Cuando vio desde la ventanilla de su moderno avión privado, las luces de una ciudad que en la antigüedad lo veneraba, siendo considerado el iniciador de la civilización egipcia, dios de la realeza en el cielo, la guerra y la caza, sintió que había regresado al que se convirtió en su hogar desde hace miles de años.
Tal vez por querer experimentar algo totalmente distinto, Horus decidió convivir con una especie, que para un feroz y orgulloso dios del antiguo Egipto como él, resultaba insignificante, tomando una forma física al abandonar el reino divino, pero manteniendo su ba -la fuerza que manifestaba el poder de un dios en el mundo humano-, desoyendo la postura negativa de su madre, quien no quería que se mezclara con los humanos, aunque no intervendría en sus vidas, como hacían otros dioses, trazando su propio camino.
Experimentó la evolución de la humanidad, al punto de que ya no se arrodillaban ante los dioses egipcios, creando algunas culturas los propios. La humanidad como lo conocía había cambiado radicalmente, y por consiguiente él también, teniendo que adaptarse al pasar de los siglos.
Al ser dueño de un gran poder, además de inmortalidad, pudo adquirir riquezas con suma facilidad, sin contar con las que los faraones de la antigüedad dejaban en los templos erigidos en su nombre.
Fue cambiando con los tiempos, asesorándose de las mejores mentes del mundo, convirtiéndose en un versado intelectual en todas las áreas, pero manteniendo su privacidad, pues no podía permitir que su rostro quedara como evidencia en la posteridad, aunque sus rasgos físicos, sin importar la época, no pasaban desapercibidos.
Aparentaba actualmente treinta y cinco años humanos, teniendo la capacidad, pese a su inmortalidad, de ir envejeciendo con el tiempo si así lo deseaba, para luego renacer como un joven de dieciocho años, quien heredaba las riquezas de su antepasado, haciéndolo más creíble para quienes no sabían sobre su divinidad.
Cuando bajó a la tierra recuperó su ojo izquierdo, entregado a su padre Osiris como ofrenda, luego de perderlo al enfrentarse con su tío Seth, para vengar que lo hubiese asesinado, descuartizando su cuerpo en catorce pedazos, desperdigados por todo Egipto, pudiendo su madre Isis recuperarlos y unirlos con sus poderes divinos. También utilizándolos para concebirlo a él.
Tenía propiedades y negocios prácticamente en todo el mundo, pero siempre que deseaba tomar un respiro de la banalidad de los humanos, regresaba a la mansión que había mandado a construir hace mucho tiempo a orillas del rio Nilo, con una decoración y mobiliarios dignos de un dios como él.
Desde tiempos remotos se relacionó con familias que habían prometido guardar su valioso secreto, sirviéndoles de generación en generación.
-Señor, ya estamos listos para aterrizar -avisó una de las azafatas, recibiendo un asentamiento de su parte.
Podía usar sus propios medios para transportarse, pues sus poderes le daban diversas opciones, pero solamente hacía uso de ellos cuando era necesario.
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Antología Mitológica Seducción Inmortal.
RomanceDesde el inicio de los tiempos, diferentes culturas han idolatrado a seres supremos, dándole la potestad de dioses al imaginarlos poseedores de un poder sin igual. Dioses cuyos reinos eran inalcanzables para cualquier mortal, y para otros, inverosím...