Capítulo 12 - Revélate.

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Me deslizó por la cocina, dando pequeños y silenciosos pasos, pero dejándome guiar por el ritmo.

Meneo las caderas tal cual un pedazo de hierro oxidado y me llevo la cuchara al rostro como micrófono.

Asphyxiated, I'll never make it  —canturreó mientras me deslizó de izquierda a derecha por la pequeña cocina.

Bailo y río por lo bajo al ritmo de la gloriosa canción Nothing compares de The Weeknd.

La pequeña radio que apenas mantenía sus piezas unidas, reproducía las canciones a la perfección.

Without my babe, —Me llevo las manos al pelo y sonrió divertida —oh-ooh-oh.

Suelto una risa absurda y solitaria por mis adentros y dejo la cuchara en la meseta, luego procedo a apagar el horno y tranquilizarme medianamente.

Nothing compares —murmuró finalmente y suspiro.

A lo que mama despertase por mi culpa, podría irme considerando muerta.

Hecho una mirada rápida al reloj de la cocina y me doy cuenta de que apenas y eran las seis y cincuenta de la tarde.

— Mierda —mascullo para mi misma al llevarme aquella sorpresa.

Los fines de semana para mí pasaban a una velocidad sorprendente, puesto que nunca hacia algo de gran importancia. Hoy pase la mitad de mi día leyendo y la otra mitad comiendo, pero mamá...

Mientras saco mi asco total de tostada del sartén, pienso en que mamá llego hace menos de una hora y estaba explotada. Y eso que hoy era domingo.

Se suponía que era un descanso, pero la vida adulta al parecer sacrifica muchas cosas.

Parecía sacrificar cosas que en un futuro yo no estaría dispuesta a hacer. No quería perder mi libertad en un trabajo que no me gustase.

Al menos si perdería tanto, quería hacerlo con algo que me motivase cada día más, en él no pudiese esperar a despertar y ponerme en ello y son escasos los casos que he visto en aquella situación.

Aun así, mis sueños de vivir metida de cabeza en casos criminales jamás saldría de mi cabeza, aún tuviese que machacarme para ello.

La vida solía ser tan cruel medida crecíamos, que algunos desearíamos ser niños para siempre.

Odiaba vivir en un mundo tan plano y común. El éxtasis a veces era necesario en nuestras vidas. Arriesgarnos por algo...

Trasladarse a los libros era la única y más rápida alternativa.

Dejo la tostada de jamón y queso en el plato que yacía plácidamente sobre la encimera y sonrió con eficacia.

Hoy había comido tal cual una Cerda. Tan solo esperaba que el arrepentimiento y el malestar no comenzarán una vez me viese en un espejo.

Tomo todos los utensilios usados, para dejarlos en el fregadero con sumo cuidado y me deslizó una vez más para apagar la pequeña radio que se encontraba en la esquina más lejana del pequeño lugar.

Una cocina cuadrada y pequeña que contenía lo necesario y al final de esta una puerta que daba a nuestro enorme patio. Este tenía una vista espectacular del bosque y algún lejano lago.

La enorme ventana que me iluminaba se posicionaba sobre el fregadero, como esas típicas películas estadounidenses.

Toda la casa se mantenía a oscuras, iluminada por la débil luz de las afueras, donde ya comenzaba a caer el sol.

Hecho una mirada rápido a todo mi alrededor para asegurarme de que ya no tuviese nada que buscar en aquella cocina, luego de comer podría limpiarla un poco y luego dormitar hasta el día siguiente.

MAALIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora