Capítulo 1.

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Los primeros rayos de sol empiezan a salir por todo el Reino de Clover, y las personas habían empezado a levantarse para empezar el nuevo día a la vez que los caballeros mágicos se estaban preparando para la nueva jornada que les estaba esperando.

Todo estaba sumamente tranquilo, o lo más que se podía en un gremio en particular. Donde residían los caballeros más problemáticos del reino Clover.

En ese lugar se podía escuchar los gritos de un rubio de nombre Luck que estaba enfrente de su mejor amigo, Magna. En una esquina había una pelirrosa llamada Vanessa que tenía una resaca de lo que había hecho ayer, a su lado estaba un hombre que tallaba algo a tan temprana hora, era la figura de una niña, éste era su compañero Gauche. En otro sillón aparte estaba una joven de cabellos celestes, de nombre Grey, que estaba nerviosa mirando a la pelinegra de vestido oscuro que leía algo extraño, ésta era Nero. Al lado de la pelinegra estaba una bella peliblanca que se sonrojaba por lo que leía junto a su amiga Nero, ella era Noelle Silva. Atrás de ellas estaba un joven que murmuraba cosas sobre el libro, éste era Gordon. En una gran mesa estaba una Charmy que empezó a ordenar a sus ovejas hacer la comida, a su lado estaba Finral con una mirada soñadora, pensando en Finesse, su novia.

Después en la sala entró el capitán del gremio, Yami Sukehiro, que venía junto a dos de sus subordinados, Zora y Asta.

Este gran gremio se llamaba los toros negros. Un lugar muy movido.

Asta curioso se acercó a sus amigas que leían algo entretenidas, y vio como Noelle cerraba el libro de golpe.

—¡Bakasta! ¿qué haces? —la peliblanca inmediatamente hizo que Nero guardara el libro.

—¡ay! Solo quería saber qué leían...

—es un libro de chicas —habló la mayor con una mirada opaca.

—¿y qué hace Gordon? —el peliblanco vio como el susodicho murmuraba algo y decidió volver a mirar a sus amigas —Nero, Noelle les quería decir algo... el padre las invitó un fin de semana en la Iglesia, solo si quieren...

—¿ah? ¿al pueblo plebeyo? —la joven levantó una ceja y se cruzó de brazos —¿solo los tres?

—¡Yuno y Mimosa también van a ir! —el joven sonrió alegre —¿iremos?

—yo no tengo nada que hacer, así que iré Asta —asintió la joven de ojos carmesí.

—¡muy bien! ¿y tú Noelle?

La susodicha movió su cabeza a un lado pensativa y decidió aceptar.

—iré si te comportas, la última vez tuvimos que reparar el jardín porque decidiste entrenar, enano musculoso —la Silva se cruzó de brazos con una leve sonrisa.

Asta se rascó la nuca nervioso, porque tenía razón.

—te prometo que llevaré a los niños a entrenar a otro lugar...

—perfecto ¿y cuándo iremos?

—¡después del desayuno!

...

Así fue como los cinco viajaron juntos hacía la aldea Hage, donde el padre y la hermana, junto a los niños huérfanos, los esperaban.

—¡hermano Yuno! ¡hermano Asta! —rápidamente los niños rodearon a sus hermanos mayores y las mujeres observaron con una pequeña sonrisa al dúo.

—b-buenos días —Mimosa dio una sonrisa amable y los niños rodearon a las mujeres.

—es bueno verlos bien —Nero suavizo un poco su mirada y Noelle movía una mano hacía algunos niños con una pequeña sonrisa.

Enredados en tu juego. (Yunoelle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora