1

1.8K 108 28
                                    

"¿Pero qué estoy haciendo?" Balbuceaba. Al contrario de las miles de voces que tenía en su cabeza, en la calle no se escuchaba ni un alma. La única melodía la de sus zapatos y la lluvia contra la acera. Era normal el silencio. Las dos de la madrugada de un sábado se reflejaban en el reloj de mano de Jungkook, en la luna creciente, la noche oscura y el viento frío.

Esa era la calle prohibida. La calle de los matones, las drogas, fiestas, prostitutas... La misma calle que sus padres le habían dicho que no cruzara cuando era niño. Exactamente por la que estaba andando.

Él tenía demasiadas dudas y, quizás, en el sitio al que se dirigía podría disiparlas. Por ello tenía listos en la cartera unos cuantos billetes y una tarjeta de crédito por si no aceptaban metálico.

No sabía el protocolo. Era la primera vez que iba a hacer esto y deseaba que fuera la última. No estaba muy orgulloso de lo que iba a hacer. Y, sinceramente, no sabía si iba a merecer la pena. Vamos, no es como si tuviera la certeza de que fuera a funcionar su maravilloso plan que consistía en pagar a un prostituto para que le dejara follarlo y así saber si en definitiva era gay.

Es que cada vez que lo pensaba se sentía ridículo. ¿Tenía novia pero era gay?

Bueno, pues ahí estaba él. Con un par de condones en el bolsillo trasero de sus pantalones negros y hasta llevaba lubricante guardado en su sudadera. Otra vez, no sabía el protocolo. No sabía si esas cosas ya estarían a su disposición en el prostíbulo. Pero, ante la duda...

Torció a la derecha y ahí estaba. Unas luces neón moradas en las que se leía 'purple' alumbraban la cara del nervioso joven. Entró y vio una barra, camareras con poca ropa, personas sentadas en butacones y unas barras de streeptease de las cuales algunas tenían dueña y otras estaban libres. Se escuchaba una música sensual que mayoritariamente eran golpes de un bajo y de batería. El olor era interesante. Casi como si se hubiera intentado camuflar el olor a sudor y alcohol con un perfume barato. Sorprendentemente hacía el apaño. La iluminación era escasa.

Por milésima vez se preguntó qué hacía ahí. Se quedó parado con la puerta cerrada a sus espaldas investigando el lugar y sin saber qué hacer. ¿Cuál era el próximo paso? ¿Pedía una bebida? ¿Había algún jefe con el que hablar para poder decirle lo que quería? ¿Se sentaba en los sofás enfrente de las barras y ya? No habría que hacer reserva, ¿no?

Se sorprendió cuando una 'recepcionista', también ligera de atuendo, se acercó a él.

"Es tu primera vez, ¿verdad?" Su voz era dulce.

Asintió y la mujer lo acompañó a uno de los reservados. Se sentó delante de él en la butaca de terciopelo morado.

"Lo primero es lo primero. ¿Eres mayor de edad?"

"Sí" Recién cumplí los dieciocho la semana pasada, pensó.

"Vale. Como sabrás no puedes decir nada de los actos 'ilegales' que se hacen en este lugar. Es un prostíbulo" Reafirmó como si fuera un argumento. "Puedes venir aquí para tomar algo, jugar a las tragaperras, pagar a las damas y caballeros que se menean en el escenario o acostarte con los trabajadores" Endulzó su discurso al no mencionar que una bebida costaba el triple en ese antro, que las tragaperras eran una pérdida de dinero asegurada y que las 'damas, caballeros y trabajadores' que 'se meneaban y se acostaban contigo' eran prostitutas y prostitutos.

"Me gustaría tener sexo" a pesar de estar nervioso lo dijo bastante seguro.

"Pues estás de suerte porque tenemos a los mejores en eso" sonrió. "Además, somos innovadores y tenemos una carta. Eliges a la persona que quieras para tu encuentro y luego vas a la entrada donde está la recepción y me comentas. Ahí me dices si quieres media hora o una entera y pagas antes del servicio. Luego te llevo a la habitación y voila."

·PLAYBOY· (kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora