensó la mujer con un poco más de alivio. El hombre retiró a la mujer con cuidado y apresuradamente recurrió a abrir la puerta. Oyó retumbar la puerta y un par de voces.
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The Agers: Secretos oscuros.
Ciencia FicciónLos Agers son seres que se separaron de la raza humana hace millones de años, pero evolucionaron diferente al vivir en el centro de la tierra, comparten características físicas con los hombres, sin embargo, ellos poseen lo que muchos humanos deseari...