Capítulo uno.

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Narra Florence. 

—Flo, ¿estás bien? —Entre la mezcla de la música y mi malestar, escuché a lo lejos la voz de Sophie, seguido no muy suave agarrón en mi hombro que me hizo mirarla a la cara, o más bien, traté.

— Sí, sólo que bebí ese tequila muy rápido, tú sigue en lo tuyo con ese galán, Soph. —Traté de pronunciar lo más normal y creíble que se me hiciera posible, al parecer tengo buenos dotes de actuación ya que Sophie me lanzó una mirada reconfortante y volvió con ese chico. No pasaron ni treinta segundos desde que mi mejor amiga se había perdido entre la gente cuando un gran mareo acompañado de náuseas invadió mi cuerpo,  cerré mis ojos y tomé una bocanada de aire tratando de controlar un poco, pero nada, así que busqué entre mis cosas un lápiz y como pude escribí una nota para Soph. Guardé mi lápiz y poniéndome de pie como pudiera, comencé a caminar difícilmente ya que con cada paso me sentía más y más mal, hasta el punto de no saber en qué momento había abandonado el club y caminaba como un zombie por una calle desconocida, mi sentido de orientación no me acompañaba y el de vista menos, que hacía que todo se viera borroso  y oscureciera rápidamente a mí al rededor, para finalizar mi mala racha, sentí como mis piernas perdían fuerza haciéndome caer al suelo como si fuera un peso muerto, “Este es tu fin, Florence Lyneux” dijo mi voz interior antes de perder completamente el conocimiento.

Narra David.

Nunca he sido muy fanático de los clubes, aunque mentiría si digo que no los disfruto cuando asisto, pero generalmente lo hago por acompañar alguno de mis amigos, o más bien a mi mejor amigo Thomas. Me hallaba sentando en un sofá donde posteriormente había conseguido el número y unos cuantos besos de una bella pelirroja, la cual para mi desgracia había tenido que irse. Sin más que hacer, ya que mi querido amigo brillaba por su ausencia me levanté del sofá y bebiendo lo último que quedaba de mi trago, salí a las afueras del club a fumar un cigarrillo. Al salir me encontré sólo con el guardia, así que fui a darle un poco de compañía y fue como comenzamos a hablar de la vida, estaba sumergido en la conversación cuando sentí un fuerte empujón por mi espalda. — ¿Qué te pasa? — Lancé en un tono un tono molesto mientras volteaba para encontrarme con una señorita que avanzaba no en sus mejores condiciones. —Creo que debería echarle un vistazo, ¿no crees? — Le comenté a Joseph, él asintió con la cabeza y antes de que me marchara agregó: —Suerte con los proximos cargos por acoso sexual, dude. — Y río. 
Apresure un poco mi paso, llegando a mantener una distancia prudente entre esta chica y yo, la cual cabe mencionar tenía una buena parte trasera. Seguí caminando ahora acompañado de uno que otro pensamiento pervertido cuando la ví desplomarse en el suelo, corrí hacia donde estaba y noté que estaba dormida. —Drogas, seguramente alguien la quería para otras cosas. —Murmuré y alejando los pensamientos grotescos de cualquier persona aprovechandose de ella, me incliné para para cargarla en mis brazos y volver al club.


NarraSophie.
Luego de un rato, volví a la mesa donde estaba Florence pero no había rastro alguno salvo una servilleta con una nota de ella, que tenía una letra ilegible, pero al parecer decía "Perdón, me voy a casa, Te amo". Comencé a preocuparme, yo tenía las llaves del auto lo que significaba que se había ido a pie y no estaría tan lejos. Tomé mi bolso e iba saliendo cuando sentí como me abrazan por detrás seguido de una voz familiar. —¿Te ibas sin despedir? —dijo él.
—Lo siento Thomas, pero mi amiga se fue, así que debo ir por ella, adiós. —Sin esperar respuesta me safé de su agarre y salí a toda velocidad del  club, saqué mis llaves del bolso y entré en el auto poniéndolo en marcha rápidamente. Avancé lentamente un par de cuadras cuando visualicé a un tipo con Florence en sus brazos, detuve el auto y bajé rapidamente yendo hacia él deteniéndolo.
—¿Qué le has hecho a Florence? —Hablé intimidantemente, tantas fiestas me habían echo perder el miedo a los hombres.
—Nada— Dijo él— cuando iba saliendo del club me empujó accidentalmente y noté que algo le sucedía, así que la seguí hasta que se desmayó y quedó inconsciente, alguien le debe haber puesto algo en su bebida.
—Que hijo de puta, ¿puedes llevarla al auto?


NarraDavid.
Iba caminando tranquilamente con esta chica en brazos, había aprovechado de examinar sus faccciones las cuales eran muy lindas, acompañadas de un pelo castaño largo, tendría aproximadamente 19 años. Me apenaba pensar que estaba en esa situación, pero me alegraba saber que había sido yo quién la encontró y que el que la drogó no pudo llevar a cabo su asqueroso plan. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un motor deteniéndose, seguido de un portazo y luego la caminata amenazadora de una chica hacia mí.
—¿Qué le has echo a Florence? — Dijo en un tono rudo.
Ese es su nombre, pensé.
Le expliqué lo sucedido calmándola, no me extrañaría si sacaba algún arma o algo con que golpearme de su cartera, luego de escuchar me pidió si podía dejarla en el auto, obviamente lo hice y echándole una última mirada cerré la puerta.
—Gracias por cuidarla...y por no aprovecharte. —Dijo ella.
—De nada. —Respondí con una sonrisa.
—¿Quieres que te lleve devuelta al club? es lo mínimo que podría hacer.
—Claro.
Dicho esto ambos subimos al auto y en el corto trayecto me enteré de que su nombre era Sophie, que ella y Florence, o "Flo" son mejores amigas desde siempre, que son hijas de la vida nocturna, están llenas de adicciones y no planean un futuro.
Que mal para dos muchachas tan bellas.  
No me di cuenta de cuando llegamos, agradeciendo bajé del auto  y me despedí de Sophie. Viendo como se alejaba el auto ingrese al club para encontrarme con un Thomas molesto.
—Y a ti, ¿qué te pasó?
—La chica con la que estaba me dejó botado.
—Uuh, que mal, bro. - dije haciendo una mueca.
—Lo sé. Y tú, ¿dónde estabas?
—Salí a fumar un cigarro.
Un cigarro que me llevó la persona más bella que he visto en mi vida.

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Es mi primera novela, así de todo corazón espero que les guste, porque va con mucha dedcación :) besitos.

En la multimedia una foto de Florence.

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