No sueltes mi mano [BluePulse]

Capítulo 33

"¡Demonios, Khaji, me morí de miedo! ¡Perdón! ¡Debí ser más fuerte, no sólo con esto, sino cuando le confesé mis sentimientos y salí corriendo! ¡Fui un cobarde, justo como Wally! ¡Ambos tuvimos miedo y nada bueno salió de eso! ¡Lastimaron a Bart por mi culpa! ¡Fue mi culpa que él saliera corriendo tras de mí! ¡Fue mi culpa que él se expusiera! ¡Por mi culpa y culpa de mis sentimientos, Bart pasó por tanto! ¡Lo lastimaron por mi culpa! ¡Lo lastimaron porque soy un cobarde, sólo un mísero cobarde! ¡UN COBARDE!"

-Jaime... -Llamó Khaji palmeando la espalda de un joven que dormía profundamente-. Jaime... -Le insistió interrumpiendo aquel sueño que había nacido de un recuerdo-. Jaime... -Repitió finalmente hasta que su amigo abriera los ojos-.

-¡¿Qu-qué... qué pasa...?! -Balbuceó Jaime todavía somnoliento, levantando su cara de aquellos brazos que descansaban en el borde de la camilla-.

-Si tienes tanto sueño, ¿por qué no regresas al hotel? –Demandó Khaji extendiendo su brazo, posando frente a su amigo un vaso con algo de café humeante en su interior-.

-¿Qu-qué...? N-no... No tengo sueño. -Respondió Jaime tallándose el rostro con su mano libre, pues conservaba la diestra para sujetar la de Bart-. Sólo descansaba mi cuello... -Explicó mientras se estiraba sobre aquella silla adyacente a la cama donde Bart reposaba despreocupadamente-.

-Sí, claro. –Musitó Khaji irónico e insistiendo con el café-.

-En serio. No estaba durmiendo. –Aclaró Jaime despabilándose con un bostezo, tomando inercialmente aquel vaso-.

-Por supuesto. –Murmuró sarcástico el amigo mayor dirigiéndose a la ventana mientras sorbía de su propia bebida-.

-¡Vamos, ¿cómo podría dormir?! ¡Debo hacer guardia, ¿lo olvidas?! –Expresó Jaime levantando su rostro para dirigirlo al muchacho convaleciente de aquella cama de hospital-. Debo cuidarlo... -Completó justo en el instante de posar sus cansados ojos sobre el pelirrojo indiferente que yacía dormido tan plácidamente-.

-¿Cuidarlo? ¿De qué? –Inquirió Khaji con aires un poco molestos-.

-Pues... no sé... De lo que sea... -Respondió el menor levantándose, colocando su café sobre su silla para poder arropar debidamente al durmiente-.

-Déjame adivinar... ¿cuidarlo de las arrugas de las sábanas? –Interrogó burlón y desfachatado-. Porque es lo único que he visto que hagas los últimos dos días; sólo acomodar y reacomodar su almohada y las mantas que no se mueven por sí solas. –Acotó malhumorado-.

-Só-sólo quiero que esté cómodo. ¿Está mal? –Respondió Jaime puerilmente, soltando la mano que hasta entonces sujetaba delicadamente-.

-Pues no, pero... a estas alturas ya pareces un demente... -Expresó girando sobre sus talones para mirar a los oyentes-. Y no lo digo sólo por la cara que traes, sino por todo este ritual que te has creado alrededor de Bart.

-¿Ritual? ¿Cuál ritual? –Preguntó Jaime despectivamente-.

-¡Éste! ¡Éste mismo! –Expresó Khaji firme, pero conservando un tono relativamente bajo para no perturbar a Bart-. Éste donde no te le despegas a Bart más que para ir al baño y eso porque el baño está en la habitación.

-Sólo quiero cuidarlo.

-Y ése no es el problema, Jaime; el problema es que ya pasaron más de dos días y no has salido de este cuarto desde que lo trajeron de cuidados postoperatorios.

-¿Y...? Sólo quiero acompañarlo y ver que todo esté bien.

-Y lo está. A Bart no le pasa nada malo, sólo está durmiendo. Pero tú... Tú no has comido como se debe. Si no fuera por lo que yo te traigo, no comerías. No te has bañado y sólo te cambiaste de ropa porque yo te traje ropa limpia. Y sobre todo, no has dormido nada. No has descansado desde que encontramos a Bart. A este paso te vas a morir.