Especial de Navidad

418 50 23
                                    

Relato situado cinco años después de la trama principal de este fanfic.

Rebecca adoraba la Navidad.

Quizás era porque en su familia siempre lo habían celebrado a lo grande y adoraba estar rodeada de sus seres queridos y compartir esos momentos de felicidad, o quizás era porque siempre le había maravillado la forma que tenía la ciudad de transformarse de la noche a la mañana durante esa época, pero lo que estaba claro era que no había celebración que le gustase más. Le encantaba hacer regalos a sus amigos, ver sus sonrisas y dejarse contagiar por su alegría

Cuando se mudó al empezar la universidad y fue perdiendo el contacto con sus amigos, esas tradiciones se perdiendo también un poco por el camino. Hizo nuevas amistades con quien celebrar las fiestas y sus padres nunca perdieron el espíritu navideño, pero no terminaba de ser lo mismo.

La primera Navidad tras su vuelta a la ciudad, en su último año de universidad, había sido como despertar de un largo sueño. Sus antiguos amigos habían cambiado, ella había cambiado, pero, al mismo tiempo, todo seguía ahí. Rebecca suponía que algunos viejos hábitos y tradiciones eran demasiado difíciles de olvidar.

A partir de la segunda Navidad empezaron una nueva tradición: todos los años se reunían en Nochebuena para cenar y celebrar las fiestas juntos al menos un día. No importaba si alguien estaba trabajando en la otra punta del país o si ese día había lluvias torrenciales, nadie se perdía su cena de Nochebuena. Era la única tradición que tenían y que no pensaban romper, los demás días del año daban igual.

Solo que, ese año, parecía que alguien sí se la iba a perder.

Armin había pasado esa semana en Alemania por un congreso y un par de reuniones de trabajo, pero había conseguido montárselo de forma que el 24 volviese a estar en la ciudad. Sin embargo, esa misma mañana había llamado a Rebecca para darle las malas noticias.

—¿Y no pueden hacer nada? ¿Ni siquiera coger un tren o algo?

—Lo siento, amor —suspiró Armin al otro lado de la línea—. No podría ni aunque quisiese, está nevando tanto que todas las carreteras están cortadas. Pero me han dicho que quizás pueda coger un vuelo esta noche, si el tiempo mejora.

Rebecca hizo una mueca de tristeza. Sabía que su novio tenía razón, no podía hacer nada contra un fenómeno atmosférico, pero no podía evitar sentirse así. Había pasado toda la mañana y la noche anterior cocinando la comida navideña perfecta. Normalmente era Armin el que cocinaba, ya que se le daba bastante mejor, pero Rebecca se había esforzado para poder darle una sorpresa y para, a la vez, crear el ambiente perfecto para darle su regalo.

Lanzó una mirada al banquete que había preparado y a la cajita de terciopelo negro que había dejado en la mesa, todo preparado para alguien que no iba a llegar.

—No pongas esa cara —volvió a hablar Armin—, solo llegaré un día tarde, podremos celebrar Navidad mañana. Y sé qué cara estás poniendo porque te conozco.

—¿Ahora también me lees la mente? —Rebecca logró esbozar una sonrisa al oír la risa suave de Armin al otro lado de la línea—. Es solo que... tenía ganas de darte tu regalo hoy y de que vieses la sorpresa que te he preparado.

—¿Tienes una sorpresa para mí? ¿Qué es?

El tono inocente con el que lo preguntó consiguió arrancarle una pequeña carcajada.

—No te lo voy a decir, petardo, que para algo es una sorpresa. Y no, ni Alexy ni Morgan lo saben, así que no intentes sonsacárselo.

—¿Quién es ahora la que lee mentes?

Game over [cdmu Armin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora