Capítulo IV

23 10 4
                                    

Sweet Minatozaki

Yo no soy mucho de grupos, pero ése estaba agradable. Ese chico Ramnstein era demasiado extrovertido, a pesar de no ser un galán teníauna actitud bastante alegre, se notaba que era el alma de la fiesta.

- Oigan chicos, ¿Por aquí cerca venderan cerveza?.- preguntó Ramnstein.- sería un buen momento para una fría.

- Obviamente no, es unas carretera muy vieja.- respondí a él.- ¿Quién tendría un bar por aquí? Borracho

- Oyee, no soy borracho, solo me gusta el licor.- dijo Ramnstein soltando una carcajada.

Nos reímos todos, incluso Nikolay. Él era muy serio, como cualquier ruso ejemplar. Era extremandamente alto, y algo robusto, intimidaba un poco. Se veía buen tipo.

Mientras hablamos todos, noto al chico que todos odiaban, estaba solo en la sombra de un árbol, sentado en una de las ramas que salía de la tierra. Sana tenía razón, si era guapo, pero no me interesaba alguien tan odioso, egocéntrico y malhumorado. Aunque sentí lástima por él, estaba sólo allá y todos nosotros aquí hablando.

-Oye Sana, ¿deberíamos buscar a el chico Bartolomé?.- le susurré.

Sana Minatozaki

Estaba hablando con Ramnstein cuando Sana me susurró aquello, volteé mi mirada hacia el árbol donde estaba Bartolomé, si sentí lástima por él al verlo solo allá y todos aquí hablando. Mientras lo veía el levanto su mirada y me vió a los ojos, y apartó su vista a un lado, cielos, fue muy incómodo. Él me había tratado mal, aunque yo no tenía porqué ser igual con él, seguro algo provocaba su mal humor, y su actitud pedante, y quiero averiguar que es.

- Okay Sweet, supongo que no tenemos que ser como él, vamos a hablar con él.- me levanté y tras de mi venía Sweet.

Bartolomé tenía los ojos cerrados mientras escuchaba música sentado en aquélla raíz, los abrió al notar que nos estabamos acercando, nos vió a ambas, y los volvió a cerrar como si no hubiese visto a nadie. Nos acercamos más a él hasta estar paradas justo frente a él, y sin abrir los ojos todavía.

- ¿Qué quieren?.- preguntó Bartolomé con un tono de seriedad notable en su voz.

- Hola Bartolomé, solo quería presentarte a mi prima, y a invitarte a que te unieras al grupo allá.- dije con un tono dulce y amable intentando que se le contagiara un poco y fuese tan cortante.

- Un gusto Bartolomé.- intervino Sweet.- me llamo Sweet, es un placer.

- Obviamente es un placer conocerme.- respondió éste con su típico tono de egocentrismo.- pero también es un placer, un gusto conocerte Suiche.- al final burlándose del nombre de Sweet se levanta de aquélla raíz y ofrece su mano para estrecharla.

La verdad eso fue muy grosero, no sé como reaccionaría Sweet, yo sin embargo voy a intentar un poco más.

- Ooookay, adiós. Todo tuyo Sana.- Sweet dejó la mano de Bartolomé sin estrechar, se dió la espalda y volvió al grupo.

- Bueno, se fue.- riéndose exclamó Bartolomé.- y me dejó con la mano colgando.

- Deberías intentar ser menos... este... tú.- intenté que no sonara tan grosero pero eso era imposible, estaba muy apenada en ese momento.- solo digo, porque vamos a estar una semana aquí, y sería bueno intentar llevartela mejor con todos, llevar la fiesta en paz.

- Ósea que me pides que no sea yo para agradarles a ustedes.- dijo éste de forma irónica y levemente riéndo.- gracias por el magnífico consejo, pero debería volver por donde viniste.- Éste se sentó nuevamente en aquélla raíz, reprodujo su música de nuevo y cerró sus ojos.

The GravesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora