Capítulo 7

663 65 55
                                    

Cuando salgo de la entrevista de trabajo y puedo volver a mirar mi móvil, me encuentro con cincuenta mensajes y tres llamadas perdidas, todos de Rosalya y Alexy.

Los primeros siete mensajes son deseándome suerte en la entrevista y diciéndome que cuando salga ya les avisaré, que no me preocupe. Aún así, los siguientes cuarenta son de ambos enseñándome todo lo que me estoy perdiendo y avisando cada vez que cambian de tienda, para que sepa donde encontrarlos cuando salga. En vez de responder, decido llamarlos directamente, con la esperanza de que al menos uno de los dos no tenga el móvil en silencio o lo esté mirando en este momento.

Rosa contesta al cabo de tres tonos.

—Vaya, vaya... ¡parece que sigues viva!

—Hola, Rosa. Siento no haber leído vuestros mensajes hasta ahora, la dueña del café me ha hecho hacer una prueba y no he tenido tiempo de avisaros ni nada.

—¡Menos mal! —Alexy se hace oír por encima del ruido de la calle—. Pensábamos que nos habías vuelto a abandonar.

—Sabes que no haría eso. ¿Dónde estáis? ¿Seguís en el centro?

—Sí, ahora estábamos terminando de comprar y a punto de ir a comer. ¿Vienes?

—En cinco minutos me tenéis ahí —contesto poniéndome en marcha—. ¡Hasta ahora!

Ambos se despiden antes de colgar. Empiezo a andar hacia la calle de las tiendas cuando una voz me detiene.

—¡Rebecca, espera!

Me giro de golpe, más por el susto que por nada, y veo a Priya acercarse a mí desde el café. Ni siquiera me había dado cuenta de que aún estaba ahí, pero me alegra poder hablar con ella y así darle las gracias por su ayuda durante mi prueba.

—¿Qué tal ha ido? No me digas que hemos hecho todo eso para nada.

—Que va, ha ido muy bien. ¡Muchísimas gracias, Priya!

—¿Entonces tienes trabajo? ¿Lo has conseguido? —No sé si sentirme ofendida o reír por su tono dudoso.

—¿Tan improbable parece?

—Se podría decir que, a veces, eres una causa perdida.

—¡Oye, oye, tampoco exageres! —me hago la indignada—. Si he conseguido servir todas las consumiciones sin tropezar o derramar nada.

Priya se ríe y pone su mano en mi hombro.

—En cualquier caso, ¡enhorabuena! Tú y yo hacemos un gran equipo. Deberíamos organizar este tipo de cosas más a menudo.

Su entusiasmo me hace reír.

—Ya ves, podríamos apuntarnos al club de teatro de la universidad, seguro que ni haría falta que nos hiciesen una audición para entrar.

—Me encantaría, pero que no aceptan a profesionales —dice guiñándome un ojo—. Además, ambas estaremos demasiado ocupadas para poder ir a los encuentros del club, sobre todo ahora que tienes trabajo.

—Es una pena, aunque al menos este inicio de curso tiene algo positivo.

—Pues claro que lo tiene, y solo es el principio. Hay que pensar en positivo.

—Siempre eres tan positiva... No sé cómo lo haces, la verdad. Tendré que volver a juntarme más contigo, a ver si se me pega algo de optimismo.

—Estaré más que encantada de disfrutar de tu compañía. —Me da un apretón cariñoso en el hombro antes de mirar la hora en su reloj—. En fin, esta parte del día ha estado llena de improviso y me ha encantado compartirla contigo, pero ahora tengo que volver a la vida real. Además, si no recuerdo mal, hoy tienes sesión de compras con Rosalya y Alexy, ¿cierto?

Game over [cdmu Armin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora