Las clases estaban a puto de finalizar cuando el Sr. Harrison se hizo presente, el profesor Jeffrey se levanto de su escritorio y nos llamó. Salimos del salón para tener más privacidad y que el resto de nuestros compañeros no escucharan por ninguna razón lo que teníamos que discutir. Sentí la pequeña mano de la pelirroja buscando que le ofreciera la mía, era raro verla nerviosa y de no ser por que me encontraba en el mismo estado, aquello me parecería adorable.
- El profesor Jeffrey esta enterado de la situación en la que se encuentran, lo hemos hablado y decidimos reportar esto como algo menor-
- Pero la sanción no será del todo menor- Agrego el señor Jeffrey.
- ¿Qué quiere decir? - Me apresure a preguntar.
- Sus compañeros los conocen, vieron lo que yo, no podemos pasar desapercibida la sanción, así que lo que haremos será algo que sea notorio públicamente-
- Me temo que no jugaras está temporada en el equipo, al menos en los juegos cercanos-
- Y en cuanto a usted señorita Clifford, tengo entendido que solicito un grupo escolar de lectura, su solicitud será negada para crear este grupo o para integrarse en cualquier otro club-
- -Quiere decir que no podría entrar al equipo de animadoras a ningún otro-Aclaro Jeffrey.
- -Es verdaderamente una pena, su propuesta para el club de lectura me pareció una excelente idea, pero no logramos encontrar de que otra forma hacer notoria la sanción-
- Entiendo, pensaba hacer que mis compañeros se interesarían un poco más en la lectura, pero si esta es la sanción creo que podría encontrar a alguien que tome mi lugar- La mire extrañado, no sabia que estaba interesada en hacer algo así.
- Si, el equipo tiene buenos jugadores, se que pueden arreglárselas sin mi, el equipo lo es todo. Entiendo la situación y si bien no me gusta lo acepto-
- Esto no debe repetirse ni comentarse por ningún motivo, contamos con su discreción y su responsabilidad-
- Así será, les agradecemos el ayudarnos -
- No vamos a desperdiciar está oportunidad-
- Así lo esperamos-
- Ya es tarde, pueden retirarse a casa, el horario termina poco más de 5 minutos-
- Gracias nuevamente por la oportunidad-
- Vamos nena, te llevaré a casa ¿Está bien? - Le dije al tiempo que nos alejabamos, ella asintió - Hay que irnos antes de que Esteban salga de su clase-
Llegamos al hogar de la pelirroja en poco tiempo, me ofreció entrar, pero a decir verdad no tenía el mejor animo del mundo, estar fuera de tantos juegos me afectaría, necesitaba conservar mi lugar como estaba y sin mi en tantos juegos era una tarea imposible.
- Lamento lo que pasó - Le dije antes de que saliera del auto.
-Si, es demasiado para algo que ni siquiera terminamos - bromeó para reducir un poco la tensión que llevábamos por el estrés del día-
- Ese no es problema podríamos terminarlo ahora - Dije de igual forma mientras me acercaba a ella, dejo escapar una risita y terminamos con el espacio que nos restaba, un beso suave que decía "todo está bien".
Ella se separó primero y beso mi mejilla para luego abrazarme tan bien como nos permitía el auto.
- Ven aquí - La jale más hacia a mi- Le haces mal a mi cordura -
Ella me dedico una sonrisa triunfal, volvía a ser mi chica, con su sonrisa de autosuficiencia y su excesiva autoconfianza.
Me besó nuevamente, está vez con más pasión, un beso ardiente, propio solo de sus labios
- Nos veremos mañana Acker-
- Así será Clifford, aún no te has librado de mi- sonrió y se dispuso a salir - Me encanta llevar tu inicial conmigo nena - Le dije antes de que cerrará la puerta, recordando el obsequio que me había dado
- No dejaré la tuya por nada del mundo - respondió y finalmente se fue.
De camino a casa miraba el brazalete en mi brazo sobre el volante, me hacía sonreír como un pequeño, era ridículo y a la vez maravilloso el efecto que tenía en mi. Pero mientras miraba mi brazo cubierto únicamente por ese significativo brazalete, me di cuenta de que lo usual era llevar mi chaqueta del equipo, chaqueta que está vez no llevaba conmigo y no estaba en ninguna parte del auto.
Trate de pensar dónde fue la última vez que la vi y entonces los recuerdos de Ruby deshaciéndose de ella mientras nos besábamos en el baño me dejaron todo claro.
Que idiota, la había dejado ahí cuando salí tras ella pensando que volveríamos, no había razón para alarmarse, seguro las chicas que la encontrarán se la llevarían al entrenador.
Cuando llegue a casa Mady me dijo que había alguien en mi habitación, no le tome importancia, pero cuando abrí la puerta ahí estaba el.
- ¡Esteban! No sabía que estabas aquí-
- Sabes escuché algo interesante en el almuerzo de hoy -
- ¿Los escorpiones volvieron a la escuela? - Su risa sin humor se escuchó mientras me miraba con rabia.
-No, no sé aparecieron en todo el día, sabes quién más estuvo desaparecida, Ruby, sospechoso porque tampoco te encontré por ningún lado-
- Tal vez está enferma - Trate de restarle importancia.
- No, nada de eso, ¿pero ya lo sabes no? Sus amigas me dijeron que estaba contigo -
-Y les crees a esas chicas, jajaja creí que no confiabas en Roxana-
- No lo hago, pero que coincidencia que precisamente la mencionaras a ella, que fue quien me lo dijo-
- Es solo sentido común-
- Claro, también fue el sentido común el que te dejo esas marcas en el cuello entonces -
- ¿Qué dices? - pensé unos segundos - Estos son de el otro día...- Mentí - Recuerdas a esa chica nueva del equipo de porristas -
- Ya veo, de modo que la chica pelirroja de la que todos hablan, la que hizo un caos en la clase de Harrison con alguien del equipo era la gemela perdida de Ruby y todos los confundieron a ambos -
- La gente inventa rumores por diversión, ya sabes, para crear enemistades dónde no las hay -
- Seguro que si, y algunos inventan pretextos estúpidos que nadie cree - Se levantó de la cama y entonces vi mi chaqueta, la tomo y me la estrelló con fuerza en el pecho antes de salir - Está es la prueba de que el que estuvieras sin razón en el baño de chicas también es un rumor ¿no? -
Maldición, lo subestime.
Lo sabia todo, pero al mismo tiempo no sabia nada, podría tratar de engañarlo, pero a estas alturas seguro se quedaría en un intento. Ya ni siquiera sabia si debía intentarlo.
¿Engañarlo? Eso no era lo que quería, lo que quería era enfrentarlo, decirle que amaba a Ruby y que ella me amaba a mi, dejarle claro que no había nada que pudiera hacer al respecto y que no era una cuestión de rivalidad, que era algo que sucedió sin planearlo y que no pretendía ni deseaba terminar.
¿Entonces por qué no lo hice? ¿Por qué no corrí a alcanzarlo antes de que saliera de mi casa, lo detenía y le aclaraba todo?
Antes de terminar de explicar él ya se habría marchado, solo escucharía la parte de mi “traición” y estaría demasiado lejos para volver a detenerlo.
Entonces que debía hacer ¿Perseguirlo? ¿Llamar a Ruby? no, no, no, no y no, la respuesta a todo era no.
- ¡Joder - Lance la chaqueta que Esteban recién me había entregado y esta callo sobre la mesita de noche, ahí lo vi, el libro que Adam me presto semanas atrás o la señal que necesitaba “ve con Adam” el seguramente tendría una buena respuesta.
Tome el libro como excusa, busque en el closet cualquier chamarra para no tener que llevar la maldita chaqueta del equipo, tome una negra y salí de la casa mientras me la ponía.
- Volveré tarde, si no hay nada para comer toma dinero de mi cuarto y compra algo en Deni's, papá y mamá volverán hasta mañana- Le dije a Mady antes de salir.
Conduje hasta la casa de Adam, toqué la puerta y luego de un par de segundos se abrió dejando a la vista a un alegre y despeinado Malcolm.
Lo que me faltaba, el ambiente se volvió tenso a penas cruzamos miradas, pero el solo se aparto para dejarme pasar, si sabia o no que estuvimos con la misma chica, sus modales no disminuyeron.
- ¡Adam¡ David esta aquí-
A penas me adentré en la elegante casa me di cuenta lo estúpido que fui al no haber llamado antes.
-Siento interrumpir, esperare afuera- Di la vuelta decidido a salir, mi determinación duro hasta que su voz, aun suave como acostumbraba ser me detuvo.
-No, esta bien, seguro no tarda en bajar-
-Carmen tiene razón, siéntate- Señalo un sillón individual que estaba justo a un lado, Me limite a asentir y acepte tomar asiento.
En un intento por distraerme de la incomoda compañía volví a mirar el brazalete de la pelirroja e inevitablemente sonreí.
- ¿Que tienes ahí? - Pregunto Adam, a quien no había notado en la sala.
Su tono divertido y su mirada curiosa no me agradaban, le di el libro fingiendo que a eso se refería, pero el lo lanzo nuevamente al sillón a penas lo tomo.
-Sabes que no me refería a eso- Me levante incomodo y el me tomo del brazo, en cuanto vio el brazalete sonrió con complicidad – “R” ¿Es de ella cierto? - me inspecciono completamente con una fugaz mirada, se detuvo en mi cuello y en cuanto vio las marcas rojizas abrió los ojos con indiscreción y sorpresa.
Hizo un gesto de concentración y luego de unir los puntos sueltos en su cabeza me miro con picardía – Ya veo porque no viniste a verme como acostumbras cuando me enfermo, estuviste muy ocupado divirtiéndote con la pelirroja- Sentía las miradas de todos sobre mi, la única reacción que tuve fue apartar mi brazo algo brusco.
-Esa chica te tiene realmente mal, al menos disimula-
-Ya es tarde para eso- respondí entre dientes con un tono reprobatorio.
Alcance a ver la expresión de Carmen, era de total desconcierto, como si no pudiera creer nada de lo que oía, parecía impresionada y por lo que dijo en nuestra última conversación supuse que la sorpresa en realidad era que no creía que la chica que aseguro solo jugaba conmigo y yo aun siguiéramos juntos, avanzando tanto en nuestra relación.
- Dile a la chica Clifford de mi parte que gracias por regresarle un poco de vida a mi mejor amigo, pero que no puede ir por la vida dejándote marcas por todo el cuello cada que están junt...- Lo pise disimuladamente, pero con fuerza suficiente para que cerrara la boca de una vez.
Su gesto de dolor quedo opacado por la pregunta de su hermano mayor y el gesto de Carmen después de escuchar el nombre que pronuncio su querido amante/novio/más que amigo o lo que sea que fueran.
- ¿Estas saliendo con Ruby Clifford? –
Verlo besarse con la chica con la que salía dolió, pero escucharlo a él, decir el nombre la chica que amo como si supiera exactamente quien es y con ese tono de sorpresa me enfureció.
¿De donde demonios la conocía? ¿Por que se sorprendía de que yo estuviera con ella? ¿Quien le dijo que podía preguntarme cosas? ¿Por qué preguntaba por ella? ¿Quien diablos se creía?
El rostro de Carmen revelaba que ella se preguntaba lo mismo: ¿De donde carajos sabes su nombre?
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Fleeting
Novela JuvenilRuby Clifford llego a mi vida como una tempestad, provocó caos a su paso hasta hacerme perder la cordura. Fue la chispa que encendió la emoción en mi y acabó con la monotonía de mi existencia. Ella y sus brillantes ojos esmeralda se colaron bajó mi...