Capítulo 2: "Decisión"

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Estábamos hechos el uno para el otro
Ven un poco más cerca
Llama, viniste hacía mi
El fuego se encuentra con la gasolina

sia, fire meet gasoline.





Pasaron unos largos tres días antes de que Yangyang pudiese ver al muchacho llamado Junnie de pelos rosas. Bueno, que no lo veía no era del todo cierto, unas dos veces se había escabullido en el área de terapia para poder observar a Junnie desde la pequeña ventana circular que se encontraba en la puerta de la habitación número 129, en la cual estaba internado Junnie de pelos rosas. Todo el tiempo se encontraba acompañado por el pequeño chico, Renjun. Aún intentaba averiguar exactamente qué tipo de vínculo los unía. Pronto lo sabría, solamente tenía que idear un plan en el que se acercaría a Junnie y pudiese hablarle como una persona normal. Yangyang toda su vida ha creído ser alguien muy bueno con las palabras. Varias veces le han halagado su fluidez y soltura a la hora de hablar, pero en los momentos que hablaba de el muchacho de pelos rosas que tanto ocupaba sus pensamientos, se volvía algo torpe llegando al punto del tartamudeo. Comprobó lo nervioso que se ponía, el día anterior que su hermano Xuxi junto con su "mejor amigo" Kunhang lo visitaron. Justo en ese momento Tae de Manzanilla entró en la habitación, y contó a Xuxi la situación que vivió dos días antes, y la manera en la que se cautivó con el chico.


"Mi Yangie está enamorado."


Esa fue la frase de Xuxi en un tono jocoso, burlándose de su pobre y enamoradizo hermano menor. Lo de enamoradizo era relativo, porque en realidad a Yangyang nunca le había pasado nada similar en la vida. Cuando vio a Junnie de cabellos rosas, jura que fue como si el mismísimo Abuelo de la Luna le dijese que Junnie era algo, pero aún estaba buscando el significado a ese "algo"


Su hermano siguió sus burlas bastante rato, y a las payasadas se le sumó Kunhang, para su suerte. Maldijo en todos los idiomas que conocía a Tae de Manzanilla por abrir su bocota. Debía ir de buchón con Kim y contarle. Estaba seguro que regañaría al doctorcito.


Yangyang sentía mucha curiosidad por Junnie, por cómo sería su personalidad, si era alguien tímido o extrovertido, si era de risa facil o era más bien serio. Sentía muchos deseos de poder entablar una conversación con él, pero debía hacerlo en un momento en el que estuviese solo. Todo el tiempo se encontraba con alguien acompañándolo, a veces era Renjun, y otras veces un chico rubio. Parecía un poco más grande que ellos de edad. Escuchó a Renjun llamarle "Kun-ge"


El tal "Kun-ge" le intimidaba un poco. El tipo era inegablemente atractivo, pero su rostro era serio, se atrevía a decir que hasta casi inexpresivo. Entendía los motivos—o eso pensaba, ya que, se supone que para los de fuera es peor— y el tal "Kun-ge" pasaba sus horas sentado en una silla al lado de la cama de Junnie simplemente observándolo, como si creyera que si apartaba la vista, de un segundo a otro el chico pelirrosa fuera a desaparecer delante de sus ojos. También, detrás de su inmensurable belleza, lo rodeaba un gran aura de desolación. El día anterior se lo cruzó en el pasillo mientras merodeaba en la noche. El tal "Kun-ge" se encontraba parado al lado de la máquina dispensadora de bebidas, apoyado en la pared y con una lata negra en su mano de algo que creyó, era café. No le habló, no se atrevío. Yanyang se apoyó en una ventana que estaba abierta, simulando mirar hacia fuera, pero toda su atención estaba colocada en el joven rubio de aspecto desgarbado.


Yangyang sintió que lo miró unos cortos segundos, y le dio el tipo de mirada que mas detestaba: compasión, pero nuevamente le comprendió . Sabía que no era nada fácil ver a la gente que se encontraba en su situación, o como la de Junnie de cabellos rosas, sobretodo cuando eran personas jóvenes, con toda una vida por delante, y mil cosas por hacer. Su mamá solía decirle;


After MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora