The Agers: Secretos oscuros.

Capítulo 2

—¿Me estabas espiando? —dijo el chico tratando de ocultar su sonrisa en un mal intento.

—¡Claro que no! —traté de disimular mi vergüenza a pesar de que ya sabía que mi cara estaba cada vez más roja, como raro. —Simplemente estaba... —Pensé en qué decirle , recordé que Dave llegaría pronto. —esperando a mi hermano y para ser sincera ya me iba. —me dispuse a irme pero él me agarró del brazo antes de darme cuenta.

—Espera, ¿Sabes cómo puedo llegar a la ciudad? Estoy harto de tantos mosquitos y lodo por cualquier lado. —estaba a punto de atizarle un puñetazo por no alejar su repulsiva mano de mi brazo, odiaba tanta cercanía a un ser humano, mucho más que me tocara. Nota mental: quemar mi ropa al regresar a casa.

—Hey, tranquila, no te haré daño. —repuso soltando mi brazo y poniendo los suyos en alto, su sonrisa burlona se extendía a lo largo de su rostro, lo que me molestó aún más. Sopese las posibilidades de cómo matarlo...

— No soy yo la que precisamente está en peligro. Puedes buscarte tú solito el camino ¿No? —dije penetrandolo con la mirada.

—Pero quizás tú conozcas más este lugar que yo, además... Sí que sabes trepar bien los arboles, debes tener una vista espléndida de todo el bosque. —¿Qué? ¿Me había visto? Creía haberlo hecho tan bien... Típico de la torpe May.

—Bueno puees... — Balbuceé. —no me apetece brindarte mi ayuda. Para empezar ¿Qué haces tú en un lugar que tanto te molesta? —Oh si, uno May, el idiota cero porque pasó de risas a fruncir el ceño.

—Bueno, no te incumbe y tienes razón, debería ser capaz de encontrar yo sólo el camino.

—Si claro — le dije soltando un tono irónico y con toda la intención.— Suerte con eso. —él sólo me miró durante un instante, después ya se estaba alejando. Yo hice lo mismo, debía encontrar a Dave antes de que lo viera, no quería crearle un disgusto a él también.

Corrí a la mayor velocidad que pude, no dejaba de pensar en aquél encuentro. Resultaba extraño su inesperada aparición y la forma en que había actuado, si, eso era lo mas raro. Me carcomia que me hubiera visto desde el momento en que subí a el árbol, resultaba ridícula la idea, teniendo en cuenta la distancia medianamente lejana a la que él se encontraba. Iba tan rápido y ensimismada en mis pensamientos que no caí  en cuenta de que Dave estaba justo delante de mi, tropezamos hasta que un arbusto detuvo nuestro trayecto y quedamos envueltos en ramas y hojas.

—¿Qué rayos... —se estaba removiendo trozos de hojas que habían caído en su rostro hasta que pudo reconocer que se trataba de mi. Tenía el cabello revuelto y estaba anonadado. Yo mientras tanto descubría que todos mis músculos estaban adoloridos. — ¡May! ¡¿Por qué corrías tan rápido?! ¡¿Huías de alguien?! —Dave se estaba poniendo pálido.

—¡No! Sólo... Corría, te demoraste mucho y empezaba a aburrirme. —La verdad quería contarle a Dave todo lo que había ocurrido. No me gustaba mentirle, alguna vez en nuestra infancia juramos ser sinceros el uno al otro. Él no sólo es mi hermano, es mi mejor amigo. Sé que no puedo confiar en nadie como lo hago en él... Sus consejos son genuinos y sé con certeza que su apoyo será incondicional para siempre. Pero no quería alterarlo y siendo franca lo que había ocurrido hace un rato no era tan relevante, sólo le estaba dando demasiada importancia, el suceso no lo merecía.

—Ay May... Te quería pedir disculpas por lo que pasó hace un rato, aunque analizándolo bien tú también deberías dejar de ser tan enojona. Me demoré porque me encontré con... —no siguió contándome porque lo interrumpió la "queridisima" Libby.

—Conmigo, pequeña leonsita. —¿Qué? Podía soportarlo de Dave porque era mi hermano pero no de ella, eso si que no, estaba muy equivocada si creía que podía atribuirse esos derechos. Ya estaba levantada en menos de nada y comencé a mover tierra de todos mis alrededores con sólo pensarlo. Ella ya se preparaba con agua de un charco cercano.