II

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Era el quinto trabajo que Zeke tomaba después de liberar a la mujer del demonio, el mismo día que Eren presencio el beso de Levi y el comandante. Por muchos días que pasaran no fue capaz de poder olvidar del todo, su incomodidad comenzaba a ser vista por su maestro provocándole una serie de castigos por ser despistado en ocasiones peligrosas, como los exorcismos.

El joven se detuvo justo frente a un jardín donde varias personas de su edad jugaban o simplemente se quedaban admirando los distintos tipos de flores que entregaba la tierra, en especial una niña de cabello corto negro que las acariciaba con la delicadeza como él lo hacia con los animales del bosque. Se apoyo en el árbol sin dejar de verla, su piel blanca y bellos ojos no causaban nada en su interior, muy a diferencia de Levi.

¿Dónde estaba?

Se dejo caer al suelo frustrado consigo mismo sin poder controlar aquella oscuridad en su interior, idéntica al fondo del bosque que solo terminaba con más árboles y distinto tipo de vegetación; su flora y fauna era distintiva, a pesar de estar en época otoñal.

No era común para él ser visto por los humanos, pero cuando lo hacían siempre era ignorado, o en algunos casos, personas más valientes se daban la tarea de hacerle saber su lugar en la aldea. Estaba perfectamente escondido, de todas forma su vista de los humanos era nítida, tanto que no pudo reaccionar a tiempo cuando tres de los hombres más reconocidos por el pueblo por sus desordenes de borrachos se aceraron por detrás. Pudo notar el orgullo y el enfado que traían consigo, Eren se levanto para ir por otra dirección y evitar problemas, pero uno de los hombres lo detuvo sosteniendo su brazo logrando sentir el fuerte olor a alcohol.

-¿A dónde crees que vas, fenómeno?

-¿Crees que puedes venir aquí cuando se te da la gana?

No estaba asustado, su maestro era el que verdaderamente daba terror, a diferencia de él, ellos eran simples y predecibles humanos. Su siguiente movimiento sería llevarlo al bosque y golpearlo hasta dejarlo moribundo, esta no era la primera vez que los de su clase hacían algo como eso.

Eren fue conducido a un apartado lugar en lo profundo del bosque, los primeros golpes en su estomago fueron un tormento a diferencia de los siguientes que solo causaron una leve aflicción. Era sujetado por dos para ser golpeado solo por uno, su fuerza era limitada igual que su resistencia, con una serie de golpes, que fueron disminuyendo su intensidad el hombre se alejo agitado y cansado. Con ayuda de sus amigos, el joven fue amarrado y obligado a arrodillarse para quedar frente a ellos quienes sonreían por sus acciones.

¿Su vida siempre se resumiría en eso?

Los años anteriores se requería más para que la gente del pueblo María se organizara y saliera en su búsqueda, Zeke lo había salvado tantas veces que ya no se molestaba en hacerlo, su vitalidad solo podía ser quitada con cierto poder que pocos poseían, y ninguno del pueblo era capaz. ¿Qué caso tendría salvar a un niño que de todas formas no sería asesinado por una simple arma?

Eren no pudo evitar suspirar.

Tendría que soportar los siguientes minutos hasta desmayarse del dolor para que ellos se dieran por vencido, o creyeran que ya estaba muerto, era su única forma de poder salir de esas situaciones, la única que ha descubierto hasta ahora.

-Quítale la mascara-ordeno uno que al parecer era el líder de los tres, y el mismo que lo golpeo.

El joven sintió frio recorrer su espalda, vio como uno de ellos, el más delgado se acercaba con la intensión de quitar su más preciada posesión, por mucho que odiara, ella se encargaba de esconder sus marcas, marcas que indiscutiblemente pertenecían a los demonios, algo que verdaderamente odiaba.

NÓMADA - SNKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora